Capítulo 5.

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El sol brillante del lunes siguiente demostraba que el clima de ese día sería ideal para salir y pasear por la ciudad, aunque algunas personas no planeaban lo mismo.

Al abrir un poco los ojos el español, debido al sol que se colaba por el gran ventanal de la habitación de hotel, tuvo la incomodidad de los rayos de luz darle directo, por lo que con los ojos nuevamente cerrados se dió vuelta dándole la espalda y acomodándose bien bajo las sábanas.

Al rato de unos cuantos minutos, en lo que se quedaba algo dormido y volvía a despertar, notó como su cuerpo era prisionero de un brazo algo formado sobre su cintura, el cual no ejercía ningún tipo de fuerza, pues solo lo sostenía en posesión.

Carlos supuso que luego de la fiesta se fue con su compañero de equipo para una nueva aventura.

Pero se equivocaba.

Al abrir un poco los ojos se encontró con un Lando adormilado que mantenía una serenidad en su rostro mientras sus respiraciones profundas y pacíficas le transmitían algo de felicidad al mayor.

El español comenzó a detallar el rostro del británico, incluso subió su mano para poder delinear sus rasgos faciales con delicadeza.

Había olvidado lo lindo que era despertar junto a su novio. No importaba nada ni nadie, ese era un sentimiento y sensación que nadie había logrado en Carlos, solo su amado.

Una dulce sonrisa se dibujó en los labios del mayor cuando llegó a los belfos del menor, quien por reacción al tacto no pudo evitar echar una queja por lo molesto del cariño, aún estando adormilado.

Sainz lo tomó de la cintura acercándolo a su pecho para más posesión, extrañaba de verdad ese calor corporal que su novio siempre tenía, lo hacía sentir en casa y a salvo.

Al pasar un par de horas, donde ambos siguieron durmiendo sin interrupciones ni muchos movimientos de acomodo, la llamada entrante en el celular de uno de los pilotos fue lo que los despertó repentinamente.

Norris estiró su mano hacia la mesa de noche a su lado y tomó su celular, aceptó la llamada mientras se acomodaba mejor en los brazos de su novio, quien lo miraba algo dormido.

¿Qué pasó Zak? ― al estar recién despierto la voz ronca fue inevitable.

Buenos días a ti también. ― el piloto rodó los ojos ante el sarcasmo de su jefe ― ¿Oscar está contigo?

― No. ― miró por un momento a Carlos porque temía que si escuchaba su nombre lo mataría ― ¿Por qué? ¿Le pasó algo?

Es que no lo encontramos por ningún lado.

El rostro de Lando, el cual seguía adormilado, cambió por completo por uno de preocupación absoluta.

Pero..... ― miró de nuevo a Carlos y de inmediato se paró poniendo en alta voz la llamada para poder buscar ropa que ponerse ― ¿Buscaron en todo el hotel?

Si, Lando, no está.

¿No sabes con quien volvió anoche?

Se colocó un pantalón y unas zapatillas, luego una remera holgada blanca básica, todo esto bajo la atenta y confundida mirada de su novio.

― ¿Qué pasó? ― le preguntó en un susurro.

― Ya te explico. ― le respondió de la misma manera.

― Dios mío, este niño me va a dar un infarto. ― la desesperación se notaba en el tono de voz.

Te llamo después Zak, voy a llamarlo, tal vez me atiende.

Infidelidad  ⎯   Charlos/LandoscarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora