Capítulo 6.

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En cuanto llegó Oscar al hotel, Zak fue el primero en abandonar la mesa donde desayunaba con lentitud para ir a recibir al australiano. La verdad es que el estadounidense había perdido hasta el apetito por lo sucedido.

Antes de llegar, Oscar había estado planeando todo lo que diría como excusa de su repentina desaparición. Pero más aún planeaba cómo haría para cumplir el plan que había ideado junto al francés.

― Niño idiota, pensé que te habían raptado y cuando te volviéramos a ver estarías muerto. ― sentenció acercándose con los brazos abiertos, y una vez cerca lo abrazó con fuerza.

― ¿No crees que fue algo dramático? ― correspondió el abrazo con confusión y una sonrisa leve.

― Nunca voy a ser lo suficientemente dramático. ― confesó alejándose del menor ― Ve a desayunar con Lando, a él lo noté muy inquieto también.

― Ya desayuné en realidad, voy a ir con Pierre y Kika a dar unas vueltas. Nos vemos más tarde.

― Está bien. ― su gesto de extrañeza lo hizo entender que no comprendía porqué se negaba a pasar tiempo con su compañero ― De todas formas hablaremos luego de lo que pasó.

― Claro, de todas formas no tardaremos mucho.

Sin más, y con más tranquilidad, Zak volvió a la mesa para continuar desayunando junto al equipo.

Oscar, por su parte, se quedó parado viendo su celular esperando a Pierre quien había ido a buscar a su novia. En realidad la necesitaban para pedirle consejos acerca de la situación.

En la espera del francés y su pareja puedo ver como Lando se divertía con Carlos, ambos interactuaban animadamente y compartían sonrisas genuinas.

Había algo que aún Oscar no entendía.

¿Por qué su corazón se encogía cada vez que los veía juntos? Además se supone que solo debían ser compañeros y el australiano no tenía que considerar pasar el limite que le correspondía.

Pero le era casi inevitable poder tolerar la idea de que Lando tuviera que tragarse todas las mentiras que le dice el español.

Aunque sin mucho más tiempo que esperar, y antes de que pudiera acercarse a la tierna pareja, apareció el francés junto a la jóven.

― ¿Estás listo? ― preguntó luego de que se saludaran.

― Claro, más que nunca.
 
 
 

   El británico observó a lo lejos la figura bien definida de su compañero, quien se veía atento a su entorno y buscando a alguien

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El británico observó a lo lejos la figura bien definida de su compañero, quien se veía atento a su entorno y buscando a alguien. Creyó que tal vez lo buscaba para decirle en persona que ya estaba en el hotel y tal vez disculparse por ser algo grosero en llamada.

Sus ojos siguieron cada uno de sus movimientos con la emoción de tal vez recibir algo de atención australiana, pero en cuanto notó que no iba a ser así decidió que cortar la conversación que estaba teniendo con su novio y buscar la atención de su amigo sería bueno.

Cuando estuvo a punto de pararse la mano de Carlos viajo de su muslo hacia la mano de su pareja deteniendo su acción.

― ¿Qué crees que haces?

En realidad el español había notado la penetrante mirada que estaba teniendo su novio hacia Oscar, logrando que su piel hirviera de celos pues casi toda la mañana se la pasó hablando del novato como si fuera un juguete super interesante e innovador que robaba toda la atención.

― Es que llegó Oscar y quisiera saber si se encuentra bien. ― respondió mirándolo con una sonrisa.

― ¿Qué no ves que está bien? Mejor terminemos de desayunar y vamos a dar un paseo. ― la forma en que su respuesta había captado la atención por el tono de voz algo fuerte que había empleado tornó la situación algo incomoda.

― Pero no me hables de esa forma. ― le reprochó el menor volviendo a tomar asiento con resignación.

― Es que hasta parece que te gusta.

― ¿De qué hablas?

― Todo el tiempo es: "Oscar esto" "Oscar aquello". ― hizo una voz más chillona al final en forma de burla.

― Es que.....

Y sin poder terminar de defenderse el mayor ya se estaba parando de su lugar.

― Mejor déjalo así, me voy a mi habitación a descansar.

Se limpió la boca y se retiró sin más. Lando se sentó nuevamente con frustración mientras miraba su desayuno acompañado de un puchero.

― No te preocupes, pronto se le pasa. ― intentó animarlo Max ― Si quieres yo te puedo acompañar a una salida.

― Gracias Max, pero creo que prefiero estar solo.

― ¿Y si sales con Oscar?

― ¿Y haces enojar más a Carlos? Mejor no.

Suspiró y se paró también retirándose de la mesa, dejando en el olvido el hecho de que su compañero estaba a escasos metros de allí.

Pero aunque él se negó a salir, su amigo creyó que lo mejor sería acercarse a Pierre para preguntarle si podía acompañarlos, después de todo sabía que su salida sería para hablar sobre su plan de enamorar a Lando y darle un novio digno.

Infidelidad  ⎯   Charlos/LandoscarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora