Capítulo 7.

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La vista de Carlos estaba puesta en Charles. Después de haber pasado una semana en abstinencia por cosas que no sabía que había hecho, el español no podía evitar ver como el monegasco se paseaba de un lugar a otro prácticamente de la mano del neerlandés.

De todas formas pudo acercarse más a su novio de una forma más íntima como hacía tiempo no lo habían hecho. Y es que Lando podía sentir como la vista de su novio ahora parecía estar enterrada en él todo el tiempo, con el deseo de poder abastecer sus necesidades en un tiempo a solas a cualquier hora del día.

Las fornidas manos de Carlos seguían posandose en la cintura del menor, hasta que vió como Charles se libraba de la "asfixia" del más grande por unos meses.

No pudo evitar seguir el deseo de soltar a su pareja y acercarse al menor para ahora ser él quien ocupe su tiempo libre cuando se le antoje, aunque eso es muy desconsiderado de su parte.

― Amor. ― llamó la atención de Lando lograndolo con éxito ― Voy a ir a ver a Charles, ya regreso.

― Está bien. ― le regaló una sonrisa sin sospecha alguna de las verdaderas intenciones del español.

Sin más abandonó el lugar sin notar que había una mirada clavada en él que lo estaba analizando pero a la vez dando lugar a un movimiento importante en este fin de semana.

La verdad es que desde que arribaron en Italia las cosas había cambiado un poco, más que nada por el lado del australiano quien casi no le había dirigido si quiera una mirada al británico.

En un comienzo Lando pensó que le daba igual esa indiferencia, tal vez le pasa algo personal y lo respetaba, pero conforme pasaban los fines de semana donde no recibía nada de atención le irritaba con fervor.

Ahora su mirada, cada vez que caía sobre el menor, estaba llena de rabia y desesperación que no tuviera ningún tipo de contacto con su compañero.

Pero en cuanto se fue el español no pasó mucho tiempo de que el francés con el que mantenía una conversación también se retirara dejándolo solo.

Sentado en un sillón de la sala donde podia ver fuera del lugar centraba su concentración y paz mental por el momento, por lo menos hasta que la presencia de alguien más a su lado lo hizo desviar todo eso.

― ¿Qué necesitas? ― su voz salió irritada mostrando señales de no disfrutar de la actual presencia.

― Hablar contigo. ― Oscar le regaló una dulce sonrisa en forma de disculpa a sus acciones anteriores.

― ¿Ahora si quieres? ― lo miró ahora ya que había desviado su vista por unos minutos.

― Entiendo que estés enojado conmigo por ignorarte, pero puedo recompensarlo.

― ¿Cómo piensas hacer eso?

― Tengo planes para eso. ― buscó una sonrisa difícil de parte de su compañero pero la consiguió no mucho después.

Lando iba a reconocer que Oscar realmente tenía una sonrisa que le causaba una atracción particular. Pero que no se quejaba y que incluso le provocaba formar el mismo gesto.

― Eres un idiota. ― el británico sonrió con rendición mientras bajaba su vista.

― Tú me pones idiota. ― dijo más para si mismo bajando la vista de la misma forma.

Norris escuchó lo que dijo, no con mucha claridad, pero realmente al levantar de nuevo su mirada quiso chocar con la contraria y que le regalara de esos choques eléctricos que le provocaba cuando a veces solo lo miraba de lejos. Él estaba convencido que sólo le gustaba su compañía y posiblemente la atención que le daba cuando su novio se veía muy ocupado en su equipo. Pero no le gustaba Oscar.

Infidelidad  ⎯   Charlos/LandoscarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora