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=Narra Nick=

Después que salgo de la casa de Keila y pongo mi auto en marcha, conduzco a toda velocidad, lleno de impotencia.

Sin darme cuenta, casi provoco un accidente automovilístico por estar distraído, y con ambas manos en el volante, reduzco la velocidad.

Ando sin rumbo como por hora y media hasta que, sin darme cuenta, me alejo del pueblo. Pues mejor así. Puedo entonces acomodar mis pensamientos sin nadie estorbando. Busco una solución, y en estos momentos lo que necesito es esto.

Piso el freno, salgo del vehículo y comienzo a caminar sin mucha conciencia por la entrara al camino que lleva a las fábricas y edificios abandonados. Si, no es el lugar más lindo, hay un bosque con el arroyo del pueblo en la parte norte de la ciudad; pero queda lejos, y a esta hora deben de haber personas.

Número uno, no me quiero mover más o voy a causar un accidente de verdad; y número dos, no necesito personas estorbando.

Camino lento, mientras reorganizo las cosas en mi mente, y así, por un rato, hasta que sin darme cuenta, y al caer en la realidad, estoy en la estructura más dañada del lugar; es la Fábrica de Fertilizantes. Aquí hubo una explosión, y eso provocó que varios hombres se quedaran atrapados adentro, y consecutivamente murieran por causa del derrumbe y los escombros.

A penas estoy unos pasos de lo que era la entrada, un olor putrefacto, mezclado con hedor golpea mis fosas nasales; no, no las golpean, las inundan.

Hago una mueca de asco, mostrando la reacción de rechazo de mi cuerpo entero.

Pero justo cuando quise retroceder, mis ojos captan sangre, seca, esparcida por el suelo de manera escalofriante. Mi ceño se frunce. Cualquiera pudiera decir que fue del accidente de hace años atrás, pero obviamente no, porque esa sangre, es fresca. Y lo sé porque mi madre es médico y porque no soy un ángel tampoco, he visto cosas.

La curiosidad e intriga me ciegan, invadiendo mi cuerpo, y provocando que avance, salvo por el mal olor, al interior del edificio. Pero, con cuidado, ya que su infraestructura está en pésimas condiciones a simple vista.

No llego a dar ni diez pasos, cuando el hedor es mucho peor, y mi estómago se revuelve al ver aquello; un saco de nailon negro —perfecto para cuerpos muertos—, cubierto de sangre igual de asqueroso y cutre. Pero eso no es lo peor, me detengo en seco al ver restos de un cuerpo; una mano, cabeza, y ojos abiertos sin vida de manera grotesca.

Aquello llega a un tope, y mi estómago me avisa que lo poco que me comí hoy, va a volver para afuera; y salgo corriendo rápidamente de allí, hasta que comienzo a vomitar; la forma deshumana con la que acabaron con su vida, ha dejado una atroz escena —la cual presencié por ser curioso—. Y después limpiar el resto de mi propio vómito en mis labios, de procesar lo que acabo de ver, corro como alma que se lleva el diablo hacia el auto para buscar mi teléfono celular y llamar al 911.

Después de cinco timbres —los cuales me parecen eternos y aumenta mi impotencia—, contestan en la otra línea.

— Nueve once ¿cuál es su emergencia?

— Necesito que manden una patrulla a la Fábrica de Fertilizantes en la parte noreste del pueblo hay un cadáver —suelto sin hacer pausas, me doy cuenta de que mi frente suda, que mis nervios atacan sin piedad y por ello mis manos tiemblan.

— Por favor —escucho a la chica pedir—, trate de respirar un poco. ¿Puede volver a repetirlo? —pregunta con la voz algo alterada por mi reacción.

— Manden, a una patrulla —trago en seco sintiendo mi estómago revolverse ante el recuerdo—, a la parte noreste del pueblo en la Fábrica de Fertilizantes, hay un cadáver.

MI MUNDO NO ES LO QUE PARECE © [✔️]_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora