Samantha

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Vampire (Olivia Rodrigo)
"Debi de darme cuenta
que era raro, que solo sales de noche.
Pensaba que era inteligente,
Pero tú me hiciste ver tan ingenua..."

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2:57 PM

Golpee su pecho desesperada y aquel se quedó quieto, ni siquiera habló, probablemente se dio cuenta de que ya lo sabía.

Maldita sea, eso lastimaba mi ego de una manera estúpida.

—¿¡No soy suficiente para ti!? ¿¡Ella tiene un mejor cuerpo que yo!? ¡Hasta me parece increíble que hayas conseguido a alguien más para molestar, idiota. Porque ya era hora de que me dejaras en paz!

Hice una pausa para tragar saliva y aquel me agarró por las muñecas para que dejara de tratar de hacerle daño, quería que le doliera, que le doliera cómo a mí. Mi pecho ardía y mi autocontrol se estaba yendo a la mierda, de un momento a otro podía echarme a llorar en sus brazos, pero jamás dejaría que me viera tan destrozada.

Aquel soltó mis muñecas cuando vio que respiré agitada esperando a que me soltara para golpearlo otra vez. Trató de robarme un beso golpee su rostro con una cachetada.

—Ni creas que vas a volver a tocarme, que asco. Murmuré, aquel giró los ojos.

—Déjame explicarte. Rogó mientras trataba de agarrar mis manos, las moví de lugar y retrocedí.

—Que me expliques no va a cambiar nada lo que va a pasar, dime lo que quieras me da igual.

—Fui al bar, una mujer me ofreció sus servicios, me negué, me emborrache y cedí.

—¡Qué puta casualidad que te vas a otro puto lugar lejos de mi y te emborrachas!

—No fue así. Susurró.

—Te la cogiste porque no tenías nada más productivo que hacer, ya entendí, ahora me voy. No hay necesidad de que me lo expliques con detalle que yo ya me sé todo lo que haces en la cama. Que tampoco deja con muchas ganas de más.

—Samy... Por Dios, puedes hablar con ella y decirle lo mal que me sentí antes y después.

—¡Qué te sientas mal no me sirve de nada! ¡No te pusieron una pistola en la cabeza para que te acostaras con ella!

—Por favor...

Tenía miedo de lo relajado que estaba, no estaba gritando, probablemente sabía que lo había arruinado, había desarrollado una maldita dependencia a él, a sus labios, a su compañía en su mayoría silenciosa, su sexo. Todo lo que era de él.

—Te amo, pero no puedo seguir escuchando esta mierda. Dije, me di la media vuelta y caminé hacia la puerta de salida.

Mi cuerpo pedía a gritos que me quedara a escucharlo, porque me encantaban sus mentiras.

Amaba escucharlo decirme "Te amo" aunque no fuera cierto, aunque se estuviera divirtiendo por otro lado, lo amaba pero me valoraba, yo iba primero.

Me sentía ingenua, estúpidamente y usada. Cómo un juguete sexual.

Salí del departamento y caminé aceleradamente hasta que llegué al elevador.

Trague saliva al sentirme asfixiada, asfixiada por sus manos, por el deseo de que todo fuera una broma, por el deseo de que nada de esto fuera cierto, quería que me lo dijera, que me lo gritara a la cara hasta que me hiciera llorar, lo necesitaba.

Pero yo no era tan vulnerable.

Forcé una sonrisa interna y cuando el elevador bajó al estacionamiento busqué mi carro con la mirada, revisé mi bolsillo y al ver que las llaves no estaban solté un sollozo.

Solo una vez || Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora