Felix

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3:03 AM

—Déjela pasar ahora mismo porque se me va a olvidar quién eres.

La rubia forcejeó con el hombre para atravesarlo y aquel la agarró por el antebrazo, aquella me volteó a ver pidiendo a gritos que la ayudara.

—Suéltala, Will. Ordené.

—No me des órdenes que puedo hacer que tu puta empresa se vaya a la quiebra.

—Yo puedo hacer que su vida se convierta en un infierno si no me suelta y me deja pasar, así que hágame caso. Dijo aquella voz que no pensé que se fuera a meter en la conversación.

—¿Quién te crees que eres tú, niñita?

—Mi padre es dueño de media ciudad, no creo que quiera saber mucho más. Alcé las cejas, yo no lo sabía, tampoco creía mucho en su palabra, jamás conocí a su padre.

Aparte estaba drogada, pero asentí dándole la razón.

Después recordé lo que me dijo la primera vez que fui a su casa y todo encajó perfectamente, tendría que pedirle que me explicara mañana.

«No puedo decírtelo, pero no es nada ilegal.»

Claro.

El hombre frente a mí se movió murmurando cosas entre dientes, aquella giró los ojos irritada y se acercó a la puerta—idiota. Susurró, aguante una risita por la nariz cuando lo vi fruncir el ceño ofendido, aquella entró y antes de cerrar la puerta me dirigió una mirada insegura.

Asentí y cerró con seguro.

—No tienes derecho a intervenir en mi vida si sabes que tu hija ni siquiera me quiere, ni yo a ella.

—Vas a estar con ella cueste lo que cueste, me importa una mierda si eso se lleva tu felicidad de encuentro, me da igual, Félix. Consíguete un sicólogo.

—No tengo porque pagar por esto, Carol ya tiene a alguien más, ¿Por qué yo no lo haría?

—Porque te pague para que te casaras con ella, no quiero que seas una perdida de dinero.

—¡Te puedo dar más de lo que me diste para que me deje en paz! ¡Solo no me molestes! ¡La voy a dejar libre, no la voy a molestar, ella no me interesa, me importa una mierda a donde viaja o que hace cuando no está conmigo, Caroline me da igual! No la amo, no siento absolutamente nada por ella.

—¡Bien! Pero a cambio tendrás que alejarte de la puta que está en tu casa, córrela, quiero ver cómo lo haces y te dejaré.

—¡No es una puta como su hija! Aquel soltó una cachetada contra mi rostro y le di un empujón.

Todo en esta vida pasa muy rápido.

Golpee su rostro y aquel lo regresó rápidamente.

Sabía que me metería en problemas con Caroline, me odiaría por golpear a su padre pero Samantha no tenía la culpa de lo nuestro, no merecía ser llamada por ese apodo de mierda, no merecía nada de esto y supongo que golpear a un hombre de tercera edad tampoco era muy bueno, pero el empezó.

Alcé la vista cuando escuché la puerta abrirse y aquella estaba parada frente a ambos, el hombre estaba en el suelo con la nariz sangrante, aquella observó detalladamente la situación, sus rubios cabellos estaban desordenados y regados por sus hombros, tenía los labios entre abiertos y una de su mano en el pomo de la puerta, me vio por unos segundos, después vio fijamente a Will.

—Llama a una ambulancia. Balbuceó, se agachó y se acercó al hombre.

En un movimiento torpe saqué mi celular de mi bolsillo y por alguna extraña razón no había nadie a nuestro al rededor, aunque hubieran otros tres departamentos no había nadie fuera de ellos grabándome y mi reputación no se iría a la mierda más de lo que ya se había ido.

Solo una vez || Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora