Samantha

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10:14 AM

Suspiré, limpié las lágrimas que caían por mis mejillas y Gissel entró al baño, alzó las cejas al ver mis ojos rojos y se acercó.

—¿Qué tienes cariño? Preguntó con su voz suave.

—Nada, solo... —Estaba apunto de decirle tantas cosas, pero no pude. Me tragué el nudo en mi garganta y relamí mis labios—Solo estoy algo estresada.

—Bien, toma un poco de agua. Por cierto, ¿De quién eran las flores tan lindas que tenías? Preguntó, sonreí.

—Un chico que conocí.

—¡Uyy! ¿Vas en serio? Indagó, asentí y me apoyé en el lavamanos, aquella sonrió plenamente, revisó la notificación que le llegó al celular, escribió algo y alzó las cejas, me observó—Ups, me tengo que ir. Me cuentas después.

—Bien, hablamos después. Dije, caminé hacia afuera de el baño y me guié a mi misma a la oficina.

Caminé ignorando por completo la mirada de Félix sobre mi, lo vi de reojo abrir los labios para decir algo pero entré a mi pequeña cueva, dejé la puerta ligeramente abierta y escuché como se abría desde el lugar de Félix.

—¿Y bien? ¿Qué te dijo? Preguntó en voz baja, apenas pude escucharlo, me pegué a la puerta por su tono misterioso y frustrado.

—Dijo que eran de un chico que conoció, Señor.

—Bien. Habló con más amargura de lo normal y escuché como aquella salía.

No sabía si sentirme bien porqué se había puesto celoso, o sentirme molesta porque me mandó investigar.

Rodeé mi escritorio y me senté en mi asiento cómodo.

Por un momento pensé en ir a la sala de recreación en el piso de arriba para tomar un poco de aire y leer un poco los documentos que Félix me pidió, pero algo me dijo que debería de quedarme ahí.

Acerqué las flores hacia mi y revisé la pequeña carta sobre estas.

La leí y una sonrisa se dibujó en mis labios.

—Perdón, tengo un mal carácter. Habló con paciencia.

—Estás molesto conmigo desde ayer, Félix... Porque salí con un amigo, no somos nada, ni siquiera soy nada contigo.

—Lo sé, solo... Estoy algo estresado por las cifras, Sam. No puedo relajarme últimamente y verte con alguien más es...

—¿Por qué? ¿Por qué eres tan egoísta que solo me quieres para ti? ¿Y yo que hago si se que todos los días te vas con Carol? No me causaba nada verlo irse con ella, después de todo yo solo era una chica con la que el se acostaba.

—Creo que me voy con ella porque viene por mi y no me deja irme solo, Samantha. Me espetó irritado.

—Solo déjame en paz, quiero trabajar.

—¿Vas a salir otra vez con él? —¡No es tu problema! Exclamé, abrió los ojos de par en par, callándome sin decir nada.

—Si es mi problema, soy tu jefe y con el cual coges cada dos días. No sé porque me odias tanto.

—¿Por qué? —Reí sarcástica—Porque de un momento a otro empezaste a celarme y a volverte insoportable.

—Por algo será.

—¡No seas inmaduro! ¡Cela a la idiota de tu mujer, no soy tu responsabilidad!

—¡Deja de meterla en esto! Azotó la puerta detrás de él y me sobre salté.

Solo una vez || Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora