El lejano oeste...

1.5K 24 1
                                    

Narrador omnisciente

En un lugar perdido del lejano oeste de Estados Unidos se encontraba una vaquera, Chiara Oliver, estaba siendo buscada por más de cien mil euros. 

Desde los 16 años, Chiara había robado todo tipo de establecimientos incluso bancos, era más rápida que la policía de aquel momento así que vivía relajada, en una mansión en cualquier lugar de esa zona. 

Hacía meses que nadie escuchaba de ella, es más, nadie sabía como era físicamente, solo sabían que era mujer, tenía una cicatriz de una bala en el pecho y todavía no la habían capturado. 

Chiara vivía bajo la comodidad de ser un ente anónimo, no tenía vecinos y para el chico del bar era Kiki, no sabía nada más de ella. 

Ese día no iba a ser diferente, se puso sus botas y bajó al bar, no quería empezar a beber tan pronto así que se pidió un cortado

- Martin - dijo llamándolo - cuánto es? 

- Es un dólar - dijo mirándola - esta noche hay un espectáculo, vienen unas chicas a bailar... te podría interesar - dijo Martin 

- No tengo tiempo para eso - dijo tomándose el café de un sorbo y dejando el dinero sobre la mesa - pero a lo mejor me paso - dijo saliendo

//

Si el día era tranquilo en ese pueblo, la noche lo era aún más, es por ello por lo que Chiara había elegido ese sitio para asentarse, pues ahí nadie la descubriría. 

Los días eran monótonos, bajaba al bar, se tomaba un cortado, intercambiaba dos palabras con Martin y volvía a su casa, donde solía tocar el piano o leer. 

Aunque tuviera grandes cifras en un lugar escondido, no usaba el dinero, robaba a grandes franquicias como respuesta al maltrato que sufrían los trabajadores, no iba a por los pequeños autónomos, eso sería no tener corazón, tampoco disparaba a civiles, aunque ella si fue disparada. 

En una de sus operaciones se despistó, calculó mal y acabó siendo acorralada por un policía, la suerte corrió de su lado, era su primer día y estaba nervioso, a quién se le ocurría no seguir las directrices de su superior el primer día, encima en una operación como esta. 

Estuvo negociando con el joven, pero el se rehusaba a aceptar, le ofreció grandes cantidades de dinero, incluso llegó a amenazarlo, pero nada servía, cuando vio que el chico no era capaz de disparar, pues le temblaba demasiado el pulso, decidió irse tranquilamente, para su mala suerte apretó el gatillo, por protocolo siempre se apuntaba a la pierna, pero le apuntó al pecho, cerca del corazón. 

Se le resbaló el arma y pudo escapar en un caballo, al puro estilo vaquero, a kilómetros de distancia y sin ver a la policía paró en una gasolinera, donde pudo limpiarse la herida, siempre llevaba consigo un pequeño kit, así que pudo curarse la herida, pero sin sacar la bala, desde ese susto no volvió a atacar y decidió que con mil millones de dólares en su cuenta era suficiente, había atracado más de 17 bancos diferentes por todo el país, quería que su caso fuera olvidado y en algún momento formar una familia con una mujer que la quisiera. 

Saliendo de sus pensamientos se dio cuenta de que llevaba una hora mirando a la luna, iba a bajar, no porque Martin fuera su amigo, aunque el chico lo intentase, quería bajar para despejarse, las noches las pasaba sola, a veces con la compañía de alguna señorita, pero nunca llegaban a nada, pues cuando estas intentaban quitarle la parte de arriba, Chiara las paraba y se iba a dormir al sofá, dejándolas confusas. 

Sabía que no era la chica más guapa del universo, pero chica que le gustaba, chica que terminaba por acostarse con ella, no importaba que fueran heteros, bisexuales o lesbianas, no era un impedimento, las primeras eran el grupo más problemático, pues no aceptaban su condición y en el momento en el que Chiara las rechazaba se volvían locas. 

KIVI -one shotsWhere stories live. Discover now