8. La Noticia

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Pasaron varios días desde el incidente de la fiesta de Valeria. Afortunadamente todas las víctimas se pudieron recuperar y no pasó a mayores, pero aún siguen sin descubrir quién fue el que los apuñaló.

En la escuela se rumoraba mucho de este suceso, aunque por algún que otro pasillo también llegué a escuchar comentarios en voz baja sobre el espectáculo protagonizado por Damián y por mí.

La verdad, no he hablado mucho con Damián última mente, aunque no creo que esté enojado. Supongo que sólo tiene demasiados trabajos, así que prefiero no molestarlo.

Por la tarde habíamos quedado en salir Raúl, Daria y yo. Iríamos a un restaurante de comida asiática que habían inaugurado hacía no mucho tiempo.

Yo ya estaba esperando a Raúl afuera de mi casa.

Una vez llegó, nos dirigimos a la casa de Daria. Ella también nos estaba esperando afuera de su casa una vez llegamos.

—¡Hola niños! —saludó con entusiasmo. Es la primera vez que tenemos una salida planeada.

—¡Hola! —respondimos Raúl y yo al unísono.

Fuimos platicando durante el recorrido hasta el restaurante. Una vez llegamos, nos sentamos en una mesa y pedimos nuestra comida. Yo pedí un ramen, Daria un platillo medio extraño que no se me antojaba, y Raúl pidió sushi.

—Chicos —dijo Daria luego de tragar un trozo de lo que parecía ser pulpo— tengo que contarles una cosa.

Raúl y yo nos quedamos mirando un segundo, Daria parecía estar algo seria al momento de decirlo.

—Yo...

Justo cuando estaba por decir algo, alguien me tapó los ojos. Un delicioso y delicado aroma a lavanda inundaba el ambiente.

—¡Dami! —exclamé. Seguido de eso, las manos me destaparon los ojos y recibí un abrazo.

—¡Hola Dan! ¿Cómo estás? —preguntó.

—Ejem, ejem... —Daria interrumpio— Oye Dami, ¿No tenías cosas que hacer hoy?

—Sí, pero justo pasé por aquí y los vi, así que vine a saludar —dijo sonriendo.

Raúl sólo se limitaba a engullir el sushi que tenía.

Damián tomó asiento junto a mi.

—¿Qué era lo que ibas a decir? —preguntó Raúl una vez terminó su comida. Nunca vi a nadie comer sushi tan rápido.

—Eh... —Daria se puso roja y notablemente nerviosa— Que... Que compré una muñeca de Draculaura por... Tengu. ¡Sí! ¡Eso era! —su nerviosismo se notaba aún más al final de su frase.

Raúl sólo se le quedó mirando raro para luego voltear a vernos.

—Ah, pues... Cada quién —dijo Raúl cruzándose de brazos—. Yo no confío mucho en esas tiendas, pero quién soy yo para juzgar.

Yo sólo me le quedé viendo a Daria, pero ella parecía no sentirse cómoda. Quizá lo que iba a decir era algo que no quería que Damián escuchase.

El resto de la salida fue una plática de varios temas entre todos, aunque Daria se notaba un poco molesta o incómoda a veces. La comida del lugar estaba buena. Quizá no era la mejor que había probado, pero sin dudas volvería a comer ahí.

Luego de eso nos dirigimos a un lugar de juegos.

—Ven, síganme —dijo Damián mientras caminaba hacia el fondo del establecimiento.

Las Flores de DanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora