sinceridad - Álvaro

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Conversación de WhatsApp*
Álvaro: Bea
¿estás en casa?
necesito verte
Bea: Claro amor ven
¿todo bien?
Álvaro: Ahora te cuento
Es sobre Paul

- ¿Pero entonces habéis discutido?-. Me preguntó Bea, que se encontraba sentada en la esquina de su cama observando como yo no paraba quieto por aquel cuarto.
- No como tal, simplemente le he obligado a que me dijera que era mi culpa.
- ¿Cómo? ¿Por qué has hecho eso Álvaro?.
- ¡Por qué me siento culpable Bea!-. Frené en mitad de la habitación-. Está así por mí, y me siento la peor persona del mundo.
- Alvaro, él mismo te ha dicho que no tenías la culpa, incluso te ha explicado el porqué.
- Ya lo sé Bea, pero he sido yo el que ha subido el video.
- Pero tu no tienes nada que ver con que lo haya visto tanta gente, los dos sabemos perfectamente que de normal no te pasan estas cosas.
- ¿Y por qué tenía que pasar con esto? Porque tenía que pasar con la persona a la que quiero, y de un día para otro jugarme todo lo que tenemos.
- Espera un momento-. Me interrumpió Bea-. ¿Acabas de decir que le quieres?.
No se ¿lo he dicho?-. Me estaba haciendo el loco.
- Claro que lo has dicho, y ha sonado super sincero.

Avancé hasta Bea y me senté a su lado, mirando al suelo.

- No se que hacer Bea, estoy desesperado.
- Díselo
- ¿El qué?
- Lo que me acabas de decir hace menos de un minuto.
- ¿Qué le quiero?-. Le miré y esta me indico que sí con la cabeza-. No puedo Bea, es que ni siquiera somos novios.
- Más fácil me lo pones, pideselo.
- Bea yo no sé hacer esas cosas, me pongo super nervioso, cuando le dije que me gustaba lo pasé fatal.
- Pues hazle una carta, a Paul seguro que le encantan esas tonterías, yo te ayudo.
- ¿De verdad harías eso por mí?
- Claro idiota, lo que sea, y más por verte así de enamorado-. Los dos nos reímos-. Ven vamos a escribirla.

Estuvimos escribiendo la carta entre los dos, admito que nunca me había sentido así, parecía un adolescente enamorado a punto de declarase a la chica más guapa de la clase. Pero, a la vez, también estaba asustado. Tenía miedo de perderlo todo, nunca me había sentido así con nadie y que todo se estropease por mi culpa me dolería el resto de mi vida.

- Que bonita Alvi-. reaccionó Bea cuando terminé de leerla.
- ¿Crees que le va a gustar?
- Más le vale porque es preciosa en serio, y tú vales muchísimo-. Se acercó a mí y me abrazó-. Va a salir todo genial vale, ya me contaras.
- Vale-. Me separé.
- Mucha suerte mi niño.
- Gracias-. Le sonreí como despedida y ya me fui.

Volviendo a casa pasé por él parque en el que ví a Paul por primera vez, en aquel campo de amapolas, estaba sentado en la hierba tocando la guitarra, me pareció algo precioso. Cómo en ese momento no pasaba nadie por ahí, me acerqué a la hierba y arranqué delicadamente una de estas para regalarsela junto a la carta.

Al llegar a casa, por suerte, Paul no estaba. Apoyé la carta y la flor en la mesa de la cocina y cogí el móvil para escribirle.



Conversación de WhatsApp*
Álvaro: Holaa
Ya estoy en casa
sin más para que sepas
Paul: Guay yo estoy llegando ya 🙂

Ahora si que estaba nervioso de verdad, peor que la primera vez que me declaré yo creo, por mi cabeza pasaban muchísimas respuestas por su parte y ninguna de ellas era buena. De repente escuché las llaves, Paul estaba entrando en casa, rápidamente me escondí la carta y la amapola en la espalda intentando ser un poco discreto y le esperé al lado del sofá, de pie.

- Buenas-. Dijo este al entrar.
- Hola-. Le respondí algo nervioso y ví que se acercaba un poco a mi-. De que quieres hablar exactamente-. Añadí.
Sinceramente no lo sé, pero aquí hay algo que solucionar porque normales no estamos, y no se tú pero yo no quiero estar así.
- Ni yo-. Comenté y me quedé en silencio-. De hecho necesito decirte algo.
- ¿Él qué?-. Me miró bastante extrañado.

Cogí aire profundamente y saqué los brazos para mostrarle por fin la carta y la flor.

- Se que lo mejor sería decirlo con palabras, pero en estos casos me pongo muy nervioso y no me salen las palabras-. Solté mirando al suelo-. Además que me parece un detalle mono.
- A mi me parece un detallazo Alvaro-. Dijo sonriendo y agarró las cosas.
- Se que una amapola no es lo más romántico y lo mejor sería una rosa, pero esque viniendo para aquí pasé por un parque las ví y decidí traerte una-. Esta vez sí le miré.
- Alvaro me encanta, de hecho las amapolas son mi flor favorita.
- Ala la mía también-. Sonreí.
- ¿Qué dice la carta?-. Me preguntó observando el sobre.
- Leela y lo sabrás.
- Que misterioso el niño-. Dijo mientras lo empezaba a abrir.
- Espera-. Le paré las manos-. Antes de que la abras me gustaría intentar decirte algo.
- Te escucho.
- Básicamente que me siento fatal por lo que he hecho y que daría lo que fuera porque ninguno de los dos nos tengamos que sentir así ahora mismo, que quiero que esto que estamos empezando siga adelante y sea eterno porque desde que estas en mi vida he descubierto algo en mí que no conocía-. Hice una pequeña pausa-. Paul desde el día en que te ví, a pesar de en ese momento estar con Javi, sentí una conexión contigo que no había sentido con nadie y supe que cambiaría algo en mi vida la primera vez que hablé contigo, te juro que me pasa contigo no me ha pasado nunca con nadie-. Me acerqué un poco más a él y agarré su mano libre-. Por eso odio que nos distanciemos, y más si sé que es mi culpa.

De repente, cuando terminé de hablar, Paul soltó mi mano para abrazarme, me pasó los brazos por los hombros y yo, momentáneamente, por la cintura para atraerlo a mí. “Lo mucho que necesitaba sus brazos”.

- Álvaro eso ha sido precioso-. Me dijo, sin soltarme-. Al final no va a hacer falta que me lea la carta eh-. Nos separamos y solté una pequeña sonrisa.
- No, de hecho la escribí pensando que no iba a poder hablarte, pero saber que Paul, contigo todo es más fácil, por eso no quiero perderte.
- ¿Y dice algo más la carta?-. La miró curioso, todavía cerrada.
- Sí, te hace una pregunta.
- ¿Hace falta que la abra o me lo dices tú mismo?-. Me volví a acercar a él, le quité lo que sujetaba para apoyarlo en la pequeña mesita del salón, y le agarré ambas manos.
- Cómo ya te he dicho antes, eres algo único en mi vida y no quiero perderte por nada del mundo-. Su expresión cambió un poco, se le veía algo asustado-. Por eso quería pedirte una cosa-. Hice otra pequeña pausa-. Paul Thin-. Le miré a los ojos y le acaricié un poco las manos para destensarle-. Quieres-. Tragué saliva, estaba verdaderamente nervioso-. ¿Quieres ser mi novio?-. Bajé la mirada.

Paul no dijo nada, simplemente me miraba con una pequeña sonrisa, la cual me parece monísima.

-;¿No vas a decir nada?

Soltó una mano para levantarme la barbilla e ir directamente a mis labios, yo reaccioné rápido y le agarré de la cintura para acercarle más a mí, él imitó mi gesto. Estaba siendo un beso lento, sincero, de esos que te demuestran que son para siempre. De repente me separé y Paul se extrañó.

- Aún no me has respondido a la pregunta.
- Idiota-. Dijo y se rió.
- Paul-. Lo miré un poco más serio, se quedó un poco en silencio, yo no entendía nada, hasta que por fin habló.
- Claro que quiero Álvaro
- ¿De verdad?-. Pregunté super emocionado.
- Sí, de verdad, tan real cómo lo que siento por tí.

Me lancé a sus brazos tan fuerte que casi le tiro, pero él consiguió agarrarse y equilibrarse. Me separé un poco y nos quedamos simplemente mirándonos, le brillaba la mirada, y era inevitable que se le formara de nuevo aquella sonrisa tan adorable que ponía de vez en cuando.

- Tu y yo no duramos enfadados ni un día eh-. Dijo él, yo no podía parar de sonreírle, tenía razón la verdad.
Mejor, así estamos bien.

Ahora ya era mi novio, y yo el suyo, oficialmente, confiaba en que todo iba a salir bien, que nuestra relación iba a seguir adelante y que aunque hubiera baches los superaremos juntos, porque ese es el sentido del amor verdadero entre dos personas, apoyarse en todo, hablar, y estar unidos a pesar de todo. Eso era lo que quería yo con Paul, que nada ni nadie nos separase, nunca.

La melodía de las amapolasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora