Epílogo - Paul

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Al año siguiente
Hoy hacía un año con Álvaro, le había traído a un parque, pero no a cualquier parque. Estábamos sentados en la hierba donde ví por primera vez a un chico que me llamó la atención con el que no paré de coincidir desde entonces.

- Álvaro.
- Dime.
- Tengo un regalo para tí-. Dije mientras cogía la guitarra-. ¿Te acuerdas de aquella melodía de la que te hablé cuando nos conocimos?
- Claro, que querías hacer una canción de amor pero no te salía la letra.
- Esa misma-. Después saqué la libreta-. Pues ya tengo letra, he conseguido escribir sobre amor.

Comencé a tocar la canción, por suerte no pasaba casi gente por esa zona, estábamos prácticamente solos, por eso aproveché el momento. Al principio no le miré mucho, ya que estaba nervioso, pero hubo un momento en el que nuestras miradas conectaron durante el resto de la canción, “tu y yo cantándole a las amapolas”, fue la primera frase que dije mirándole de verdad. Cuando terminé, pude notar como le brillaban los ojos a Álvaro.

- Paul es preciosa, enserio.
- Pues es nuestra historia.
- ¿Y cómo se llama nuestra historia?
- La melodía de las amapolas.

FIN.

La melodía de las amapolasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora