Hacía un rato que Álvaro se había ido, encima le había perdido de vista, incluso le busqué en el baño, pero no había ni rastro.
- ¿Habéis visto a Álvaro?-. Les pregunté-. Hace un rato que se ha ido y no aparece, encima no hay cobertura y no le llegan los mensajes.
- ¿Quieres que salgamos afuera?-. Me preguntó Bea-. Y así tomamos un poco el aire.
- Vale.
- Ahora volvemos, chicos-. Aviso a los demás.
Salimos a la calle, le intenté buscar un poco con la mirada pero seguía sin verle, por lo que directamente le llamé.
- Joder-. Me separé el móvil de la oreja-. Apagado o fuera de cobertura.
- Que raro, ¿y si se ha ido a casa sin avisar?.
- Me extraña que no me haya avisado, pero por como iba igual sí.
- ¿Quieres que nos vayamos?, le digo a Juanjo que si le ve por aquí que nos avise.
- Vale, la verdad es que aquí me estoy agobiando.
Bea le mandó un mensaje a Juanjo y nos fuimos a casa.
Lo peor fue cuando al llegar tampoco estaba Álvaro, yo estaba a punto de llorar, me dolían muchísimo el pecho y la cabeza.
- Dónde cojones está Álvaro-. Empecé a llorar, me estaba agobiando muchísimo, mi novio había desaparecido y yo me iba mañana al mediodía.
- Si esta noche no sabemos nada de él llamamos a la policía.
- No quiero irme sin saber nada de Álvaro, sin saber si está bien o no. ¿Y si le ha pasado algo grave Bea?.
- Esperemos que no.
Al final Bea se fue a su casa y seguíamos sin saber nada de Álvaro, intenté descansar un poco ya que mañana tenía que terminar de recoger mis cosas, pero era imposible no dejar de pensar en él. Estaba fatal, no entendía nada, ¿por qué había desaparecido?, y ¿por qué justo cuando me tengo que ir?. Me pasé toda la noche pensando, intentando descubrir dónde podía estar Álvaro y que podría estar haciendo. Al final, las lágrimas cesaron y yo me quedé dormido por el cansancio y el dolor de cabeza.
〰
Me desperté sobre las 10:30, tenía que estar en la estación antes de las 12:30, por lo que me levanté con intención de ir a ducharme. No sin antes mirar mi móvil, nada de Álvaro, cada vez me encontraba peor. Al final me duché y me arreglé, con la esperanza de que apareciera antes de irme. Ya había llegado la hora de irme, salí del piso y fui directo a la estación, donde me esperaban mis amigos, todos menos Álvaro. Me estaba despidiendo de Bea y dejándole las llaves de mi piso.
- ¿De verdad que no hay forma de contactar con él?-. Le dije a Bea con las lágrimas a punto de salir.
- Esta tarde vamos a ir a la policía, te iremos informando de todo.
- Por favor, yo solo espero que esté bien.
- Lo estará ya verás, y entre vosotros también.
Le di un último abrazo y justo apareció Martin.
- Pumuki-. Le dije al ver la cara de pena que tenía y me acerqué a darle una abrazo-. Te voy a echar de menos peque.
- Y yo a ti-. Me abrazó aún más fuerte-. Te voy a esperar siempre que lo sepas, y Álvaro también-. Eso último me derrumbó por completo.
- Adiós Martin-. Le susurré, dejándole después un beso en la mejilla y ya separándose-. Y gracias.
Me despedí rápidamente del resto justo cuando el tren llegó.
- Adiós Paauul-. Me dijo Kiki cuando ya me estaba subiendo.
En cuanto vi un sitio libre me monté, me puse los cascos y la música a tope para evitar escuchar mis pensamientos, pero era inútil, acabé llorando solo, en un tren con destino a Barcelona, dejando toda mi vida atrás y sin saber dónde estaba mi novio.
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La melodía de las amapolas
RomanceÁlvaro Mayo - Un chico bastante simple, el típico popular que todos conocen pero que apenas tiene amigos. Estudia derecho y su mayor hobbie es leer. En muy pocas ocasiones escucha música, por lo que no conoce casi nada de la industria musical y nunc...