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MADISON
TERMINE DE COLOCARME MI NUEVO VESTIDOsobre mi cuerpo logrando que se ciñese a mis curvas y con ese escote se me marcaban aún más mis pechos. La cena de selección que había preparado la selección Argentina provocó que Lisandro y yo hubiésemos tenido que venir antes de lo previsto a su tierra natal. Baje las escaleras de nuestra casa logrando que mis tacones resonaran al chocar contra el suelo antes de llegar junto al futbolista.
— Dios mío, estas re bueno mi amor ¿y si le diga a lio que nos quedamos acá? — Hablo con su voz ronca ya presente logrando que escalofríos recorrieran mi cuerpo entero.
— Gordo ya sabes que no podemos, espera hasta el final de la cena cuando volvamos te lo compenso. — Deje un casto beso sobre sus labios comenzando a caminar hacia la salida de la casa.
— ¿Qué fue eso? — Sus brazos rodearon mi cintura llevándome hacia él.
— Un beso. — Me encogí de hombros sonriendo divertida.
— Eso no fue un beso boluda, esto es un beso. — Sus labios atraparon los míos a la vez que sus manos se aferraban con fuerza a mi cintura antes de bajar lentamente hasta mi trasero.
— No te pases de listo gordo que tenemos que llegar a tiempo. — Avise agarrando su mano para entrelazar sus dedos con los míos antes de comenzar a caminar hacia su auto.
— Lo se mi amor, pero es que te veo y... — Soltó un suspiro de frustración mirándome de arriba abajo.
— Gordo relaja un poco esas hormonas antes de que te pille alguien. — Hable dejando un par de besos sobre su cuello.
— Mirá quien me lo dice.
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