"she's a maniac, maniac on the floor
and she's dancing like she's never danced before".
Julliet Park, una adolescente que ha tenido una vida bastante complicada, se ve envuelta en unos líos sobrenaturales cuando la otra mejor amiga de Nancy Wheeler...
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Eleven y Mike se unieron en un lindo abrazo, lleno de sentimientos y casi llorando de felicidad por poder volver a verse otra vez. Intercambiaron unas cuantas palabras, aún sin poder creerse que se estaban volviendo a ver.
—... ¿Por qué no me dijiste que estabas ahí, que estabas bien?—cuestionó Mike al enterarse de que Eleven lo estuvo escuchando hablarle todo ese tiempo.
—Porque yo no la dejaba.
Julliet abrió sus ojos en demasía, observando a Hopper de manera incrédula al oír eso. Y entonces ahí, todo comenzó a tener sentido en su cabeza, mientras que miraba como Hopper se acercaba a Eleven.
—¿Qué es esto? ¿Dónde estabas?—le preguntó el hombre a la menor.
—¿Dónde estabas tú?
Y ambos compartieron un abrazo, bajo dos miradas que se sentían totalmente enfadadas y traicionada. Julliet y Mike no podían creer lo que estaba pasando.
—Tú la escondiste... ¡La escondiste todo este tiempo!—exclamó el niño dándole un empujón a Hopper.
Julliet se encogió en su lugar, sintiendo un fuerte dolor en su pecho. No debería sentirse así, debía sentirse agradecida de que Eleven estaba viva, pero le dolía saber que Hopper no quería que ella fuera a su casa porque estaba cuidando de ella, y que toda la distancia que tomaron era porque estaba jugando a ser el padre de otra persona.
Se sentía una egoísta y estaba enojada consigo misma por eso mismo, pero no podía evitar sentirse de esa manera.
—Hey, ¿estás bien?—la voz preocupada de Steve la sacó de sus pensamientos. Julliet volteó a observarlo, esbozando una sonrisa fingida.
—Sí, lo estoy, tranquilo.
Ni siquiera se había dado cuenta en qué momento Hopper había ido a hablar con Mike en otro lugar. En ese instante, Eleven se encontraba abrazando a Lucas y a Dustin, los tres diciéndose que se habían extrañado.
Luego de eso, Eleven ignoró completamente a Max y se dirigió hacia Julliet, viéndola de una forma difícil de descifrar. De pronto, la niña extendió una de sus manos y la pasó por una de las mejillas de Julliet, quitando un rastro de lágrimas que no se había percatado de que había estado derramando.
—No llores—le pidió Eleven—Te ves más bonita sonriendo.
Julliet la miró sorprendida y dirigió una de sus manos hacia sus mejillas para borrar las lágrimas, luego le sonrió a la menor.
—Me alegra que hayas vuelto.
Eleven le dedicó una dulce sonrisa y se dirigió hacia Joyce, dándole un abrazo.
—¿Puedo verlo?—le preguntó la niña, refiriéndose a Will.
Ambas se dirigieron a la habitación en donde Will se encontraba. Julliet iba a ir hacia Nancy, pero una voz llamó su atención.
