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Nueva ciudad, nuevo comienzo, eso era lo que pensaba Jade todo el camino al pueblo de Derry. —Te prometo que te encantará —su hermano la sacó de sus pensamientos. La pelinegra solo le sonrió y volteo su mirada a la ventana, analizando cada parte del paisaje.

Pasó el rato y Jade cayó dormida, su cabeza quedó recargada en la ventana y al llegar su hermano la despertó para mostrarle la bella casa frente a ellos, una casa color azul claro, con puerta de madera y grandes ventanas, tenía un jardín hermoso. —Luke, ¿Crees que a mamá le hubiera gustado?— mencionó ella con un tono sutil.

—Le habría encantado y más el jardín trasero—

—¡¿ TENEMOS JARDÍN TRASERO?!—

—Sabía que te iba a emocionar, andando, ayúdame con las cajas—

Los hermanos bajaron algunas cajas del auto mientras esperaban al camión de la mudanza. Jade subió a lo que parecía ser su habitación, una habitación lo suficientemente grande para que ella estuviera cómoda, claramente iba a cambiar el tono blanco de las paredes por algo un poco más a su estilo tal vez algo rojo, gris o ¿negro? — Si es negro que sea solo una pared, no quiero que vivas en una cueva— mencionó su hermano desde la puerta.

—Oye es mi cuarto... Pero creo que tienes razón, aún no sé cómo decorarlo—

—Tienes tus pósters ¿no? Ponte creativa con como los acomodas—

Jade como había sugerido su hermano comenzó a pintar la pared, donde estaba la cabecera de la cama, de un color negro, en las demas paredes comenzó a colgar sus vinilos, pósters y colocó su guitarra junto a la mesa donde se encontraba ya su tocadiscos, no hay que ser adivinos para saber que a ella le gusta la música, su habitación estaba repleta de Gun's and Roses, AC/DC, Michael Jackson, Madonna, Queen e incluso Nirvana. Comenzó a acomodar sus cosas sobre su mesa de noche y sobre su escritorio, Jade sacó una foto de su mochila, era una foto familiar, estaba Luke, su madre Elizabeth y su padre Jack, todos sonreían mientras el sol iluminaba sus rostros, parecía una foto perfecta, una familia perfecta.

Jade salió de su habitación y se dirigió a la cocina encontrándose con su hermano junto a la estufa mientras intentaba prenderla —Así no es idiota, tienes que girar y luego prender.

—Oye, soy mayor que tú tienes que respetar a tus mayores.

—Ya, ya, oye saldré un rato.

—¿A dónde?— mencionó su hermano con un tono de autoridad

—A explorar—la chica se acercó y dejó un beso sobre su mejilla para después tomar su bolso y salir de la casa.

—¡Con cuidado Jade!

Jade tomó su bicicleta roja y comenzó a recorrer el gran y pequeño Derry, ese pueblo lleno de misterios, desapariciones y miles de leyendas. La pelinegra paró en una tienda a comprar bocadillos dejando su bicicleta amarrada en el tubo que se encontraba afuera de la tienda. Jade comenzó a recorrerla en busca de unas frituras y un refresco —Bingo— dijo para si misma al encontrar su bebida favorita y la última en el refrigerador, al abrirlo su mano se encontró con una mucho más grande intentado abrir el mismo refrigerador, Jade por su parte solo observó al alto joven que se encontraba junto a ella y tomó la bebida.

—Eso es mío—dijo aquel joven alto de cabellos negros.

—Llegué primero, idiota— Jade hizo un gesto con su mano para despedirse después de pagar por la bebida, con lo que no contaba es que el chico no estaba solo, otros tres jóvenes estaban afuera de la tienda, sobre un auto azul, todos se le quedaron viendo a la "nueva" del pueblo, sus miradas eran intimidantes pero Jade no iba a dejar que eso le afectara. Cuando iba a tomar su bicicleta una mano sobre su hombro provocó que volteara para poder encontrarse con unos ojos azules y ese mismo cabello negro.

— Dámela, ahora.

— No.

—Créeme, no te quieres meter conmigo y con mis amigos— mencionó el joven recargandose sobre la pared de la tienda.

— ¿No puedes tú solo que tienes que meter a tus amigos en esto? Qué cobarde— ella no sabía que eso había sido un completo error pues el grupo de chicos comenzaron a acercarse y Jade no tuvo otra salida más que subir a su bicicleta y comenzar a pedalear, los chicos seguían corriendo detrás de ella ¿Qué no se cansan estos idiotas? Pensó ella.

Al dar vuelta en una esquina un grupo de jóvenes y una chica miraron la escena, un muchacho de lentes comenzó a insultarlos y estos se fueron, pero no por los insultos del chico, fue porque vieron una patrulla por la calle.

— Gracias— mencionó la pelinegra viendo cómo los chicos se acercaban a ella.

— No es nada— la pelirroja estiró su mano en forma de saludo —Soy Beverley Marsh, el es Bill, Richie— el niño que insultó a los idiotas que la perseguían—Eddie, Ben, Stanley y Mike— todos la saludaron con una sonrisa.

—Así que... ¿También te persigue Henry y sus matones?—pregunto Eddie

— Soy nueva en la ciudad y entré a la tienda equivocada, el chico alto, el de cabellos negros quería esto— mencionó mostrando su bebida a los chicos.

—Él es Patrick Hockstetter está loco, dicen que mató a su hermano.

—Si, pude darme cuenta de su locura— mencionó sarcásticamente Jade.

—Perdón, soy Jade...— ella iba a mencionar su apellido pero se arrepintió al recordar como eran en su antigua escuela —Me mudé apenas con mi hermano.

—Bueno chica nueva, no dejes que te alcancen esos idiotas — mencionó la pelirroja —Ah y nos vemos en clases— con eso los chicos se fueron y Jade pudo regresar a casa.

Jade avanzaba en su bicicleta, con el viento fresco del atardecer acariciándole el rostro. El cielo se teñía de tonos naranjas y rosados, creando un contraste casi irreal con la paz aparente de las calles de Derry. A pesar de lo que sabía que había sucedido, el pueblo parecía sumido en una calma inquietante.

Las hojas caían de los árboles, mecidas por la brisa, y algunas crujían bajo sus ruedas mientras pedaleaba sin prisa, dejándose llevar por el sonido.

Al llegar a su casa, Jade apoyó la bicicleta en el porche, girando la vista una última vez hacia la quietud de la calle. Luego entró, sintiendo el contraste de la calidez de su nuevo hogar que la envolvía al cerrar la puerta tras ella. Respiró hondo, dejando escapar el aire como si con ello dejará escapar la tensión que sentía. Caminó hasta el sillón de la sala y se dejó caer, sintiendo el peso de sus preocupaciones disiparse.

—¿Cómo te fue?—preguntó su hermano.

—Bien— respondió ella con indiferencia.

— Okay... Mañana irás a la escuela, tu primer día ¿No te emociona?— dijo él al notar que su hermana en verdad no quería tocar el tema.

—Ya no soy pequeña para emocionarme por eso— eso era mentira, Jade estaba emocionada pues era su momento de comenzar de cero, la pelinegra subió a su cuarto, puso la música en su walkman y cerró sus ojos. No supo en qué momento se quedó dormida pero al despertar sabía que seguía siendo de madrugada, se asomó por la ventana y vió un globo rojo en medio de la calle, Jade le restó importancia y cerró las cortinas para volver a dormir, está vez de la manera adecuada, se colocó su pijama y se metió bajo las sábanas, claro, sin dejar de pensar en ese globo rojo que a pesar de viento no se movía.

Prejudices (Patrick Hockstetter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora