13.

668 49 1
                                    

—Vamos amigo, es raro que no salgamos juntos, simplemente te alejaste— mencionó Belch desde el sillón en la sala de la casa de Patrick.

—Sabes por qué lo hice, idiota— Patrick estaba sentado en el sillón individual.

―Ya sé que fuimos unos idiotas contigo...—

—Con Jade y con los chicos— corrigió el pelinegro.

—Amigo, de verdad sentimos lo que hicimos, solo queremos que todo sea como antes— habló Victor.

―Bien... pero no vuelvan a molestar a mis amigos y mucho menos a Jade— los chicos levantaron la mano en forma de promesa, sacando una pequeña sonrisa en Patrick. La tarde continuó tranquilamente, los chicos estaban disfrutando de una pizza, juegos y bromas entre ellos. Hace mucho no convivían de esa manera hasta que aquel momento se vio interrumpido por el sonido del timbre, Patrick se levantó para atender y al abrirla, Jade estaba parada, con una gran sonrisa que se borró al ver a los otros chicos.

—Yo... perdón, no sabía que tenías compañía, mejor vuelvo luego— Jade iba a darse la vuelta, pero la mano de Patrick la detuvo.

—Por favor, quédate— dijo el pelinegro, la joven, al ver los ojos del chico no pudo negarse.

—Está bien...— dudosa, pasó a la casa mientras sentía las miradas de los otros dos chicos.

—Hola— hablaron los chicos al mismo tiempo, Jade correspondió el saludo de una manera amistosa. La joven tomó asiento en el otro sillón y Patrick se sentó a su lado, colocando su brazo sobre los hombros de la joven para acercarla a él. Los dos chicos al ver esto sonrieron para si mismos.

Belch abrió una bolsa de papas fritas —¿Quieres? Son las mejores del mercado— dijo mientras estiraba la bolsa a la joven.

—Gracias— respondió tomando una papa —Entiendo por qué son las mejores, están deliciosas—

—Me agrada— dijo el chico mientras metía otra papa a su boca.

Victor sacó una baraja de cartas que colocó sobre la mesa la mitad y la otra mitad la comenzó a barajear. —¿Qué les parece una partida de cartas? Nada como un buen juego para romper el hielo—

—Tú y tus cartas— mencionó Patrick —¿Jade?—

—Claro, ¿por qué no?— dijo segura la pelinegra, pero la verdad era que ella no sabía jugar y estaba nerviosa. Los cuatro se sentaron alrededor de la mesa, repartiendo las cartas y comenzando a jugar.

—Así que, Jade, Patrick nos ha contado que eres muy buena en matemáticas. ¿Es cierto?— dijo Belch viendo a la chica.

— Bueno, me gusta mucho. Pero no diría que soy la mejor—

—Siempre es bueno tener a alguien inteligente en el grupo. Nosotros no somos tan buenos con los números—

El grupo siguió jugando, riéndose y compartiendo historias. A medida que pasa el tiempo, Jade se siente más cómoda y se da cuenta de que Belch y Victor son más agradables de lo que pensaba.

—Me alegra que te hayas quedado— le dijo Patrick en un susurro.

—Me alegra que me hayas invitado a quedarme. Esto es divertido.— al terminar la partida, la joven volvió a sentarse en el sofá mientras los chicos seguían en el piso, alrededor de la mesa del centro de la sala.

La joven veía divertida cómo Patrick y Victor discutían sobre cuál era la mejor película de terror de los años 80. La tarde estaba avanzando, y la luz del sol se filtraba a través de las cortinas, creando un ambiente cálido y acogedor.

Prejudices (Patrick Hockstetter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora