Capitulo 4

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Capitulo 4

Cinco años después.-

un pequeño rubio de ojos azules caminaba lo mas rápido que le permitía sus pequeños pies, por el largo pasillo hasta llegar a enfrente de una puerta de madera oscuro. Con mucho cuidado y lo mas silenciosamente posible, abrió la puerta, al hacerlo miro hacia dentro de la habitación oscura y que solo entraba algo de luz gracias a la luz del pasillo que entraba por la puerta semi abierta. El gran bulto en la cama fue lo que llamo la atención de la pequeña figura, que sin dudarlo se encamino hacia la gran cama, cuando llego a esta no dudo en treparla aunque le costo un poco de esfuerzo debido a su pequeña estatura. Cuando se encontró encima de esta, vio los largos cabellos blancos que se espacian por la cama.

Despacio, como si se tratara de un cazador intentando atrapar una presa, se acerco al cuerpo tendido en la cama hasta que comenzó a trepar por su espalda hasta llegar al rostro de la mujer dormida que solo se quejo cuando el pequeño rubio comenzó a picar con su dedito su mejilla.

-..Naruto deja de hacer eso.-murmuro la peliblanca aun medio dormida.

-Okaasan tengo hambre.-se quejo el pequeño rubio.

La peliblanca abrió un ojo y miro hacia el despertador que se encontraba en mesita de noche a lado de su cama. - son apenas las 7 de la mañana, no prefieres dormir una hora mas y te prometo que te preparare unos panqueques.-

El pequeño rubio lo pensó por varios largos segundos si valdría esperar un poco mas por comida.

-¿tendrán chispas de chocolate, almíbar y crema batida?.-negocio el rubio.

La peliblanca solo se rio divertida por la seriedad del niño.-bien, pero a cambio vas a tener que comer tu tazón de frutas como siempre, además de comerte todas las verduras que te sirva con la comida, sin quejarte.-

-..noo.-se quejo el pequeño rubio con un puchero, las frutas no eran el problema, de hecho le gusta la mayoría de las frutas con excepción de unas pocas.....son las verduras, lo que son un problema, ya que la mayoría no le gusta.

-es lo justo, si comes dulce también debes comer algo sano.-dijo la peliblanca mientras acariciaba el cabello del niño.

-....esta bien.-

-bien, ahora duérmete y deja que aproveche la hora que queda para dormir un poco.-

El pequeño rubio hizo lo que su madre le pidió, y se acostó a un lado de ella, poco después ella lo cobijo y no tardo en caer dormido.

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una hora y media después.-

Como había prometido, Daenerys había preparado panqueques para el desayuno, y eso era lo que los dos se encontraban desayunando en esos momentos, con un vaso con jugo de naranja y uno de leche en el caso del rubio, mientras que ella bebía un café muy cargado. La peliblanca tuvo que cortar las frutas en pedazos mas pequeños, así como lo hizo con los panqueques del rubio para que a este no se le atorara los bocados ya que había veces que era muy atrabancado para comer y era mejor prevenir que lamentar.

Cuando estaban a la mitad de su desayuno, un peliblanco enmascarado entro por la ventana abierta de la cocina como si fuera su propia casa, y se encamina hacia el pequeño comedor.

-hey.-saludo el peliblanco con una sonrisa bajo su mascara.

Daenerys ni se sorprendió y solo rodo los ojos por la entrada del chico y continua desayunando como si nada, ya ni siquiera se molestaba en decirle que toque la puerta o al menos entre por esta, solo seria una perdida de tiempo y saliva hacerlo, ya que parece que el chico no entiende el significado de puerta o ventana.

El Dragón de KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora