Capitulo 11

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–Vamos.

–Solo unos minutos.

–Ok. Compramos algo y nos vamos.

Estaba tratando de convencer a Alexa para ir a la cafetería de la uni. Había estado todo el día ocupada recordandome que tenía mucho sueño. La ignore un par de veces. Cada que caminaba parecía un alma en pena.

Llegamos a la barra de la cafetería y cada una pidió algo de beber. Alexa como siempre, un batido de fresa. Y yo, mi riquísimo café con leche.

–Deberías dejar un poco el café, después no podrás dormír. –dijo Alexa.

–Y tú deberías tomarte una lata de RedBull, para no caer muerta en el suelo. Y por cierto, el café no me quita el sueño.

–Claro, cómo estás acostumbrada a beberlo, te da sueño ¿no? –dijo caminando hacia una de las mesas libres.

La seguí. Tomamos asiento, mientras ella seguía hablando de mi Coffey de manera descarada.

–...es prácticamente una droga. Por eso no la dejas. –comentó dándole un sorbo a su batido.

–Tampoco me interesa dejarla. –aseguré, sonriente mientras rompía los sobres de azúcar y los agregaba al café.

–Como sea. –dijo rendida. Se encogió de hombros y bostezó.

Cómo si eso fuera poco, hizo su batido a un lado y recostó su cabeza de la mesa. Parecía ebria, cuando hacía eso.

Fruncí el ceño divertida mientras que trataba de acomodarse en su silla.

Miré sobre su cabeza y dos mesas a distancia de nosotras, había un chico sentado de espalda, en aquella mesa. Lo reconocí de inmediato.

Entonces, sé lo hice saber a Alexa.

–Oye, levántate. –moví su cabeza con mi mano– mira quien está detrás de tí.

–Eso no me hará levantarme. –dijo con la cabeza aún apoyada de la mesa.

Eso pensaba ella. Peroooo...

–Entonces haré que lo hagas.

Me puse de pie y llamé a aquél chico de un grito no muy fuerte.

–¡Danieeeeel!.

Al decir eso, Alexa levantó su cabeza de una manera tan exagerada que parecía la niña del exorcista. Se dió vuelta y miró a Daniel sentado dándole la espalda. Rápidamente pasó los ojos hacia mí y me hizo seña para que me callara.

Por que no quería que la viera, ni idea. Pero igual, está sería la manera de vengarme de todas las veces que me dejó sola con Tom.

Daniel se dió vuelta y al reconocerme me saludo sacudiendo su mano. Hice lo mismo.

Me senté y le señalé a Alexa con una mano. Él entendió y se levantó. Hablo con no se quien y caminó hacia nuestra mesa con una sonrisa.

–Vienen por tí. –avisé a Alexa quien estaba roja en la mesa. Se tapó la cara con una mano. Esto era raro.

Miré mi café y le dí un sorbo. Ya Daniel estaba frente a nosotras.

–Hola, Daniel. –saludé, dejando el café en la mesa.

–Hola, ¿Cómo va todo?.

–De mi parte bien.

Sonrió. Alexa seguía con la mano en la cara. No entendí porque se la tapaba, y menos de Daniel.

–Hola, amor. –saluda Daniel a Alexa de manera divertida.

–Hola. –dijo Alexa quitando su mano de su cara. Sin embargo, no miro a Daniel. Tenía los ojos puestos en mí, me lanzó una mirada que claramente me decía: 'te quiero matar', y después de unos segundos los pasó a su batido.

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