Capítulo 27

38 4 1
                                    

Federico Romero

Septiembre

Araceli está bien y eso es lo único que me importa

Estoy camino al aeropuerto con Bruno

—¿Que pasa con Carolina?—Pregunto

—Se enojó porque me voy a Paris y Elvis se quedará cuidandola

—Solo te vas por una semana

—Eso ella no lo entiende

Llegamos al aeropuerto, me despido de el y voy a la consulta en dónde Araceli está con un psicólogo

—¿Has tenido pesadillas?

—Dos en estos últimos días—Dice ella

—¿La ansías? O ¿Tu te sientes ansiosa?

—La última. Algunas veces siento que me asfixio y ya mis desmayos se han ido controlando

—Ok ¿Te sientes apoyada por tu pareja?

Araceli me mira ¿Que importa esa pregunta ahora? Siempre le doy todo lo que se le antoja, me preocupo por mi hijo pero..

—Si, claro—Responde ella—Que mi marido me folle cada vez que quiere es de mucho apoyo

Ruedo los ojos y me marcho de esta estúpida payasada

Me subo al auto y la espero. Veinte malditos minutos después llega

—¡¿Que mierda te pasa?! ¡Se supone que tienes que estar conmigo en todo momento!

—¡Estoy contigo las 24 horas del día! ¡Pero tus jodidas hormonas me tienen harto!

—¿Me preguntas como estoy? ¿Te estás quieto en una consulta conmigo? No, solo te preocupa que te dé placer

Nadie ha notado que le ha crecido la panza. Solo yo lo he notado, de hecho de unos días para acá se ha notado cada vez más. Yo creo que ni ella misma se ha dado cuenta

Araceli se toca el bajo vientre

—¿Que te pasa?

—Nada

—Se te ve en la cara que tienes algo

—Tengo hambre

Me encanta esta mujer cuando está en su faceta de enojo y rápido pasa a la faceta de niña malcriada

Sonrió y le beso la frente

—Prometo que me preocuparé más por ti

—Si y también que dejarás de tratar a todo el mundo mal

—Ajá, lo intentaré

Manejo hasta un restaurante obviamente no llamativo. No puedo exponerla. Aunque tenga mil escoltas esparcidos por todo Londres. Ella es mi mundo y prefiero verme en riesgo yo que ver a mi mujer y a mi hijo en peligro

Bajamos del coche, almorzamos y luego vamos a una tienda porque se le antojó comprar ropita de bebé cuando ni siquiera sabemos el sexo. Araceli solo tiene un mes y medio de embarazo, es muy temprano para estás cosas

—Vamonos de aquí. Luego lo compramos

Trato de convencerla pero la muñequita es más terca que una mula

Me jala de la mano a unos estantes dónde hay unos zapaticos diminutos

—¿Debería elegir un color unisex?

—Deberías estar descansando en la cama junto a mi

—Lo eligire morado

—Mi hijo no va usar nada morado, mejor azul

La perfecta obsesión de un mafioso (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora