Capítulo 17

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Araceli Romero

Despierto en la camilla de un hospital,no recuerdo casi nada. Lo único que me acuerdo es que estaba hablando con Caro y me picó un alacrán,no me acuerdo de lo que pasó después

—Señorita Romero, ¿ se siente bien?

—Si, estoy bien

—Me alegra. Normalmente la picadura de un alacrán dura 24 horas y lleva 20 horas aquí. Su esposo está afuera, dentro de media hora se pueden ir

—Muchas gracias

Se va. Cuando me picó el alacrán solo me dió enrojecimiento en la picadura y sensación de hormigueo y luego me desmayé. El alacrán me picó en el pie derecho por el tobillo. Puede que no sienta efectos de la picadura ahora,pero, más adelante si podría sentir síntomas insoportables. Por ahora no siento nada, se siente bien no ser tan mortal a la picadura de un alacrán. Ni siquiera eso puede conmigo, Dios mío, juro que me tatuaré un alacrán cuando tenga tiempo. Federico entra a la habitación

—Muñeca ya nos podemos ir, ¿te sientes bien?

—Si, ¿dónde está mi teléfono?

—Aquí está—Se lo saca del bolsillo—Lo acabo de encender, se apagó cuando se cayó al suelo. Tienes 5 llamadas perdidas de Carolina

—Esta bien, ahora yo la llamo

Firmamos algunos papeles y luego salimos del hospital. Me coge de la mano y nos montamos en su coche. Veo que nos sigue una camioneta «Supongo que son sus escoltas» Un mafioso como él, es perseguido por medio mundo

—¿Adónde vamos?

—A comer. Ya es tarde y no hemos comido nada

Subo mis dos pies a su regazo. Maneja con una mano y con la otra me acaricia los pies

—Me preocupé mucho cuando te vi desmayada en el suelo y que Naty te estaba reanimando. No lo vuelvas hacer

—No fue mi culpa. Ese maldito alacrán...

—Ya lo sé, pero era demasiado tarde para estar sola en el jardín y le ordenaste a los escoltas que no te siguieran. Cuando los dejo contigo las veinticuatro horas del día es por algo, Araceli

—Esta bien

Nos bajamos en un restaurante y cenamos. Luego volvimos a casa. Llamo a Carolina para que no se preocupe y me meto al baño

—Muñequita

—¿Si?

—Quiero comerte

—Ya voy a salir. Yo también quiero comerte. Extraño el calor de tu cuerpo — Le grito desde el baño

Salgo y está acostado en la cama prácticamente desnudo

—Moriría o mataría por ti, muñeca, y lo sabes. Sabes que no podría vivir sin ti —Me besa la frente

Me quita la toalla que cubre todo mi cuerpo, me acuesta en la cama y me abro de piernas para el.

La perfecta obsesión de un mafioso (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora