Diosa y Villano

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Bruno Santos

13 de noviembre, 2:00pm

Estuvo a punto, a punto de morir. Si no hubiera seguido a Elvis no la hubiera salvado. Elvis tenía la orden de cuidar a Araceli y ¿Carolina que? Tuve que estar yo para salvarla.

Subí a Liam y a Catalina en una camioneta y dí la orden que la dejarán en el hotel. Luego salvé a Caro y la subí a un helicóptero aún ella estando inconsciente. Aterricé en un aeropuerto de Londres y me la traje a Milán, Italia. Hoy en la mañana despertó, desde de ayer no abría los ojos. La llevé al médico y al parecer está perfecta solo que tiene la muñeca derecha fracturada. En cambio yo solo tengo ambas cejas partidas. Ella nada más habla cosas necesarias conmigo. En este instante estamos tomando el sol en el patio, al lado de la alberca

—El diecinueve de este mes volveremos a España. Con tus hermanas y Federico

—Vale

—Afuera hay un coche a tu disposición. Puedes salir a dónde quieras, claro tienes que decirme a dónde vas. Aquí la mayoría habla italiano

—Sé algo de italiano. Te recuerdo que soy empresaria y he tratado con personas de diferentes países

—De acuerdo

Nadie sabe de esta mansión, la compré a principios de volverme el jefe de la mafia italiana. Ya llevo unos tres años ejerciendo este puesto.

—No tienes que preocuparte por la policía. Me buscan y a tí también pero ya negocié con ellos

—¿A mí por qué?

—También participaste en el atentado a la mansión de Owen. Además eres la mujer del mafioso italiano más buscado del mundo, osea yo. Y eso te hace la dama de la mafia italiana

—Total, ya no me quieres a tu lado

—Nunca he dicho eso. Solo que me cuesta volver a confiar en ti, Caro

—Estaba ebria además no pasó de un beso

—¿Y? Yo lo considero traición

—Consideralo como quieras, Bruno. A mí me dolió que te fueras y me dejarás a cargo de un guardaespaldas. Que prefierieras a Catalina antes que a mí

—Joder, que insegura eres. Te prefiero mil veces a ti antes que a otra. Pero Catalina necesitaba mi apoyo. No desconfíes por esa tontería

—Estupendo, ¡Insegura una mierda! ¡Demuestra que soy la mujer que amas! ¡Siempre he sido la otra, la estúpida! ¡Dame mi maldita lugar! ¡Tus ojos se desvían por cualquier mujer con un buen culo y con una que sabes que te puede dar hijos!

—¡Calumnias! Te he dicho que no me importa lo de los hijos, tú eres la indicada en mi vida, la excusa de los hijos solo me está haciendo sospechar que ya no me quieres a tu lado

—Te equivocas, Bruno. Yo te quiero es más, te amo. Pero no me demuestres lo mismo con palabras, actúa.

—¿Cómo tú lo hiciste? No, gracias

—Carajo, si yo soy difícil tú lo eres más

Se mete a la alberca. No sé por qué no me entiende, quisiera perdonarla, estoy a un paso de ello, pero ella no coopera. También me meto a la alberca y nado hasta ella, está en el otro extremo de la alberca, cuya es enorme. La acorralo en una esquina, pongo mis manos a ambos lados de sus hombros. Ella mira al cielo y me dan ganas de chuparle el cuello como un jodido vampiro. Es que ella no entiende que tan solo con observarla me excita. Su cabello está mojado, tiene un ligero bikini negro y su muñeca derecha vendada. Mi pecho está desnudo, solo tengo un boxer blanco y negro. Ella me acaricia el hombro con la mano que no tiene lastimada y sus senos se le marcan

La perfecta obsesión de un mafioso (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora