Una noche de pasión y un condón roto, sí, un maldito condón roto.
Byul y Yongsun no esperaban que su pequeño desliz terminara con la llegada de una bebé. Acompaña a una alfa y una omega en esta aventura.
Yongsun alfa
Byul omega
— Hola, ¿me escuchas? — dijo Byul con los nervios carcomiendo su alma. — ¿Quién habla? — respondió la otra voz. — Soy Byul, Dahee… necesito pedirte algo. — Adelante — la voz de Dahee se puso un poco más alegre — ¿en qué puedo serte de ayuda? — No me siento cómoda hablando sobre eso por teléfono, ¿crees que podamos vernos? — Claro, dime dónde y cuándo y ahí estaré.
Charlaron un tiempo por teléfono y luego Byul simplemente se despidió. Hyejin entró en la habitación con sigilo y se sorprendió al encontrar a la omega ya despierta.
— Oh, despertaste, te traje un frappé de tu cafetería favorita — dijo la alfa. — Eres un amor — sonrió Byul — creo que quiero irme, ya puedo hacer de todo por mi cuenta y aún podemos venir a mis rehabilitaciones. — De hecho creo que es una buena idea, iré a hablarlo con Taeyeon y el doctor.
Luego de unas horas Byul estaba sentada en el asiento de copiloto con Hyejin de camino a su apartamento. Cuando llegaron algunos huéspedes se le quedaron viendo extraño y Byul trató de que eso no la pusiera de mal humor. Hyejin la llevó directamente a su cuarto y la dejó ahí un tiempo, todo estaba como antes, lo cual la sorprendió mucho. Lo cierto es que luego del incidente Hyejin se había encargado de mover todas las cosas del apartamento de Yongsun de vuelta a donde pertenecían.
Byul logró acostarse sobre su cama y se tiró de lado mientras trataba de suprimir algunas lágrimas. Recordó el rostro de la pequeña bebé en los brazos de Yongsun y que había mantenido su palabra y le puso el nombre de su madre. Igualmente estaba resentida y algo atemorizada, nunca había tenido una experiencia tan cercana a la muerte antes. Se había perdido mucho tiempo también, tenía suerte de conservar su trabajo.
— Solo levántate Byul, eres una luchadora — se dijo a sí misma.
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Había pasado una semana desde lo sucedido y Byul no había vuelto a saber de Yongsun, lo cual en parte estaba muy agradecida. Sus sesiones con Sandeul iban mejorando lentamente y aunque ahora era capaz de mantenerse de pie aún no podía caminar así que seguía usando la silla de ruedas. Se encontraba camino a ver a Dahee, sí, había concertado una cita con la alfa en una cafetería cercana a su apartamento. Cuando estuvo cerca al local alguien la ayudó a entrar por la puerta y buscó un lugar lejos de la multitud.
— ¿Byul? — levantó la mirada y vio a la imponente alfa con una mirada de duda en el rostro. — Dahee, qué bueno verte, siéntate.
La alfa no hizo más preguntas y simplemente hizo lo que se le pidió. Una mesera vino a preguntar su orden y luego se fue.
— ¿De qué querías hablarme? — preguntó Dahee. — ¿Recuerdas que me ofreciste el número de tu terapeuta? Lo necesito, pero no quería llamarlo así que me preguntaba si lo harías por mí — Byul trató de convencerla con su mejor sonrisa.
