Cuando quise abrir los ojos ya no estaba en una silla ni mucho menos, yacía en una incómoda cama de una casa antigua, descuidada y con un fuerte hedor a humanidad. Junto a mí, en la mesilla, un sobre y unas maletas. Dentro del sobre había una carta que decía así:"¡La nación te llama!
-Gobierno de Mavintor, ciudad de Dynsk-
Lac condena dictada para Karin Olsson pos su delito cometido el día 6 de noviembre de 1974 dicta así:
-5 años de reformación y disciplina en el centro de menores de la ciudad de Dynsk (hasta que se reforme).
-trabajos forzados (por decidir).
dé su vida por la nación y nuestra patria.
¡Larga vida a Mavintor!"
Junto a ella, había otra, bastante bien doblada para que casi no se notara que estaba allí.
"Muy buenas Karin, que se encuentre bien. Soy S. Hemlock, oficial de seguridad nacional de Mavintor y he estado a cargo (en su mayoría) de la resolución de su condena. He intentado mis mayores esfuerzos para que su condena sea lo más reducida posible y esto es lo único que he conseguido reducirla, ya que en principio eran diez años de Cárcel. Espero que no lo pases muy mal con Sasha, es la directora del centro de menores y, aunque no he oído hablar muy bien de ella, peores cosas he escuchado sobre la cárcel.
Un saludo, Firmado: Hemlock"
Entre todo este caos, de repente sin que nadie me avise, me mudé a una casa con una tal Sasha y dos personas más. Ella resultó ser una señora vieja y amargada, que solo sabía beber alcohol barato y fumar cajetillas de cigarros como si estuvieran hechos de chocolate o algo así.
Pronto conocí a los tres, no dos, seres humanos con los que convivirían los próximos 1826 días de mi miserable vida. Iván, Sergei y Leo, tres chavales bastante fuera de lo común, no se conocían pero era como si hubieran crecido juntos. Sabían el nombre, apellidos, familia, entre otros de cada uno de ellos, supongo que tener muchos contactos nos conecta a todos, y en las pandillas callejeras todo se sabe. Si mal no recuerdo, ellos estaban implicados en un crimen contra la seguridad del país, como si hubieran estado metidos en la organización de un atentado o algo por el estilo. ¿Lo raro? Los tres habían cometido el mismo delito, a la vez e incluso en el mismo lugar pero aun así esta era la primera vez que se veían las caras.
Nos colocaron a los tres en la misma habitación sin importarles nada sobre hacer distinción de sexos o algo por el estilo, total, el centro llevaba menos de seis meses abierto y era la primera vez que alguien llegaba desde su apertura.
El país de Mavintor contemplaba la pena de muerte a menores por los mismos crímenes que a los adultos, en resumen, sin un menor mataba a alguien la pena era la misma que si lo hacía un adulto. La reformación de las leyes y constituciones que se llevo a cabo a principios de este año dejó de contemplar las mismas penas para menores que adultos, por lo que se abrió el centro de menores, aunque el aspecto que tenga sea de que lleva en funcionamiento desde el siglo XVI, lo cual, hasta el día de hoy no entiendo.
—¿y esta quién es?-preguntaba Leo.
—¿en serio conoces a todo Dynsk y a ella no?-contestó Sergei- ¿o te lo has inventado?
—Pelinegra, ojos azules, pálida... ¿eres hija de los Volkov?-cuestionó Iván.
—soy Karin, Karin Olsson.
—no he escuchado de ella en mi vida- añadió Leo.
—no te excuses, mentiroso-dijo Sergei.
Estos tres eran absolutamente insoportables, confidentes entre sí para devolvérmelas después. Su presencia solo agregaba más hedores dentro del lugar, aunque creo que con el olor a muerto que tiene todo nos bastaba. Las ventanas, pequeñas no, casi invisibles, pues lo que se dice ventilar, ventilaban más bien poco.
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Entre cartas y secretos
Mystery / Thriller-Capítulo nuevo todos los lunes y viernes - Karin manchó sus manos de una sangre que nunca pensó tocar, pero que ese suceso le llevara más lejos de lo que nunca creyó, fue aún más inesperado. Hemlock fue su salvación, un ángel caído del cielo, su pr...