Visitas británicas/6

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Cuando llegué a casa, iba a hacerle una visita a Hemlock para aclararme un poco, estaba hecha un lío. Abrí mi bolso para ver una nota en la que ponía "Erick Williams, avenida sovetskaya puerta 23, calle 2 C" ¿Erick había dejado una nota con la dirección de su casa en mi bolso? Tuve la idea de adelantarme al día siguiente y visitarle directamente. Me cambié de ropa y caminé hasta la dirección de su casa. El camino hasta su casa me resultaba bastante familiar, aunque haya pasado pocas veces por allí. Casi todas las calles de Dynsk tienen parecidos entre sí, eso es lo que las hace a todas tan familiares. Edificios monótonos, bloques de pisos hechos de ladrillo en un principio rojo que va perdiendo su color. Cuanto más avanzo, empieza a sentirse cada vez más el murmullo de la ciudad, los coches, las risas, la humanidad.
Después de unos quince minutos de paseo, llego al vecindario de Erick Williams, en la avenida sovetskaya. Aquí las casas son algo más coloridas y espaciosas, con jardines delanteros y traseros repletos de flores y naturaleza. Al final del vecindario hay un tranquilo parque, donde los arboles perfectamente cuidados se mecen con la brisa de la tarde. El aroma de todas las plantas impregna el ambiente, todo el vecindario de inicio a fin. ¿Estaba en otra ciudad o qué? Esto era completamente distinto a lo que llevaba viendo en todo mis caminos.
La casa de Erick destacaba entre las demás por tener un diseño único que deja de lado el ladrillo y utiliza materiales más lisos y modernos. Se puede ver el número 23 en la puerta principal, justo detrás de una cancela de hierro profusamente ornamentada. Abro la puerta de la verja y subo unos cuantos escalones hasta llegar a la moderna puerta de color rojo que me daría paso a su casa. Respiro hondo antes de apoyar mi dedo en su timbre para llamar. Este encuentro es extraño, me hace darle más de mil vueltas a todo, dándome la sensación de que él sabe cosas de las que los demás nunca nos hemos percatado nunca.
Toqué el timbre y tras oír unos pasos que se acercaban a la puerta, una voz dijo "sabía que vendrías" Erick me dio paso a su casa, que era aún más impresionante que por fuera. Nos sentamos en un salón inmenso, con sillones de cuero negro y una mesa de cristal en el centro. Una lámpara de araña de cristal blanco colgaba del techo e iluminaba toda la estancia. Una enorme chimenea con una puerta de cristal para evitar que el humo entre en casa y la caliente. Erick me sirvió un vaso de té y comenzamos a hablar.
-bueno, ¿Qué tal?- empezó Erick.
-no he venido a hablar sobre cómo estamos, Erick-contesté.
-vale, déjame explicar desde el inicio. Si no me equivoco, has sido condenada a unos años de trabajo en la frontera, ¿no?
-si, exactamente.
-tu caso está siendo dirigido por Ser. H-afirmó.
-¿Ser. H?-cuestioné.
-Sergei Hemlock, ¿o no?
-¡ah vale!, si, él lo dirige.
-entonces no tendremos muchos inconvenientes, él tiende su mano a cualquiera que la necesite. Ignora esto, ahora no tiene mucha importancia, pero recuerda mis palabras más adelante. Soy un Williams, una de las familias más poderosas de el país innombrable cuando tenía trece años fui tomado como rehén, secuestrado, y sacado de mi país, aunque obviamente no nací allí. Si algo sé de las personas que lo hicieron es que intentan vaciar... "el país vecino" con secuestros, y que son personas dentro del gobierno de Mavintor. El gobierno de Mavintor es varias cosas, corrupto, autoritario, comunista y terrorista. Seguro que es la primera vez que oyes sobre estos secuestros, Mavintor silencia, censura y manipula a los medios con sobornos para evitar que se sepa de ello, ¿y a mí que me importa esto? te preguntarás. Se acerca tu final, ¿no crees que te estás acercando muy rápido a la cima? ¿No crees que un asesinato te haya llevado más lejos de lo que nunca lo habrías estado de normal? Ellos planean matarte, torturarte y hacerles creer a la gente que ha sido por la ideología política de "Sebastopol". Te acercan al éxito, te llevan a la cima, se extiende por todos lados la noticia. Cuando más alto estés, terminarás desfigurada y descuartizada en una cuneta. Todo para echarle la culpa a otro país, intentarán hacerse los que progresan solo por esta vez, y tú serás el muñeco de trapo. ¿Qué puedes hacer ahora? Ahora, seguir tu vida normal hasta el lunes, no sobre pienses esta situación o sospecharán que sabes algo. Karin Olsson no sabe nada, Erick Williams no sabe nada, nadie sabe nada y nadie sospechará que sabemos algo.
-¿el lunes que pasa?-pregunté.
-el lunes lo sabrás. Ve a la cocina y coge un sobre con mi nombre, ahí pone todo lo que necesitas saber. Ábrelo al llegar a casa y asegúrate de que nadie, absolutamente nadie sepa que lo llevas encima. Puedes echarte algo de beber si quieres, ya que estás.
Me levanté con la cabeza dándome vueltas, las piernas me temblaban y el corazón se me iba a salir del pecho. Erick notó mi temblor, pero le pareció algo normal en este punto. Me acababa de desvelar información que nunca me habría ni tan siquiera llegado a imaginar, toda de golpe sin dosificar nada.
Crucé el salón para llegar a la cocina, recoger la carta e irme. Me sentía nerviosa, muy nerviosa. Sabía que esta carta podía cambiar mi vida de alguna manera y esa incertidumbre casi no me dejaba respirar. ¿Y si m sueño me quería advertir de algo? Pero, ¿Qué puedo hacer? Era huir o morir, nada más que eso.
Iba a meterla en mi bolso cuando me percaté de que no lo llevaba encima. Tal vez me lo había olvidado en el salón, o incluso en casa viendo como está mi situación. Aunque en el camino hacia casa de Erick consulté varias veces la dirección, por lo que debía estar aquí. Cuando al llegar al salón vi a Erick sacando todas mis cosas y colocándolas encima de la mesa, algo dentro de mí se paró, entre mi corazón y alma no sé cuál podría ser.
-¿¡qué haces sacando todo?!-grité mientras le quitaba el bolso de las manos- ¡son mis cosas!
-tenía que asegurarme de que no llevabas una grabadora o algo así.
-¡claro que no!-empecé a recoger todo de nuevo.
-¿no te olvidas de algo?-me mostró mi diario en sus manos.
-mi diar... ¡libreta!
-¿por qué escribes preguntas al final y no las respondes?
-eran cosas que hacía cuando era pequeña, no tienen importancia.-avergonzada.
-"¿por qué me cuesta tanto confiar en los demás?"-leyó-no parece una pregunta de niña pequeña.
-fue la última que escribí, hace cinco años.
Arranqué el diario de sus manos y lo metí en el bolso. Dándole las gracias me iba a ir cuando me detuvo. "quédate la noche aquí, no es seguro que andes a casa a estas horas, ellos saben que has estado aquí y como pierdas esa carta yo pierdo la vida" cada vez que él abría la boca sonaba más lunático aún. No iba descansar bien, tan solo con ver la tensión en el ambiente lo sabía, pero iba a hacerle caso a Erick tan solo por hoy, para poner a prueba hasta que punto me podía fiar de él. Me entregó un pijama blanco y fino y me dijo que la cena sería en veinte minutos, que si no quería cenar no lo hiciera.
Mi cuarto era el de invitados, en la planta de arriba. Un cuarto espacioso con un baño privado, oficina y vestidor. Me dio la privacidad que necesitaba con tan solo una habitación. Me dijo que si necesitaba resolver el nudo de dudas que tenía, seguramente él tendría respuestas.
Me senté en el escritorio dispuesta a resolver mis propias dudas de una vez, los demás no iban a estar siempre para resolverlas por mí. Cogí mi libreta temblorosa y con miedo de lo que iba a hacer, contestar la última pregunta que escribí.


Entre cartas y secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora