El error de la ignorancia/15

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Mientras estaba en mi habitación, aproveché para revisar mis pensamientos y emociones. Me sentía abrumada por la confusión que me embargaba, tratando de entender mis sentimientos hacia Erick y Hemlock. ¿Era solo gratitud por su apoyo o había algo más? La duda me consumía, dejándome con más preguntas que respuestas.
   Después de un tiempo, decidí bajar al salón donde encontré a Hemlock y a Erick hablando en voz baja. Su conversación cesó cuando entré en la habitación, y ambos me dirigieron miradas preocupadas.
   —¿Estás bien? —preguntó Hemlock, su tono revelando una mezcla de preocupación y curiosidad.
   Asentí con una sonrisa forzada, tratando de parecer más segura de lo que realmente me sentía. No quería preocuparlos con mis propias luchas internas, no cuando teníamos asuntos más importantes de los que preocuparnos.
   —Estoy bien, gracias —respondí, intentando sonar convincente.
   Hemlock y Erick intercambiaron miradas antes de asentir, aparentemente satisfechos con mi respuesta. Sabía que no podía ocultarles la verdad para siempre, pero por ahora, estaba agradecida de tener un breve respiro de las complicaciones que rodeaban nuestras vidas.
    Me senté en la acogedora cocina de Erick, repasando con él cada detalle del plan. La luz tenue de la lámpara sobre la mesa creaba una atmósfera de calma tensa mientras nos sumergíamos en la discusión.
   —Tenemos que asegurarnos de que todo esté perfectamente coordinado —dije, repasando mis notas con ceño fruncido.
   Erick asintió con seriedad. —Estoy de acuerdo. No podemos permitirnos errores esta vez.
   Cada palabra pronunciada resonaba en mi mente, cargada de determinación y urgencia. Sabíamos que el peligro acechaba y que cualquier error podría ser fatal.
   Después de un largo debate, llegamos a un acuerdo sobre los siguientes pasos. Nos levantamos de la mesa con una sensación de satisfacción y preparación para lo que vendría.
   —Estoy seguro de que podemos hacerlo juntos —dijo Erick, mirándome con confianza.
   Asentí, devolviéndole la mirada con determinación. —Lo sé. Juntos, somos imparables.
   Revisamos meticulosamente cada detalle del plan. Erick y yo nos mirábamos con determinación, compartiendo un vínculo silencioso que trascendía las palabras.
   —Una vez que tenga la llave, te dirigirás directamente hacia la frontera —decía Erick, su voz resonando en la habitación con autoridad—. No te detengas por nada ni por nadie.
   Asentí con determinación, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre mis hombros. Sabía que debía cumplir con mi parte del plan sin vacilar, sin importar los obstáculos que pudieran surgir en el camino.
   Erick permanecía a mi lado, su presencia reconfortante en medio de la incertidumbre. Nos miramos brevemente, compartiendo un instante de entendimiento mutuo. Éramos aliados en esta peligrosa acción, y eso era lo que más miedo daba, una unión tan poderosa y
-Hemlock-
   Mientras tanto, permanecía en el salón, escuchaba la conversación que tenían Karin y Erick en la cocina sobre el plan de escape. A medida que repasaban los detalles, me di cuenta de que estaban decididos a llevarlo a cabo juntos. Aunque no lo habían mencionado abiertamente, era evidente que Erick acompañaría a Karin en su huida.
   Aunque esta revelación podría haberme tomado por sorpresa, no me sentí amenazado por ello. De hecho, mi primera reacción fue de acuerdo con su decisión. Sabía que era lo mejor para Karin, y en última instancia, también para Erick. A pesar de cualquier conflicto personal que pudiera surgir entre nosotros, no podía negar que Erick era un aliado valioso en esta situación.
   Manteniendo mi compostura en el salón, decidí guardar silencio sobre lo que había escuchado. No era el momento ni el lugar para revelar mi conocimiento de sus planes. En cambio, opté por seguir adelante con la fachada de no saber nada, permitiendo que Karin y Erick continuaran con su estrategia sin interferencias.
   En mi mente, ya estaba trazando los próximos pasos para asegurar que el plan se llevara a cabo sin contratiempos. Aunque no estaba exento de riesgos, confiaba en la capacidad de Karin y Erick para ejecutarlo con éxito. Y si mi participación silenciosa podía contribuir a su seguridad y bienestar, entonces estaba más que dispuesto a mantenerme en las sombras por el momento.Después de repasar los detalles del plan, Karin y Erick se prepararon para ponerlo en marcha. Decidieron esperar hasta la noche para evitar levantar sospechas y aprovechar la oscuridad para escapar sin ser detectados. Mientras tanto, yo continuaba vigilando discretamente desde el salón, asegurándome de que todo estuviera en orden y listo para su partida.
   A medida que avanzaba la tarde, el ambiente en la casa se cargaba de tensión y anticipación. Karin y Erick estaban nerviosos pero decididos, mientras yo me esforzaba por mantener la calma y aparentar normalidad. A pesar de mis propios temores y preocupaciones, me mantuve firme en mi compromiso de ayudarles en su fuga, consciente de que su seguridad dependía de nuestra coordinación y determinación.
   Finalmente, llegó el momento de actuar. Con sigilo y determinación, Karin y Erick se despidieron de mí y se dirigieron hacia la puerta de salida. Sabía que el próximo paso era crítico y que cualquier error podría tener consecuencias catastróficas, así que me aseguré de que estuvieran completamente preparados antes de dejarlos partir.
   Mientras observaba su partida desde la ventana, una sensación de inquietud se apoderaba de mí. Sabía que el camino hacia la libertad estaría lleno de peligros y desafíos, y me preocupaba profundamente por el destino de mis compañeros. Pero también sentía una chispa de esperanza, sabiendo que estaban tomando el control de sus propios destinos y luchando por un futuro mejor.
...
   Con el corazón lleno de incertidumbre pero también de determinación, me preparé para enfrentar lo que sea que el futuro tuviera reservado. Sabía que nuestras vidas estaban a punto de cambiar para siempre, y estaba decidido a hacer todo lo posible para asegurar un final feliz para Karin y Erick.
   Mientras Erick y yo nos sentábamos para cenar juntos en la tranquila cocina, apenas podía concentrarme en la comida. Mis pensamientos estaban abrumados por los planes y las emociones que revoloteaban en mi interior.
   A pesar de los esfuerzos de Erick por mantener una conversación animada, apenas podía prestar atención. Mis manos temblaban ligeramente mientras jugaba con la comida en el plato, incapaz de darle un solo bocado. Los nervios me consumían, sintiendo como si estuviera a punto de estallar en cualquier momento.
   Intenté disimular mis sentimientos, pero sabía que Erick podía percibir mi inquietud. A pesar de ello, él continuó hablando con tranquilidad, tratando de aligerar el ambiente y mantenerme distraída de mis preocupaciones. Su presencia reconfortante me ayudaba a mantener la calma en medio de la tormenta de emociones que me invadía.
   A medida que avanzaba la cena, la tensión en el aire parecía disiparse ligeramente. Las risas ocasionales y los gestos amables entre nosotros ayudaban a aliviar la tensión, creando un momento de paz en medio del caos que nos rodeaba.
   Aunque apenas toqué la comida en mi plato, el simple acto de compartir esa cena con Erick me proporcionaba un atisbo de esperanza en medio de la oscuridad. Juntos, estábamos enfrentando los desafíos que se interponían en nuestro camino, y eso era suficiente para alimentar mi determinación de seguir adelante.
   Después de la cena, nos quedamos un rato más en la cocina, charlando sobre cosas triviales y compartiendo pequeñas anécdotas que nos sacaban sonrisas. La conversación fluía naturalmente entre nosotros, como si nos conociéramos de toda la vida. Había una complicidad silenciosa que se palpaba en el aire, y cada intercambio de palabras fortalecía el vínculo que estábamos construyendo. Aún recuerdo la última vez que mencioné estas palabras, y desearía no recordar lo que fue después, pero rogaba por que esta vez no terminara igual.
   Erick se ofreció a ayudarme con los platos, y juntos limpiamos la cocina mientras seguíamos conversando animadamente. Su presencia era reconfortante, y cada palabra suya parecía calmar los nervios que aún me embargaban. A medida que trabajábamos juntos, pude admirar su dedicación y su amabilidad, y me sentí agradecida por tenerlo a mi lado en aquel momento.
   Después de terminar con los quehaceres domésticos, nos dirigimos al salón y nos sentamos en el sofá. La calidez del ambiente y la cercanía de Erick me hicieron sentir segura y protegida, como si nada malo pudiera pasarme mientras él estuviera a mi lado. Había algo reconfortante en su presencia, algo que me hacía olvidar por un momento las preocupaciones que me acechaban.
   Perdidos en nuestras conversaciones, el tiempo parecía volar, y pronto nos dimos cuenta de que la noche había avanzado considerablemente. Aunque el cansancio empezaba a hacer mella en mí, la compañía de Erick me daba energía y me hacía olvidar por un momento el agotamiento. Cada instante a su lado era un regalo, y me sentía afortunada de poder compartir aquellos momentos con él.
   Con una sonrisa en los labios y el corazón rebosante de gratitud, me recosté en el sofá y dejé que la tranquilidad de aquel momento me envolviera por completo. Estaba agradecida por tener a alguien como Erick a mi lado en medio de la tormenta, y sabía que juntos podríamos enfrentar cualquier desafío que se nos presentara.
   La conversación se fue desvaneciendo lentamente, dejando un agradable silencio entre nosotros. Las luces tenues de la sala creaban una atmósfera íntima y acogedora, y me encontré disfrutando de la calma que nos envolvía. Cada gesto suyo, cada mirada fugaz, me hacía sentir una conexión especial que nunca había experimentado antes.
   Entonces, sin previo aviso, Erick se inclinó ligeramente hacia mí, sus ojos verdes centelleando con una mezcla de determinación y ternura. Su cercanía repentina me hizo contener el aliento, y por un momento, el tiempo pareció detenerse a nuestro alrededor. Sentí el latido acelerado de mi corazón resonando en los oídos mientras me quedaba paralizada por la intensidad del momento.
   El suave roce de su mano en la mía envió un escalofrío por mi espalda, y mi piel se erizó ante su contacto. Nuestros ojos se encontraron en un silencioso entendimiento, y su mirada parecía penetrar en lo más profundo de mi ser. En ese instante, supe que algo estaba cambiando entre nosotros, algo que iba más allá de la amistad y la camaradería.
  "Por favor que no sea igual" susurraba en mi mente mientras esto ocurría.
   Sin decir una palabra, Erick se acercó un poco más, su aliento cálido rozando mi mejilla mientras sus labios se curvaban en una sonrisa juguetona. La tensión en el aire era palpable, y yo me encontraba totalmente hipnotizada por su presencia. Sabía que lo que estaba a punto de suceder cambiaría nuestras vidas para siempre, pero en ese momento, no podía pensar en nada más que en la pasión que ardía entre nosotros.
   Y entonces, justo cuando nuestros labios estaban a punto de encontrarse en un beso apasionado, el sonido del teléfono fijo cortó el momento mágico. Nos separamos bruscamente, sorprendidos por la repentina interrupción, y la tensión en el aire se disipó como si nunca hubiera estado allí. Nos miramos el uno al otro, nuestras respiraciones entrecortadas y nuestros corazones aún latiendo con fuerza, pero el momento había pasado.
   Con una sonrisa incómoda, Erick se disculpó por la interrupción y se levantó del sofá, su rostro ligeramente enrojecido por la vergüenza. Yo me quedé allí, paralizada por la confusión y la incertidumbre, tratando de entender lo que acababa de suceder. Pero mientras observaba cómo se alejaba, su figura se desvaneció lentamente en la penumbra de la sala, dejándome con más preguntas que respuestas. Esta vez había sido diferente, me sentía distinta. Era como si yo deseara más esto que él, pero la persona que comenzó el momento no fui yo...
   De la conversación que tuvieron no escuché ni entendí mucho, tan solo un nombre, Nikolai. Esa persona rondaba mi mente desde que Erick me entregó las cartas y no me ha dado ni me dará respuestas de quién es por lo que deduzco. Después de la llamada, Erick parecía un poco tenso, pero trató de disimularlo mientras volvíamos al sofá. Intentamos retomar la conversación, pero la atmósfera ya no era la misma. Yo seguía preocupada por lo que había escuchado y notaba que Erick también estaba distraído.
   Cada uno se retiró a su habitación. A pesar de que quería preguntarle a Erick sobre la llamada y moría por obtener respuestas, no quise presionarlo y dejé que resolviera sus asuntos en privado. Sin embargo, no pude evitar sentirme intranquila por lo que podría estar sucediendo desde el día que conocí a Erick, aunque ,por lo que parece, ellos se conocen bastante bien.
   Caminé por el pasillo con pasos lentos e intranquilos, sintiendo el peso de la incertidumbre sobre mis hombros. Cada paso resonaba en el silencio de la casa, como un eco de mis propios pensamientos tumultuosos. Mis manos se aferraban al pasamanos de la escalera, buscando algún tipo de apoyo en medio de la confusión que me invadía.
   El corazón me latía con fuerza en el pecho, como si estuviera tratando de escapar de su prisión de carne y hueso. Cada latido era un recordatorio constante de la tensión que se había apoderado de mi ser. Me sentía como en un sueño febril, atrapada en un laberinto de emociones turbias y pensamientos oscuros.
   Al llegar a la puerta de mi habitación, una sensación de alivio momentáneo me invadió. Pero fue rápidamente eclipsada por la ansiedad que seguía latente en mi interior. ¿Qué encontraría al otro lado de esa puerta? ¿Cómo sería enfrentarme a mis propios miedos y dudas una vez más?
   Con un suspiro tembloroso, giré el pomo de la puerta y entré en la habitación. El aire estaba cargado de una tensión palpable, como si estuviera a punto de estallar en cualquier momento. Mis ojos recorrieron la habitación en busca de alguna señal de lo que estaba por venir, pero todo estaba en calma aparente.
   Me acerqué a la cama con pasos lentos, sintiendo el peso de la incertidumbre sobre mis hombros. Me dejé caer en el colchón con un suspiro cansado, sintiendo el abrazo reconfortante de las sábanas sobre mi piel. Pero incluso en la comodidad relativa de mi propia cama, la ansiedad seguía acechando en las sombras, esperando su momento para volver a atacar.
   Me deslicé bajo las sábanas con cuidado, sintiendo cada hilo rozar mi piel. Mis pensamientos estaban enredados en la conversación que escuché de Erick. ¿Qué significaba todo eso? ¿Cómo afectaría nuestros planes? Me senté en la cama por un momento, repasando cada palabra, buscando algún indicio de lo que estaba por venir. Pero todo lo que encontré fue más confusión y preocupación.
   Me tumbé de espaldas, mirando fijamente el techo en la oscuridad de la habitación. Mis manos se aferraban a las sábanas, sintiendo la tensión acumulada en mi cuerpo. Cerré los ojos con fuerza, tratando de calmar mi respiración agitada. Pero mi mente seguía corriendo, imaginando escenarios oscuros y temerosos.
   El tic-tac del reloj de cuco en la pared resonaba en mis oídos, marcando el tiempo que pasaba mientras luchaba con mis propios pensamientos. Me sentía atrapada en un remolino de incertidumbre, sin saber qué camino tomar ni a quién confiar. La ansiedad se apoderaba de mí, haciéndome sentir como si estuviera al borde de un abismo sin fondo.
   Finalmente, cerré los ojos y me dejé llevar por la oscuridad de la noche. Traté de apartar mis preocupaciones, de encontrar un poco de paz en el silencio que me rodeaba. Pero incluso en la calma de la noche, la tensión seguía palpable en el aire, como una sombra que acechaba en la penumbra.
   Soñar con una oscuridad plena y absoluta es como sumergirme en un abismo sin fondo, donde no hay luz ni claridad. En este sueño, experimenté una sensación de inquietud y desconcierto, como si estuviera perdida en un espacio sin forma ni dirección. La tinieblas parecen envolverme por completo, creando una atmósfera opresiva y desalentadora. Pero, es solo un sueño al fin de al cabo, ¿no?

Entre cartas y secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora