𝐀tormentada por la trágica muerte de su hermana y enfrentando la constante desaprobación de su madre, la vida de Ederne Moncada parece estar envuelta en un manto de oscuridad. Sin embargo, en medio de la tormenta, encuentra el amor a lado de Mauro...
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𝐑𝐞𝐜𝐥𝐮𝐬𝐨𝐫𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐂𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞 𝐌𝐞́𝐱𝐢𝐜𝐨.
Ederne sabía que debía enfrentar su miedo. Sentada en la sala de visita, no encontraría las respuestas que desesperadamente necesitaba.
───── Vámonos, Ede ───── su madre contuvo un par de lágrimas.
───── No ───── se levantó decidida ───── Iré con ese tipo, tengo muchas dudas aún en mi cabeza. ¿Te mencionó algo?.
───── No, y no creo que a ti te lo diga. Mejor vamos a poner la denuncia en su contra.
───── Debo ser fuerte y confrontarlo, mamá. Solo serán unos minutos.
Elvira lo aprobó, reconociendo el deseo de su hija de demostrar valentía. Sacó unos billetes de su bolso y los entregó al guardia, asegurándose de que Ederne pudiera pasar sin impedimentos.
───── Recibo más visitas que cuando estaba suelto.
Con su corazón acelerado se puso al frente de rubio.
───── ¿Vienes a preguntar lo mismo que tu mamá? Porque...
───── ¿Por qué a mi hermana? ───── interrumpió.
───── Ya se lo respondí a tu madre, chamaca. Pero si quieres lo vuelvo a decir porque veo que les gusta seguir sufriendo por esa muertita ───── la observó con una sonrisa maliciosa ───── Investigaba gente de dinero, de billete, tu hermana corrió con la suerte para mandarla al otro mundo y que se convirtiera en tu verdadero ángel guardián porque eso era, ¿no?.
La menor sintió un profundo coraje, incapaz de comprender cómo había causado tanto daño y confesado su acto como si no tuviera importancia alguna, se cuestionó desde hace cuánto tiempo había estado investigando a su familia puesto que sabía que le decía "ángel guardián".
───── Y lo mismo iba a pasar contigo, pero no se pudo.
───── Eres un mal nacido.
───── Lo soy ───── confesó.
───── Olvídate de salir algún día de este maldito lugar ───── levantó la voz ───── No volverás a hacerme sentir en peligro a mí ni a mi familia.
───── No seas tonta, niña. El peligro puede estar justo delante de tus ojos.
( • • • )
───── Qué raro ───── dijo Mauro mientras entraba a la oficina de su hermana. Venía de buscar a Ederne, pero en recepción le comentaron que había salido con Elvira hace más de una hora ───── ¿A dónde pudo haber ido Elvira con Ederne?.
