cap 2: las chicas hablan

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¡ERES UNE ESTUPIDE FANG!

Allí se fue tu oportunidad de oro para hablar con el bobo, se fue del auditorio y ni siquiera pude decirle. Mierda, me quedé sentada en el borde del escenario como une estupide y no me atreví a hablarle directamente. La mano de Reed se apoyó en mi hombro en señal de compasión, él sabe lo que quería hacer. Cuando Anon se fue, Reed me ofrece un porro de carfe sin soltar mi hombro.

─Para une hermane dolide, mis cosas son las tuyas, ¿quieres hablar de lo sucedido Fang? ─tomo con delicadeza el porro, fumando y exhalando el humo través de mi boca.

─aaaaah por Jesús raptor ─mis pulmones se hicieron ligeras y ahora podía hablar con tranquilidad.

Nos acostamos boca arriba en el escenario de madera, viendo las enredaderas que cuelgan del techo en forma de adorno. Reed se acostó a mi lado, quitándome el porro y fumando el también.

─ ¿No te atreves a decírselo? ─asiento en silencio mientras miro ─ tu a tu ritmo fang, díselo cuando crees que sea oportuno.

La suelta una gran nube de humo desde sus fauces, dejándome a mi pensativa sobre ello. El momento perfecto era algo que llevo esperando desde el día que tuve mi... bueno, mi momento en el tejado. El me escuchó, me dejó hablar para luego apoyarme en mi momento más bajo. Desde ese día mi corazón latía cuando estaba cerca de él, al principio pensaba que era común, pero ahora se bien lo que siento. Hasta me ayudó con respecto a mi instrumento, sin él, yo aún estaría tocando un bajo en la banda

Reed tiene razón, debo esperar el momento perfecto para decirle... aunque puedo decirle eso ahora. Mis manos se movieron y tomaron mi teléfono, dirigiéndose directamente al chat de Anon: no pude evitarlo en editar su contacto y ponerle un corazón al inicio y al final de su nombre. Mis dedos teclean rápidamente mis pensamientos, pero decido borrarlo todo al darme cuenta que era demasiado largo. Por fin mis dedos se ponen de acuerdo y escriben algo corto, una pregunta simple.

[Bobo, keria preguntarter algoo]

El carfe me hacía escribir mal, pero el mensaje era claro, ahora tenía que esperar...

El tiempo pasa y pasa, aun no llega una respuesta de él. Supongo que Naomi le está cargando de nuevas tareas, puta perra. De cualquier modo, las clases están por terminar por hoy. Estamos en un "receso para los clubes" y después de eso, vendrían el final de las clases. Tenía un plan armado en mi cabeza, encontrarlo al final de las clases para pedirle salir. Algo simple y no tan difícil, tu puedes Fang.

Cuando por fin suena el timbre, me levanto y me despido de Reed para irme a la entrada. Solo tenia que esperar al calvo y ahí preguntarle.

"Anon, pensaba en salir el sábado a comer, ¿irías conmigo?"

Muy cursi

"OH anon, bien agraciada sea tu presencia, que mis días alegra. ¿Me haría el favor de comer conmigo esta noche al calor de las velas?"

¿Que carajo me pasa?

─ Fang, cuanto tiempo ─una voz femenina me detiene a mitad de mi caminata, era Sonia, esa pequeña rarita...

Los recuerdos de una fiesta en la que los besos y el alcohol fueron los protagonistas salto a mi cabeza, trague saliva y mis músculos se tensaron, estaba preparade para salir corriendo. El solo recuerdo de ella besándome mientras estaba bajo los efectos de esa bebida eran suficientes para asquearme y ponerme nerviose. De hecho, no esperé a otra palabra de ella, salí corriendo por vergüenza... Lo siento bobo, mañana te lo pediré, pero no mientras ella siga cerca.

.

..

...

... ¿Qué carajo pasó? Fang salió corriendo frente a mis ojos sin siquiera mirar atrás.

"¿tan despreciable soy?"

Luego de ese pequeño auto desprecio, me vuelvo a poner mis audífonos para oír música mientras pienso en mis cosas. La playlist que nombré "Diamond City Radio" volvió sonar a todo volumen.

AH, bien, repasemos. Anon es un buen chico por lo que veo, se quedó a ver la partida de D&D todo el rato como niño en una tienda de dulces. Su compañía es reconfortante, como la de James, es un buen amigo... ¿somos amigos? Mierda estoy asumiendo cosas. De cualquier manera, se vio entusiasmado respecto a esto, incluso le gustó. Fui su primera vez viendo una partida de rol, una buena primera experiencia... ojalá mamá pensará lo mismo.

Sin darme cuenta llegó el bus que me llevaría a los suburbios, una vez me subí y me senté junto a la ventana, mirando el paisaje mientras volvía a mi casa. Y de nuevo sola con mis pensamientos, ay mi madre... ella nunca aceptó esto. Qué futuro esto y que dinero lo otro, nunca le gustó la idea de que haga juegos de rol y tampoco que escriba mis historias, justo igual que mi padre...

Papá...

Oh, llegaré a mi parada. Termino por levantarme lo antes posible, bajándome del bus poco después. Mi madre es una abogada de renombre, una mujer que no le falta precisamente el dinero, obviamente viviría en la zona más rica de Volcadera. La caminata a mi casa fue corta, una casa que parecía un copiaa y pega de las demás estaba frente a mi, siendo lo único que la diferencia un cartel publicitario de los servicios de mi madre.

Al entrar me recibe los muebles de madera tallados y el sofá blanco impoluto que siempre estaba frente al televisor de pantalla plana, además de varios jarrones con diseños de flores y fotos mias y de mi mamá. Parecíamos la familia perfecta en esas fotos, pero nuestras discusiones diarias y los constantes desacuerdos pintaban un paisaje diferente... solo es cuestión de tiempo para que lo que quede de esta familia termine por desmoronarse.

Pero fuera pensamientos tristes, no es tiempo de compadecerte, mamá no está en casa, eso solo puede significar una cosa: ¡FANFICS!

Emocionada corro escaleras arriba hacia mi cuarto, la puerta llena de pegatinas de undertale y My Hero Academia me dan la bienvenida a mi refugio, contrastando con el blanco monótono del cuarto de mi madre. Al entrar todo era mejor, mis dakimakuras de Sans y Muffet esperaban en la cama mientras que las tazas de undertale esperaban a ser llenadas... hogar.

Preparé mi lápiz y varios papeles, pensando detenidamente que escribir... hasta que la inspiración me cayó de golpe: Frost x Anon... un enemies to lovers... brillante

Es ahí cuando no pude evitarlo, aquel plesiosaurio impulsivo de aquel club me empezó a parecer tierno. Era extraño...

Me pasé horas escribiendo, me dormí tarde esedia.

Dungeons & DinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora