Ups and downs

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— Te lo digo Anon... — Reed pone una de sus manos detrás de su cuello mientras no detiene su caminata hacia la entrada— La humanidad sabía que no podía cambiar a la sociedad, entonces, en vez de reflexionar sobre ellos mismos, decidieron culpar a las bestias...

Creo que fumó más carfe de lo habitual

Ambos estamos camino a la escuela, por suerte nadie me robó ayer y vengo hasta perfumado y bien aseado, listo para lo que me depara el futuro. Reed era un caso aparte, con suerte se habrá lavado los dientes hoy. Pero aún así su sonrisa no se la quita nadie, tiene sus manos en sus bolsillos y su cola se mueve de lado a lado como si fuera un perro, obviamente feliz por algo. Aún así no pude preguntar por está felicidad suya, él empezó a avanzar rápidamente por los escalones dejándome al pie de estos sin posibilidad de seguirlo.

"Está muy raro... seh definitivamente es el carfe"

Ya con mi mente despejada empiezo a dirigirme escaleras arriba, tambaleándome por el cansancio. A medida que voy subiendo empiezo a ver lo que parece ser Sonia, de manera inconsciente empiezo a sonreír y a saludar con una mano en alto... Pero mi mueca de felicidad se desvaneció al notar que la microraptor estaba de todo menos feliz de verme.

Bajo esos hermosos ojos verdes esmeraldas hay unas ojeras enormes producto del sueño y sus manos estan detrás de su espalda, bajo mi mano lentamente con cierto temor por mi propia vida. Unos escalones más pude notar su curiosa vestimenta: tiene vendas recorriendo sus piernas, brazos y parte de su estómago, pecho y cuello, alguno de estos manchados con lo que espero que sea ketchup. Una falda hecha con los restos de algún short blanco al igual que, lo que parece ser, un top el cual descubre sus hombros hecho del mismo material que la falda. Una de sus manos está llenas de vendas mientras que la otra tiene un guante sin dedos...

¿Está haciendo cosplay?

Yo ni había llegado al último escalón cuando la pelirroja empezó a avanzar, a medida que más se acerca mi corazón late más y más fuerte por el miedo... quiero decir, no debe medir más de 1.40, pero aún da miedo.

— So-Sonia... —ella ni me responde, toma el cuello de mi chaqueta y me obliga a torcer mi espalda para verla directamente a los ojos.

— Escucha bien, simio calvo... ayer estuve parada como estúpida en el club de D&D, esperando a que tu gordo culo aparezca, no apareces, no respondes llamadas, no haces absolutamente nada...

— E-en mi defensa y... —Recibo una cachetada por mi atrevimiento, luego me tomó del mentón para que la mire.

— No me importa, vas a hacer todo lo que te diga, a menos que quieras que te dé una patada en las bolas

— o-ok... —Ese fue mi último gran error.

Sonia, en frente de todos los estudiantes, me puso un collar de metal con cerradura con una cadena de, al menos, 50 cm de largo. Los demás vieron perplejos como una micro raptor me regañó y encima me puso una correa, sinceramente yo también estaría con esa expresión. Luego de cerrar la cerradura del collar, ella guardó la llave en su bolsillo y me miró de nuevo, ahora, con una sonrisa de oreja a oreja.

— llevarás está correa todo el día, así aprenderás a no dejarme plantada nunca más... jeje.

"Tienen razón, las pelirrojas están locas"

— ¡¿DISCULPA?! —ella tira de la cadena que tengo atada al cuello, la fuerza fue tal que casi siento que me la arrancaría.

Muevo rápido mi cabeza para evitar que me vuelva a golpear, ella me abraza con una sonrisa, alzando uno de sus pies con una sonrisa marcada en su rostro de pura felicidad. Ahora me doy cuenta que soy el centro de atención de todos en este momento, adiós vida social...

Dungeons & DinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora