las gotas antes de la tormenta

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─ Fang, déjame, ya estoy bien ─Dice Trish mientras la acompaño a su siguiente clase, tiene una marca muy prominente en su hocico, la cual fue el resultado de alguna paliza… Pero tenía un cuerno agrietado y la nuca ardiendo al rojo vivo, esto último pareció ser más reciente.

“Ah cierto, que se peleó esta mañana, me pregunto porque no me quiere decir.”

─ Tienes suerte de que solo fue algo superficial, esa loca podría haberte quitado los cuernos a tirones ─Respondo riendo un poco.

Trish me contó lo que sucedió ayer, como la perra loca de Sonia le dio un golpe en la cara cuando terminó la clase de mates, pero por suerte no era nada tan grave, su cuerno no fue dañado y sus fosas nasales solo están un poco más moradas de lo usual. Una vez comprobado el buen estado de mi amiga, suspiro y miro el cartel que indica la detención, lo que me hace recordar como terminó el tema de la chica loca: resulta que se comió un brownie de carfe.

─ …Esa no tiene remedio ─Suspiro mirando a mi amiga, la cual re direcciona su mirada a la detención, poniendo una mueca de disgusto poco después.

─ ah… como me caga, ni siquiera se porque fuimos amigas de la enana putona ─sus palabras fueron como una patada en el estómago.

Revolviendo entre mis recuerdos encuentro unas memorias bonitas de ambas siendo buenas amigas: éramos cercanas y todo, nuestros padres hablaban seguido y nosotros jugábamos en el parque cada fin de semana… pero con ello también recuerdo la razón por la que dejamos de hablar: Un mosh pit el cual Sonia me había invitado y un poco de alcohol.

Era un día normal en ese entonces, recién estábamos teniendo las bases de lo que sería nuestra banda y nuestra profesora de español faltó de último momento, por lo que había grupos grandes de chicos en el patio. Todo esto es la razón del porque estamos alejados del resto, no queríamos morir en manos de algún preadolescente rabioso o algún puberto inmaduro, pero generó un efecto que no teníamos previsto: nosotros somos los pubertos inmaduros ahora por aislarnos como autistas.

─ Hey Fang ─La voz de una joven Sonia interrumpió el silencio que había entre todos, la pelirroja tenia gafas y frenos que casi parecían parachoques… era casi el estereotipo de nerda personificada─ ¿Si irás? Es que nunca fui a uno de estos lugares y…

─ Hey “sis” detén un poco tu tren de pensamiento ¿Al final iras a ese mosh pit? Te comerán viva ─Reed no se había aguantado las ganas de hablar, impidiendo que lo haga yo primero.

─ Lo sé, por eso quería ir con Fang, supuse que elle podría mostrarme de primera mano como es esta clase de lugares y eventos ─la sonrisa mas sincera posible que se marcó en su rostro hacía difícil la tarea de negarle esa petición.

Las cosas fueron bien hasta ahí, el final de las clases llegó y la hora a la que acordamos se avecinaba como si de un objeto imparable se tratase. He de admitir que mi relación con Sonia por ese entonces no era la mejor del mundo, pero éramos buenos amigos, aun así y con todo, me ponía nerviose esto: tenía dudas respecto a las intenciones de ella con la parte de llevarme con ella a este lugar.

Pero me detuve a mi misme de seguir pensándolo demasiado, solo estoy para ayudar a una amiga y nada más ¿no?

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