CAPÍTULO 7 ΕΝΑΣ ΛΕΥΚΟΣ ΛΥΚΟΣ ΜΕ ΑΣΗΜΙ ΚΩΣΤΕΣ

19 4 3
                                    

CAPITULO 7 UN LOBO BLANCO CON HILOS DE PLATA

Los dos Alfas, seguían en su lucha.

Mientras tanto Tae, tomaba fuerzas pues empezaba a sudar, su celo estaba más cerca de lo que se imaginaba y sería inevitable que se dieran cuenta de sus feromonas de omega, paso saliva y cuando tomó posición de ataque una mano lo jalo hacia atrás y solo vio como Hoseok, se adentraba a la pelea, tomó a su padre desde el cuello apartando lo del General.

-Padre, no arruines las relaciones con los alfas negros, sabes que pueden acabar con nosotros con solo abrir la boca- grito con todo lo que tenia, esperando cordura de su progenitor.

Su hermano entró también a sostener el alfa rojo, mientras Tae sostenía al General JungHyun, ambos transformándose al instante.

-¡Suéltenme, idiotas!- el alfa Gong Yong gritó mientras se incorporaba -Ya no tengo por que seguir aguantando cada estupidez que hagan estos bastardos de piel negra, es hora de tomar el poder, !IREMOS A LA GUERRA!- su voz de mando doblegó a los omegas de su clan; y Tae resintió, sus piernas temblaron y su saliva agria paso por la garganta, sacudió su cabeza y recuperó un poco su postura; aparentar un alfa con magia podría repeler un poco, a un alfa en pos de mando.

El General, vio a Tae perder su color, a un pálido sudoroso y algo agitado omega. Camino rápidamente y transformándose en lobo, se agachó, dando a entender que subieran a su lomo. Tae y Kay subieron y agarrando el pelaje, el lobo comenzó su camino de regreso al campamento.

Hoseok, observó cómo se alejaban por los caminos que llevaban al bosque, perdiendo la fuerza de su agarre, dejando que su padre lo empujara con fuerza para después patearlo en el piso, mientras le gritaba lo patético e inútil que es. Fue encerrado y golpeado para que nunca olvidará que la lealtad a su clan va sobre cualquier cosa.

Tae sujetaba fuertemente el pelo del General, sus nudillos son blancos y Kay casi inconsciente se aferraba del brazo de este, no quería caerse y muchos menos volver a ese horrible lugar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tae sujetaba fuertemente el pelo del General, sus nudillos son blancos y Kay casi inconsciente se aferraba del brazo de este, no quería caerse y muchos menos volver a ese horrible lugar. Cuando llegaron al campamento, dejaron a Kay con los sanadores que los esperaban, Tae se encontraba a nada de llegar a la cúspide de su celo. Su ansiedad ya empezaba a tomar forma y el General era muy consciente de ello, el olor era intenso y su piel se erizo, tomo a Tae en brazos y corrió hacia las cavernas del río; al llegar, busco la más profunda y empujo a Tae hacia el fondo, salio lo mas rápido que pudo y dejó que la cascada cerrará el camino.

-General, duele...duele muchísimo- sollozaba Tae, mientras se revolcaba en el interior de la caverna, el General sólo aguardo a una distancia prudente. Su mente divagaba, en miles de panoramas, todos alrededor de ese omega que gemía en la cueva, le importaba, quería protegerlo siempre; un gruñido lo saco de cavilaciones, giro hacia la entrada de la cueva, sus ojos se abrieron tanto que su mandíbula siguió su asombro, visualizo un lobo blanco, hermoso, con destellos plata y azules en su cabello sus ojos azul cobalto y su tamaño gigante, un digno representante de su casta, pero lo más llamativo era su porte de omega.

  Su mente divagaba, en miles de panoramas, todos alrededor de ese omega que gemía en la cueva, le importaba, quería protegerlo siempre; un gruñido lo saco de cavilaciones, giro hacia la entrada de la cueva, sus ojos se abrieron tanto que su mandí...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La Diosa Luna bañaba con sus rayos al majestuoso animal, dándole virtudes dignas de un omega dominante, un omega puro, fue un espectáculo digno de ver, el alfa solo seguía al lobo entre los árboles mientras este caminaba con torpeza hacia el claro del valle, ya al finalizar la noche y llegar la primera luz del sol, el majestuoso animal, yacía inconsciente en el suelo, se fue transformando hasta solo ver el cuerpo frágil de Tae.

El General, tomó en brazos al inconsciente omega, lo abrigo y rápidamente lo devolvió a la caverna, no quería que nadie supiera de su actual situación, así que espero a su despertar.

La Diosa Luna tiene sus preferidos y el predilecto de sus mimos, es el licántropo, siempre lo protege y lo llena de rayos que lo fortalecen en sus ciclos lunares, mientras este se deja rascar las orejas por sus deseos. Tae es el nuevo favorito, lo lleno de virtudes dignas de un acompañante de la luna, con este primer celo de transformación, le ofreció la digna arma, la garra de plata, que lo protegerá de todos sus enemigos, sería su emblema, su portento, sería reconocido en todo el territorio y en cielo como el omega más precioso de la Diosa Luna.

Los cambios eran evidentes, su sangre fluía más rápido, el corazón palpitaba fuerte, sus ojos se tornaron más azules, sus oídos captaron sonidos a grandes distancias y su piel, ¡Oh! su piel se puso más tersa, más suave y más hermosa. Cualquiera que lo viera sabría inmediatamente que era un omega hermoso; el General sabía que traería problemas, así que envió un mensaje a su amigo Seo Joon avisando del ciclo de cambio, no tardó sino mediodía en llegar a las cavernas para auxiliar a Tae.

Lo acompaño los dos siguientes días, entre sopa de gachas y avena, para fortalecer su cuerpo.

Tae por fin había despertado, se veía sublime, algo hermoso, etéreo, para los ojos de su maestre.

-Hola, por fin estás despierto- saludo SeoJoon -Toma cúbrete, has sido un caos estos días- Le paso una cobija, pues estaba desnudo después de su última transformación.

-Gracias, pero qué haces aquí- abrió la boca intentando conectar los últimos días -¿como supiste que estaría aquí?- dijo mientras tomaba el tazón frente a él.

-Sé, por tu madre, que se acercaba el ciclo de cambio- tomó un trago de vino, del mismo que le envió para su cumpleaños - así que me apresure a llegar, para que nadie sospechara o descubriera al omega más hermoso en la faz del mundo- mentiras, claro que son mentiras, si no hubiera recibido ese mensaje de mi amigo, la mentira sería descubierta y estaríamos en líos los dos. -Anda, levántate y aséate, debemos volver al campamento, el General te espera- asintió mientras terminaba de vestirse -debo volverte un alfa nuevamente, no quiero a todo un batallón enamorado, corriendo detrás de un omega puro-.

Caminaron como si nada pasara, algo que solo fue un sueño, Tae se veía más maduro, diferente pero siendo el mismo. Mientras caminaba por el batallón, las miradas lo asediaban, todos miraban sin dejar de parpadear, parecía algo digno de admirar.

-¡Vante!- Grito Soobin, levantando la mano para que lo viera - Donde estabas pequeño canalla- lo tomó del cuello -realmente me asustaste, creí que no volvería a verte- lo termino abrazando, con cariño -no vuelvas a desaparecer, amigo- soltaron carcajadas como si en verdad fueran años, -Wow, te ves radiante, no me digas que fuiste a los baños públicos del pueblo- lo examinaba detalladamente - en serio te ves hermoso hoy- toco su mejilla, hundió un dedo en su cachete asombrado de la suavidad de su piel -¡Oye! tienes que llevarme la próxima vez- termino por decir, para tomar su mochila y acompañarlo a la barraca.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DIRAC  Nos convertimos en una sola alma, únicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora