Capítulo 9: El Eco del Misterio

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El día había comenzado como cualquier otro, con el ajetreo habitual de la cafetería. Sin embargo, mi mente estaba dividida entre el trabajo y los pensamientos que no podía quitarme de la cabeza desde la noche anterior. Había algo en esa luz en el horizonte que me seguía llamando, pero hoy, mi atención tenía que estar aquí.

Matt apareció en la cafetería a media mañana, saludándome con su sonrisa habitual, aunque noté algo diferente en él. Su rostro estaba más pálido de lo normal, y cuando se acercó al mostrador para pedir un café, vi cómo sus manos temblaban ligeramente.

—¡Matt! —exclamé, feliz de verlo, pero también preocupada por su aspecto—. ¿Estás bien? Pareces cansado.

Matt se encogió de hombros y sonrió, restándole importancia a la situación.

—Solo una mala noche, Nisha. No dormí bien, eso es todo. Ya sabes, el trabajo a veces puede ser agotador.

Asentí, aunque la excusa no me convenció del todo. Siempre había algo en su voz que parecía ocultar más de lo que decía, pero decidí no presionarlo. Le serví un café y lo acompañé a una mesa cerca de la ventana, donde pudimos charlar un rato antes de que regresara a su trabajo.

Durante la conversación, noté que Matt se frotaba los ojos con frecuencia y, en más de una ocasión, se llevó la mano al pecho, como si tratara de aliviar una molestia interna. Me preocupé, pero cada vez que preguntaba, él desviaba el tema con alguna broma o comentario ligero.

—Prometo que estoy bien, Nisha —insistió, sonriendo de nuevo—. No te preocupes tanto por mí. Además, hoy solo pasaba a saludarte. No puedo quedarme mucho tiempo.

Finalmente, cuando terminó su café, se levantó con cierta dificultad y me dio un abrazo.

—Cuídate, ¿vale? —dijo, con una seriedad que no esperaba.

—Lo haré, pero tú también prométeme que te cuidarás. Si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme.

—Lo prometo —respondió con una sonrisa, aunque sus ojos revelaban un cansancio profundo que no podía ignorar.

Lo vi salir de la cafetería y desaparecer entre la gente que caminaba por la calle. Me quedé con una sensación extraña, como si algo no estuviera del todo bien, pero no podía ponerle nombre.

El día continuó, pero la inquietud permaneció en el fondo de mi mente. Un par de horas después, mientras limpiaba una de las mesas, Lily se acercó a mí.

—Nisha, cuando termines el turno, ¿te gustaría salir a tomar algo? —preguntó, con una expresión que parecía ocultar algo más.

—Claro, suena bien. ¿Ocurre algo?

—Hay algo de lo que quiero hablarte, pero prefiero hacerlo con calma, fuera de aquí —respondió, intentando sonreír, aunque no pudo ocultar la preocupación en sus ojos.

Asentí, sintiendo que algo importante estaba a punto de revelarse. Terminamos el turno en silencio, ambas sumidas en nuestros propios pensamientos. Cuando finalmente cerramos la cafetería, salimos juntas y nos dirigimos a un pequeño café cercano, donde pedimos unos refrescos y nos sentamos en una mesa al aire libre.

Lily parecía nerviosa, jugueteando con su vaso mientras buscaba las palabras adecuadas.

—Nisha, hay algo que...

Antes de que pudiera continuar, una sombra se proyectó sobre la mesa. Levanté la vista y, para mi sorpresa, vi al chico del edificio abandonado parado frente a nosotras. Estaba allí, con esa expresión enigmática que ya había visto antes, como si supiera algo que yo no.

Entre dos MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora