La mañana siguiente prometía ser tranquila hasta que mi móvil interrumpió mi sueño. Aunque no recordaba haber programado ninguna alarma, la pantalla brillaba con la notificación de una llamada entrante.
-¿Sí? -respondí, aún medio adormilada.
-Hola, ¿hablo con Nisha? -una voz femenina resonó al otro lado de la línea.
-Sí, soy yo. ¿Quién es? -pregunté, curiosa por el motivo de la llamada.
-Soy Lily, de la cafetería. ¡Enhorabuena! Has sido aceptada para el trabajo. Comienzas hoy a las 16:00. Una vez llegues, te explicaré todo.
Con un nudo de emoción en la garganta, agradecí y colgué, incapaz de contener la alegría que se apoderaba de mí. Inmediatamente, llamé a Matt para compartir la emocionante noticia.
Cuando el reloj marcó las 16:00, me dirigí hacia la cafetería con un palpitar acelerado en el pecho. La ventaja de vivir cerca era que el trayecto apenas me tomaba cinco minutos a pie. Sin embargo, al llegar, me encontré con la puerta cerrada y ningún indicio de actividad en el interior. Decidida a no dejarme vencer por la incertidumbre, di unos golpecitos en la puerta.
Poco después, apareció Lily, disculpándose y abriéndome paso hacia el interior.
-¡Hola! Perdona por la espera, estaba en el almacén y no te escuchaba. ¡Pasa, pasa! -me recibió con una sonrisa amable.
Entré tímidamente, pero la calidez de Lily me hizo sentir bienvenida de inmediato.
-Encantada, soy Lily, tu compañera de trabajo -se presentó, extendiéndome la mano.
-Hola, Lily. Encantada, soy Nisha -respondí, devolviendo el apretón de manos.
-¡Wow! No había visto unos ojos tan bonitos y únicos -me elogió, observándome con admiración.
-Los tuyos también son preciosos, parecen dos gemas de esmeralda -respondí, halagándola a su vez.
Me sentí cómoda en su presencia. Lily irradiaba una energía positiva y contagiosa que me hizo sentir bien desde el primer momento. Me mostró el almacén, explicándome dónde podríamos cambiarnos y el uniforme que debíamos usar. Todo parecía cómodo y bien organizado.
Después, me dio un recorrido por el establecimiento, detallándome cómo funcionaban ciertas cosas y las diferentes áreas de trabajo. También me informó sobre mi horario y me dio la grata noticia de que el salario inicial era bastante bueno.
El momento de la apertura llegó y nos encontrábamos ambas en la barra, preparándonos para recibir a los clientes. Mientras ponía en marcha la cafetera, escuché a Lily decir: "Mira, Nisha, ahí tienes a tu primer cliente". Giré nerviosa para salir de la barra y atender, y la grata sorpresa fue descubrir que mi primer cliente era Matt. Quería abrazarlo como saludo, pero recordé que estaba trabajando y me contuve. Me acerqué a su mesa mientras él me miraba con una agradable sonrisa.
-Matt, ¿qué haces aquí? No imaginé que vendrías -dije emocionada, devolviéndole la sonrisa.
-Sabía que Lily te daría el trabajo. Claro que iba a venir a verte -respondió también con una sonrisa.
-¿Qué vas a tomar, Matt? -pregunté, dispuesta a servirle.
-Un café con leche y sacarina, por favor -pidió amablemente.
-Enseguida te lo traigo -asentí con una sonrisa.
Me dirigí a la barra y Lily me ayudó con la cafetera. Cuando ya lo tenía preparado e iba a llevárselo, ella me detuvo para sugerirme que le llevara un trozo de bizcocho de zanahoria. Confundida, le dije que no lo había pedido, a lo que ella respondió que era una cortesía de la casa y que sabía que sería un detalle especial para él.
-Aquí tienes tu café, y un trozo de bizcocho de zanahoria -serví, sonriendo. Invita la casa -recalqué.
Matt me dio las gracias y miró a Lily, reconociendo su gesto. Sabía que lo del bizcocho había sido idea suya y nos agradeció a las dos.
A medida que pasaba la tarde, atendí a más clientes y me di cuenta de que trabajar en hostelería no era tan sencillo como parecía. Cuando miré el reloj, ya era hora de cerrar. Los últimos clientes se marcharon y nos quedamos Lily y yo para limpiar y cerrar la cafetería.
-¿Qué tal tu primer día, Nisha? -me preguntó.
-Estaba algo nerviosa, pero creo que lo llevé bien. La visita de Matt me ayudó a relajarme -confesé.
-¿Llamas a tu abuelo por su nombre? Yo a los míos siempre les decía "abu" -sonrió mientras limpiaba los cubiertos.
-Bueno, no tenemos mucha relación, así que por eso le llamo por su nombre -mentí, tratando de ocultar mi nerviosismo.
-Pues se os ve super bien, extrañaba verle con alguien y me alegré cuando vinisteis juntos -confesó Lily.
Pareció aceptar mi explicación y continuamos limpiando la cafetería en silencio. Pero su comentario me hizo pensar. ¿Qué más sabía ella sobre Matt? ¿Y por qué estaba tan interesada en nuestra relación?
Ahí supe que había metido la pata. Lily estaba asumiendo que Matt era mi abuelo y parecía emocionada por ello. No quería decepcionarla ni crear más complicaciones, así que decidí seguir con la mentira por el momento. Suspiré internamente y asentí con una sonrisa.
-Sí, Matt es muy especial para mí. -respondí, tratando de mantener la fachada.
Continuamos con nuestras tareas mientras mi mente daba vueltas, tratando de comprender la situación. Era evidente que había más en la relación entre Matt y yo de lo que había pensado inicialmente, y no estaba segura de cómo manejarlo. Pero por ahora, tenía un trabajo que mantener y una mentira que sostener.
Después de cerrar la cafetería, Lily y yo nos despedimos con una sonrisa en los labios. Me sentía satisfecha por cómo había ido mi primer día de trabajo y emocionada por las posibilidades que se abrían ante mí. Salí del local con un brillo en los ojos y un sentimiento de gratitud hacia Lily por su cálida bienvenida.
Cuando salí a la calle, me di cuenta de que la tarde había caído y las luces de la ciudad comenzaban a iluminar las calles. Respiré profundamente el aire fresco y me dirigí a casa con paso ligero. La sensación de haber encontrado un trabajo y un lugar donde encajar me llenaba de alegría y esperanza.
Al llegar a casa, me encontré con una nota de Matt sobre la mesa de la cocina. Decía: "Espero que tu primer día haya ido genial. Te preparé la cena, está en la nevera. Descansa y nos vemos mañana. Matt". Una oleada de gratitud y cariño me invadió al leer esas palabras. Era increíble cómo alguien que había conocido hacía tan poco tiempo se preocupaba tanto por mí.
Me dirigí a la nevera y encontré una deliciosa cena. Mientras cenaba, reflexioné sobre lo afortunada que me sentía de haber conocido a alguien tan amable y generoso como él. Su apoyo y su confianza en mí me daban fuerzas para seguir adelante, incluso en los momentos más difíciles.
Después de cenar, me preparé para descansar. Me metí en la cama con una sensación de paz y gratitud que me envolvía como una cálida manta.
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Entre dos Mundos
Novela JuvenilNisha es una joven huérfana con un secreto extraordinario: puede desplegar unas majestuosas alas a voluntad. En una bulliciosa ciudad que nunca se detiene, vive una existencia errante, sin hogar ni familia, ocultando cuidadosamente su don para evita...