Hoja en Blanco -KookV- [omegaverse]

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Un roce de tus manos.

Quizás la magia no está en la luna, sino en quien piensas mientras la ves brillar.

IanSuk.

Un incómodo sentimiento invadió el pecho de Vimian mientras yacía acostado. Las mantas cálidas lo acobijaban, todo a su alrededor estaba oscuro, escuchaba el viento silbando en las afueras de la cabaña, y a los insectos interrumpir el siniestro silencio del bosque con su canto.

Llegó a un punto en el que sus pensamientos lo obligaron a ponerse de pie. Quitó las mantas que cubrían su cuerpo, y aquella tela blanca, sedosa y delicada de su camisón resbaló por sus piernas hasta llegar a sus tobillos. Sus pies descalzos tocaron la madera húmeda del suelo y mas allá de sentir frío, no le molestó. Se animó a caminar para salir de esa pequeña habitación.

Los pasillos angostos también estaban oscuros, pero sabía bien por dónde debía ir. Siguió derecho, hasta que llegó al área de una improvisada cocina. Ahí parado justo a un lado de una mesada de madera, observó el bosque a través de los cristales viejos y sucios de la ventana; ya no había miedo en sus ojos.

Claro que era extraño sentirse seguro allí. Una casita desprotegida, en medio de la nada, solitaria e inestable. Pero lo más singular, era que no deseaba estar en un lugar diferente.

Se volteó para admirar mejor lo que había a su alrededor, aunque en realidad no tenía mucho que ver mas allá de las paredes. Se quedó perplejo detallando una mesa pequeña con solamente una silla. Luego fue asociando una cosa con otra. Todo era de una unidad; un cuchillo grande, un tenedor, una cuchara, un plato.. no daba lugar a dudas, el joven de allí vivía solo y no lucía como si tuviera visitas a diario.

Estuvo tentado a tomar una fruta de las que estaban dentro de un bol en el centro de la mesa, solo que se abstuvo de hacerlo pues no correspondía tomar algo ajeno sin tener un consentimiento previo del dueño. A todo esto, se preguntó en dónde estaría el chico lobo.

Miró la puerta principal de soslayo.. ¿Estaría afuera?.
Caminó en esa dirección y la abrió sin razonarlo consigo mismo. El viento helado arremetió con fiereza por cada parte de su cuerpo, la tela fina de su vestimenta no era la adecuada para estar en ese ambiente. Hizo tres pasos para salir hasta que sus pies tocaron el césped. Dio una vuelta en su lugar, y mirando hacia arriba notó que el cielo era mágico en ese sitio. Las estrellas y la luna brillaban e iluminaban la noche de una manera alucinante.

Y cuando bajo la vista fue que lo vio, IanSuk. Estaba recostado sobre el tronco de un árbol, uno de sus brazos estaba alzado y escondido debajo de su cabeza. ¿Estaría despierto o estaría perdido en la inconsciencia de un sueño profundo? No lo sabía, desde esa distancia no alcanzaba a comprobarlo.

No sabía con certeza lo que buscaba del joven que a duras penas le permitió quedarse. Siempre, desde niño, supo escuchar rumores de los guardias y de las empleadas del castillos sobre viejas historias que involucraban a un niño y al bosque; eran escalofriantes, esos relatos eran tan aterradores que lo único que provocaban es no querer acercártele jamás a un ser como él. Sin embargo, ¿Por qué hacía todo lo contrario? ¿Por qué estaba caminando en su dirección para reducir la distancia entre ambos? ¿Por qué no hacía caso a esas advertencias y se alejaba del chico? ¿Por qué le gustaba tentar a su suerte?.