Frente a Mí

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Recuerdo que ese día estaba muy nervioso, lo suficiente para tener dolor de estómago o tener náuseas. Sabía que era una fecha importante, una fecha que no se puede olvidar, una fecha que incluso anoto en el calendario con antelación, para no dejarla pasar. ¿Tú lo recuerdas?

Por supuesto que lo hago [rio un poco], me temblaban las piernas de los nervios, intentaba caminar con seguridad, pero sentía que en cualquier momento me caería y arruinaría todo, era una sensación que hacía que quisiera salir corriendo. Sin embargo, en vez de retroceder, avanzaba cada vez más, hasta que terminé frente a ti.

Te veías hermosa, desde que entraste al lugar no pude quitarte la mirada de encima, mis ojos te seguían a todas partes. Tu rostro era serio, en ese momento supuse que estabas tan nerviosa como yo [la mira a los ojos] al mismo tiempo te veías tan concentrada [sonrió]. Te encontrabas justo enfrente de mí, con ese largo vestido blanco, como una princesa, y en cuanto miré tu rostro frente a mí, pude ver esa sonrisa a través del velo.

Tú me sonreíste de vuelta [lo miró con una sonrisa]. Recuerdo que quería tomar tu mano en ese momento, sin embargo, lo único que hice fue sujetar el ramo de gardenias blancas en mis manos. Me dije a mi misma que tenía que esperar un poco, mientras me preguntaba «¿Cómo es posible que esté tan tranquilo?»

Me alegro de aparentarlo bien [rio un poco] en ese momento era un manojo de nervios. Estabas tan linda que quería besarte, claro, no lo hice, aún no podía hacerlo, pero me concentré tanto en ello que estuve a punto de olvidar mis palabras. Sabes que tus ojos siempre me han recordado a las estrellas, pero esa vez eran más bonitos que esas estrellas, me perdí en ellos hasta que alguien me devolvió a la tierra.

Te trabaste [sonrió con amplitud]. Solté un suspiro de alivio al saber que estabas tan nervioso como yo, eso hizo relajarme un poco. Volví a mirarte como si hubiese sido hechizada, te veías muy apuesto con ese traje, tenías algo que te hacía ver diferente, muy atractivo.

Volví a verte sonreír de nuevo, pensaba que en cualquier momento te burlarías de mí. Me sentía algo avergonzado, pero solo lo dejé pasar. Te miré a los ojos y te prometí amor eterno e incondicional frente a todos, prometí que siempre tomaría tu mano y que nunca la soltaría, prometí que me quedaría en tus días felices, tristes, soleados o lluviosos, aquellos días en los que me ames o en los que me odies, desde el principio hasta el final.

Te vi... [sonrió con dulzura] decirlo con tanta seguridad que toda duda se disipaba por mi cabeza, sólo podía verte a ti y a nadie más. Llegó mi turno. No pude evitar sonreír enormemente, prometí que me quedaría a tu lado hasta el último día de mi vida, que amaría todas y cada una de tus versiones, prometí que afrontaríamos juntos esos días tristes y lluviosos, así como haría junto a ti los días felices y soleados más alegres, prometí que me quedaría los días en que me ames y en los que me odies, porque prometí caminar a tu lado, así como tú prometiste caminar junto a mí.

Y sigo sin retractarme [la miró con dulzura, sin dejar de sonreír], terminé de decirte mis promesas, así como tu dejaste de decir las tuyas. Coloqué un anillo en tu mano izquierda, tu hiciste lo mismo, estábamos finalizando ese contrato, esa promesa que ni siquiera en nuestra vida anterior pudimos hacer, y que después de tanto, íbamos a cumplir esa promesa.

Recuerdo que cuando me colocaste el anillo vi algo grabado en él "cumpliré mis promesas sin importar que" eso decía mi anillo, mientras que el tuyo decía, "esperaré sin importar que", lo descubrí unos días más tarde. Después de colocarnos los anillos, nos miramos por un instante, me tomaste de ambas mejillas y me diste un dulce beso en los labios, ese beso fue aquél con el que cerramos nuestras promesas.

No quería soltarte, lo admito, pero tuve que hacerlo por un momento. Tomé tu mano y salimos juntos del lugar, tu aventaste el ramo de flores, ni siquiera recuerdo quien lo tomó. En ese momento te cargué entre mis brazos mientras desaparecíamos de la multitud.

El ramo lo tomó Clarisse [sonrió]. Y antes de siquiera poder acercarme, tú me tomaste entre tus brazos, yo solo veía como nos alejábamos de la gente. Te de tuviste a besar mi mejilla y solo eso. Lo recuerdo muy bien, ese día frente a ti, un día que jamás olvidaré, fue nuestra promesa.

Te Espero en mi Próxima Vida (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora