¿Confías en mi?

3 2 0
                                    

Sentí una mirada que provenía desde mi espalda, me di la vuelta para ver, y me encontré con unos ojos azules, en automático desvié la mirada, y esa mirada me siguió, quedando frente a frente.

— No huyas de nuevo — me dijo.

— ¿Huir? — evité su mirada — ¿Cuándo he huido?

— Lo estás haciendo ahora.

— No lo hago.

— Si lo haces.

— ¡Que no! — elevé mi voz

— Si es así, ¿por qué no me miras? — creo que sonrió.

— No puedo hacerlo — miré afuera del salón.

— ¿Por qué?

— Porque de seguro cometeré una locura — lo miré.

— Yo soy en que va a cometer una locura — me miró.

— ¿Tú? — dije incrédula.

— Sí — tomó mis manos —. Justo ahora — besó mis manos.

— ¿Por qué haces eso? — retiré mis manos.

— Tienes razón, no debí de haber hecho eso — pasó su mano peinando sus cabellos —. Simplemente no pude resistirme — me miró y sonrió —. Lamento eso.

— ¿Por qué eres así? — dejé escapar.

Él se quedó en silencio esperando a que continuara lo que iba decir, no pude seguir viéndole, desvié la mirada y continué.

— Olvídalo, ¿qué haces aquí?

— Vine a verte.

— ¿A mí? — miré al piso.

— Por supuesto que a ti — se agachó de tal forma que pude ver sus ojos frente a mí —. Primero vienes a buscarme y luego desapareces como si nada — me miró directo a los ojos.

— Pues lo siento, solo olvida eso, y también a mí.

— Es demasiado tarde y pides imposibles.

— Lo harás — afirmé.

— Ni siquiera dejarás que me excuse — me miró con dolor.

— ¿Debería? — sonreí con amargura.

— Deberías.

— Entonces lo siento, no puedo — el soltó un suspiro pesado.

— ¿Por qué?

— Porque cometeré un error, porque tengo miedo de lo que dirás, porque al parecer te amo... y duele saber que no... — lo miré mientras sentía que se me quebraba la voz.

— ¿Duele? ¿tú me amas? — me miró desconcertado.

— Ignora lo que dije — me arrepentí de inmediato de lo que dije e intenté irme.

— No huyas de nuevo — tomó mis hombros impidiendo que me levantara del banco.

— ¿Realmente dijiste...

— Está mal — lo interrumpí.

— ¿Por qué está mal? — hizo que sus ojos se encontraran con los míos — ¿Por qué no me dejas amarte? ¿o acaso eso también está mal?

— ¿Amarme a mí? — lo miré con total desconcierto — ¿Y ella?... Dalia.

— ¿Por qué hablas de ella ahora? — me miró con molestia.

— Es que yo... te vi con ella... y tú... ella... — la vergüenza y los nervios se hacían cada vez más evidentes en mí.

— Eso nunca pasó.

— ¿No? — por primera vez quería mirarlo a los ojos.

— No, eso nunca pasó — negó con la cabeza — ¿Podrías creerme? "¿confías en mí?"

Sus palabras se interpusieron con un recuerdo que resurgió de mi cabeza, ahora podía verlo, la misma persona, aquella persona con la que tanto convivía, esa que tanto me hizo vivir una montaña rusa de emociones era él.

Eras tú, resulta que ya te amaba incluso antes de saberlo, resulta que mi amor es desde antes, quién iba a pensar que aquellas últimas palabras que escuché antes de morir serían cumplidas. No pensé que, sin darte cuenta, estarías frente a mi cumpliendo esa promesa absurda, que el destino ayudó a lograrla.

Cómo era posible que tres palabras cambiaran todo, de alguna manera, ahora incluso podría creer cualquier cosa. Quizá sea por este sentimiento, busco una forma de unirme a ti, aunque sea por medio de una pila de recuerdos que tal vez ni siquiera existieron, mi corazón está tan desesperado que busco alguna forma de seguir unida a ti.

Te miro frente a mí, no quiero alejarme, ¿realmente podría?, no lo sé, estoy nerviosa, el miedo aún persiste en mí. ¿Y si es un sueño? No quisiera despertar de él, hacerlo me arruinaría, cada que lo viera sentiría que me desgarran el corazón, pero, y si no es así...

— Sí — no pude evitar sonreír — Confío en ti — lo miré —. Creeré en ti.

Soltó un suspiro de alivio, sin embargo, se veía nervioso, sonrió y me tomó de los hombros.

— ¿Enserio?

— Sí — asentí.

— ¿Entonces no es un sueño? — me miró

— Yo tampoco puedo saberlo, pero... si lo es... ¿podrías no despertarme de él?

— No lo haría, yo tampoco querría eso — se acercó más a mi —. Así que... ¿me permitirías amarte?

— Lo haré — sonreí —. Y esta vez no huiré, solo déjame permanecer junto a ti.

Él me miró en silencio mientras una cálida sonrisa se formaba en su rostro, sin embargo, no dejaba de mirar sus ojos, eran tan expresivos, se acercó más a mí, entonces, me besó.

Te Espero en mi Próxima Vida (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora