-Capitulo 19

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No quiero dar vuelta a la página

|Narra Sonic|

Jamás había entendido a ese dicho, que dice “los opuestos se atraen”, hasta ahora.
Qué me había enamorado del chico amargado que no quería tenerme cerca, ahora éramos pareja. Irónico, demasiado.

Teníamos cuatro días saliendo. Parecía una vida entera, los días pasaban volando al estar a su lado, ya que el tiempo jamás es un problema, y jamás lo sería. En esos únicos días logré conocerlo más a fondo, no sé que debí hacer para que poco a poco demostrara el verdadero Shadow que llevaba dentro.

O tal vez había cambiado.

Todos se morirían de envidia al saber que en cuestión de días el chico frío y cortante se había vuelto en un oso cariñoso, que te podría sonrojar en segundos, que podía hacerte reír. Y que mejor que fui yo quien había hecho que se convirtiera de esa manera. Amaba su personalidad en todos los sentidos.
Su personalidad lo hacía único, lo hacía el mismo e interesante, su personalidad de oso cariñoso era que lo hacía amar mil veces más.

¿Mil veces?
No es tanto...

Un número que lleve un “1” y varios ceros.

No soy bueno en matemáticas

Los días eran perfectos, lluvia casi toda una semana, el y yo, todas las tardes ya que la universidad nos lo pedía. Citas sin querer. En realidad siempre queríamos.

Cada noche, mañana, o tarde, eran mil vidas recorridas a su lado, reía junto a el, llegaba a mi departamento con una sonrisa de oreja a oreja, siempre sonriendo como un loco que en cualquier momento me confundirían con uno, literalmente. Amaba todo, no quería otra cosa, no pedía más, solo el y yo, que podrías llamarlo de todas las maneras posibles.

Shadow y yo, yo y Shadow, el y yo, el chico hiperactivo y el chico amargado, el amante de los chillidogs y el amante del amante de los chillidogs. Solo nosotros en todos los aspectos que fueran posibles.

Su sonrisa, sus ojos siempre serán aquello que me marcaran de por vida, y aún así me quedara ciego y no pudiera verlos, en mi mente seguiría recordandolos perfectamente. Todo de el.

No necesitaba nada, ya lo tenía todo con el, aunque hablemos solo de cuatro días que para los demás sería tan poco y ridículo obsesionarse con alguien. Si, era loco, era ridículo, era tonto, todas las maneras que los demás lo quisieran ver.

Solo nosotros nos entendíamos.

Al estar con el me sentía como darle un bocado a mi chillidog, una alegría inmensa.
Era nostálgico pensar en todo lo que sucedería entre nosotros, tal vez nos enamoremos mil veces más, recreando desde el primer sentimiento que tuvimos, una gran aventura donde el y yo solo éramos protagonistas.

Había llegado a mi departamento después de haber pasado una hermosa noche con unos preciosos ojos. Cómo siempre el lo hacía, ya iba llegado sonriendo, era bastante notable que estaba feliz... O enamorado.

Tails estaba postrado sobre el comedor quien al llegar me miraba arqueando una ceja, como si quisiera preguntarme algo, o como si se hubiera enterado de algo de mi, conocía sus lenguajes corporales.
Me acerque a el, a lo que me vió apoyando su brazo sobre la mesa sosteniendo su cabeza.

Tenías que ser tú •|Shadonic|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora