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Ambos chicos permanecieron durmiendo hasta el amanecer. Uno a un lado del otro, que después de haberse entregado a noche tuvieron ese atrevimiento de cubrirse con una sábana por el leve frío que a veces la noche suele provocar. El cobalto con sus dedos enredados en la pelusa del azabache quien sus manos se plasmaban en las las mejillas del erizo. Sentirse le hacia sonreír.
Tenían un mes desde que sus vidas volvieron a unirse, era lo mejor, está vez, nada ni nadie podía ver sus diferencias y provocarles algún malestar. ¿Qué tanto tuvieron que pasar para llegar hasta aquí? Por millones de situaciones, distancia, pensamientos, todo de lo que nadie puede estar preparado. Pero al final solo fueron ellos.
«Un azabache gruñón y un erizo cobalto de chistes malos»
Pero ahí estában, abrazados, con el puro amor que se tienen y con el que tuvieron la noche anterior.
☆
El azabache despertó. Era hora de ir al trabajo, no queria irse. Con precaución se fue retirando del agarre del cobalto para no despertarlo.
No funcionó su técnica, el erizo abrió sus ojos al no sentir a Shadow a su lado.—¿Shadow?—Musitó bajo.
—Lo siento, no quería que despertaras.
—¿Por qué? ¿Ya te vas al hospital?—Preguntó levantandose.
—Si, se me hace un poco tarde, no quiero irme—Le susurró —Por cierto, ayer antes de que...
Se miraron mutuamente. El cobalto apartó su mirada apenado con lo que el azabache pudiera decir de la noche anterior.
Aclaró su voz—Antes de que saliéramos, Melphiles me dijo que fuéramos a su departamento. Ya sabes, dijieron que compraron una nueva película de suspenso que quieren verlo con nosotros—Le mencionó Shadow arreglando sus zapatos.
—¡Claro! Amo estar con ese par.
—Si, aunque a veces son algo alocados—Rió leve—Pero son agradables.
Faltaban quince minutos para que dieran las ocho. The Hedgehog se levantó y preparó un café para el y para su chico que se le estaba haciendo un poco tarde.
Pero no le importaría merecer alguna queja de su impuntualidad si se trataba de su chico que tuvo el gusto de prepararle algo para que no se fuera con el estómago vacío.—¿Te eh dicho que te amo?—Preguntó el azabache dando un sorbo a su taza de café.
—Si, millones de veces—Le sonrió.
—Esta mañana no te lo dije—Musitó—...Te amo.
—Yo te amo más.
Miró su reloj, se le estaba haciendo tarde por diez minutos.
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Tenías que ser tú •|Shadonic|
Romance«Siempre fuimos como el Sol y la Luna, nunca pudimos coincidir.... Pero estamos hechos el uno para el otro» [...] Un azabache gruñón. Y un erizo cobalto hiperactivo ¿La combinación perfecta? Tú serás el sol, yo seré la luna, solo deja que tu luz bri...