Capítulo cuatro:La primera mitad de la verdad.
La sala de la gran casona de seres supremos se encontraba en total silencio mientras que los demás en la gran mesa miraban a los enemigos con algo de incomodidad.
—No puedo creer que seas tan cobarde. —esa fue Europa con total indignación y repulsión a su figura de autorizada; este fruncido aún más él ceño mostrando sus ojos rojos en señal de amenaza. —Si tanto detestas no ser él centro del multiverso puedes irte. —su núcleo pálpito.
Esas fueron las mismas palabras que él mismo uso hace tantos años, aun recuerda como se sintió una vez ella decidió irse y jamás volver. La menor obviamente se mostró melancólica pero no dejó que esto le afecte y se bajo de la mesa mirando por última vez a la Tierra que tenía pegada la mirada a la misma.
—Sigues siendo un egoísta. —dijo esperando una respuesta por parte de... Él.
Este no respondió, le dolía, demasiado, sin embargo sigue firme en su decisión; aun recuerda ese día como si fuera ayer.
—Y... Yo. —quería hablar, sin embargo las palabras se atoraron en su garganta sin dejar que hablara.
Desde hace mucho lo que ha querido hacer es proteger a los que ama, no hiba a permitir que alguien que no sabe lo difícil que es el universo ponga en peligro a su familia.
—Esta junta se acaba por ahora. Volveremos la próxima semana. —y con ello la da por finalizada; ve el licor en su pequeña mesa y los vasos a un lado, en vez de servir una pequeña porción tomó la jarra entera y bebió de ella.
Los otros dos lo miraban con algo de preocupación, mucha preocupación, asta que uno de ellos habló.
—¿Fuiste tú? —el contrario dejó de beber y miro al mayor que se mostró serio; sabía que no podría negarlo, suspiro. —Sí. —Marte miraba a ambos overlords totalmente sorprendido.
—¡Espera! ¿Qué es un Titán? ¿Acaso son indestructibles o porqué se mostraron tan impactados por su cabeza? —ambos mayores rieron levemente por las interrogativas de su recién llegado «testigo». —Bueno, los Titanes son seres creados por el astro principal qué actualmente se encuentra desaparecido. —explicó Neptuno; él no sonaba como el loco e ingenuo planeta si no como el carismático y estratégico overlord.
—Ese mal nacido creo a millones de ellos, todos tienen más edad que cualquier otra cosa en el universo no hay una forma de derrotar a ninguno; son feroces, inteligentes y sobre todo... Poderosos e inmortales. —ese fue Tierra que sonaba algo aterrado. —Asta ahora. —el contrario negó con la cabeza sentándose en la gran silla de su enorme escritorio.
—Solo hice lo que tenía que hacer. —mencionó con bastante inseguridad en si mismo; el contrario lo tomó del hombro. —¿Por qué? Si el Titán a muerto a mano tuya ¿por qué no saber de tú gran valor? —el menor miraba la madera obscura con los ojos llorosos.
—Si se enteran de esto el universo carea en una terrible guerra. —se explica recargando su cabeza en la palma de su mano cerrando sus ojos. —Yo no se quien vivirá, no voy a arriesgarme a perder a Luna o a... Europa. —el planeta de la guerra miro sorprendido y confundido a su hermano mayor que se recargo en su silla.
—¿Por qué no quieres perder a alguien que intentó matarte? —preguntó, el contrario suspiro. —Simplemente quería molestarme, estoy casi seguro que no era realmente su intención «matarme» —respondió con seguridad, la conocía tanto como ella a él.
La Tierra, un planeta lleno de secretos y misterios que no quiere revelar; hay tantas cosas por saber de él, eso sin dudas.
-- Fin del capítulo cuatro. --
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Tierra, el planeta extranjero.
FantasiaLa Tierra; como todos en el sistema solar lo saben, es el planeta más grande de los rocosos y uno de los más mayores en el sistema solar. Sin embargo eso no siempre ha sido así, y lo digo porque la Tierra no es realmente de la Vía Láctea, es de otr...