Capítulo siete.

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Capítulo siete:La embajada y la reunión vecina.

Planeta y Luna miraban a la más grande de todas; la Tierra abrazo a su hija con recelo mirando con ojos filosos a Ganimedes que solo pudo tragar grueso ante tal mirada que lo penetraba asta lo más profundo de su ser.

—Papá, tranquilo, es un buen chico. —el mayor suspiro, miro a su hija transmitiendo mil y un cosas lo que ocasionó que bajara la mirada avergonzada. —Sí, ya se que no fue mi mejor idea lo de la Revolución pero... De verdad necesitaba de tu atención. —el mayor sonrió volviendo a abrazar a su hija.

—Papá. —el contrario miro a Europa que tenía un leve sonrojo sin creer que después de tantos años diría esto. —¿P... Podría, volver a visitarte algún día? —la Tierra sonrió enternecido por sus palabras besando la frente de la Luna.

—Ese siempre será tu hogar, recuerda, sigue siendo tu casa. —responde, el grito ahogado de Júpiter ocasionó que ambos lo vieran. —¿La Luna qué he estado cuidando es hija de la Tierra? —el nombrado arrugó el entre cejó con odio en su mirar apartando la mirada.

—Así es Júpiter. —auch, eso sin dudas le dolió al gigante gaseoso que se sintió más culpable de lo normal. —Muy bien cielo... Te ayudaré, pero déjame acompañarte, realmente no quiero que te suceda algo. —el satélite asintió, feliz por completo pues seria su primera reunión en la galaxia madre.

[...]

En una residencia dos cuerpos celestes ven la imágen de una de los tantos Overlords sosteniendo la cabeza de uno de sus soldados. Su corteza naranja dejaba ver que era un planeta, algo que no tenía mucho sentido pues la galaxia madre se encontraba lleno de estrellas. Delante de él un cuerpo celeste de color azul obscuro con toques negros hablaba algo que en sinceridad no le interesaba.

—Una de esas pestes mató a uno de nuestros mejores soldados. —mencionó con total desagrado, una mano naranja se mostró en señal de que dejara de parlotear. —tranquilo Planeta X, Iris se encargara de ellos. —Iris, el líder de los exterminadores habló con total seguridad mirando la imagen, Planeta x segundo al mando solo podía gruñir en negación a lo que el mayor lo sentó en sus piernas.

—Tranquilo mi pequeño, papi se hara cargo. —el menor solo evitó verlo con un evidente sonrojo, la puerta se abrió dejando ver a uno de los mensajes directos del palacio.

Era una carta del castillo central más específico del monarca principal, Alcmene le contó que al parecer el Overlord principal tendría una reunión nuevamente; parece que no aprendió la lección.

Tendrá que darle una amistosa advertencia.

[...]

Suspira, ¿cuanto falta para la próxima reunión con la galaxia madre? Si no mal recuerda son dos días aproximadamente, aun se encuentra nervioso pues teme que algo le suceda a sus hijos, Luna los acompañara pues ya es momento de que se balla integrando a estos escenarios como su sucesor.

Su miedo sube una vez admira en su orbita un planeta casi de su tamaño con considerable masa menos. Este lo reconocía muy bien, era Iris, y a su lado se encontraba Planeta X, su más fiel lacayo con el cual compartía todas sus travesuras.

—¿Q... Qué es lo que haces aquí? —pregunta temeroso dejando ver pequeños destellos rojos en sus ojos, el astro anaranjado levanto sus manos en omenaje a la paz evitando una pelea; sin embargo eso no evitó las sospechas del poderosos señor supremo. —Solo vine a darte una pequeña advertencia. —soltó sin más dejando con más nervios al rocoso.

El silencio reino en aquella orbita, con ambas miradas conectadas; Planeta X se acercó con intenciones de hablar.

—¿En serio tuviste hijos con un planeta de clase tan baja? Eso no es más que una blasfemia imperdonable. —rechino los dientes mostrando su innegable irá por las palabras dadas por el gigante gaseoso. —¿Blasfemia dices? ¿Qué hay de ti? Eres un planeta sin bendición divina. —esto obviamente callo al mayor qué sin dudas se molesto por aquel comentario.

—Basta chicos, Tierra, sabemos que eres el hijo de Águeda, la estrella que es parte de la familia imperial. —esto último hizo al Overlord encabronar aún más, no le gustaba que hablaran de esa mujer en su presencia, le ponía extrañamente incómodo. —¿Qué es lo que quieres? Habla. —Iris se hizo del rogar por unos segundos asta que al fin habló.

—Si no controlas a tu mocosa yo mismo le diré que eres parte de esa familia que tanto daño le ha hecho a los «suyos». —mencionó entre comillas caminando en círculos al rededor de él, la Tierra no pudo evitar sentir su garganta arder por la incontable irá que estaba sintiendo. —Odio las amenazas Iris. —dijo con voz obscura y poco amigable a lo que el planeta anormal respondió de forma juguetona.

—Tómalo como quieras. Pero dejame decirte que, no sabemos como pueden reaccionar, ¿qué pensaran los hermanos satélites al saber que su padre es un mentiroso? —su sombra se hizo predominante intimidando levemente al calculador Overlord que era.

Luego de eso ambos se fueron notando la mirada de Planeta X que sonreía satisfecho por ello.

¿Y si tenía razón? ¿Y si sus hijos terminaban odiandolo por pertenecer a esa familia?

Necesitaba un consejo, y sabía a quien pedírselo.

-- Fin del capítulo siete. --




El fin de la primera temporada se acerca.

Tierra, el planeta extranjero. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora