Capítulo 14

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Siempre trató de convencerse que estaba haciendo lo correcto, pensó que seguir en la iglesia sería lo mejor para él y para el bien de todos, olvidarlo. Pero falló, nunca lo sacó de su cabeza, nunca olvidó sus dulces besos, sus abrazos, su forma de entrelazar sus dedos y ver la diferencia de tamaño entre sus manos. Su sonrisa tan bonita, la manera en que sus ojos se cerraban cuando reía. Su dulce voz diciéndole cuando lo amaba. Y cómo si fuera poco, jamás de los jamases podría olvidar su primera vez con él. La forma en que delineaba su hermoso cuerpo con sus dedos, cada beso que dejó en esa hermosa y blanquecina piel. Como olvidar el rostro sonrojado de su chico y lleno de placer. No, definitivamente nunca pudo olvidar a Jimin.

Pero había logrado acostumbrarse a su ausencia, se acostumbró a no verlo, a no escuchar su voz. Se metió en la cabeza la idea que tal vez no lo vería nunca más, pero se equivocó. Jimin había vuelto, y lo peor, es que quería recuperarlo. Quería que volvieran a estar juntos pero eso era algo imposible, ya no tenía dieciocho años, ahora era todo un adulto responsable que debía cumplir con su deber, hasta su muerte.

Le dolía, estaba destrozado por todo lo que estaba pasando. Ahora que no estaba bajo el dominio de su padre tal vez tendría la oportunidad de volver a estar con el amor de su vida, pero lamentablemente, eso no podría ser. Ahora era un sacerdote consagrado y puro, o tal vez eso pensaba la gente sobre él.

Lloraba y golpeaba su pecho con fuerza, no sabía que hacer o que decir. Tenía tres días encerrado en su escritorio en la iglesia sin comer ni dormir, no podía pensar en nada más que no fuera en el reencuentro tan desastroso que tuvo con Jimin. Quería abrazarlo y decirle cuanto lo había extrañado, que se veía muy hermoso y que lo seguía amando como el primer día, pero simplemente no podía.

Estaba debil, se sentía mareado y sin fuerzas. Estaba sentado en el sofá con la vista perdida en algún punto de aquella habitación, sentía que en cualquier momento iba a desmayarse. Sólo podía llorar silenciosamente.

—¿Jungkook? —Escuchó que alguien lo llamaba a la puerta— Soy Taehyung, por favor abre, estoy preocupado.

Él simplemente no respondió, tampoco tenía fuerzas para hacerlo.

—Jungkook, abre o voy a tirar la puerta —Advirtió su amigo, entrando en pánico— Se que estás aquí, también se todo lo que pasó. Sabes que estoy aquí para ti y que puedes hablar conmigo lo que sea, pero no vuelvas a cerrarte por favor.

Jungkook se levantó tambaleando, estaba muy mareado y su vista estaba nublada, pero como pudo llegó a la puerta, tomó el pomo y lo giró lentamente.

Cuando abrió la puerta, le dolió mucho ver la cara de su amigo llena de preocupación y algunas lágrimas saliendo de sus lindo ojos color esmeralda. Odiaba que sus amigos se pusieran así por él.

Taehyung al verlo, llevó una de sus manos a su boca, no podía creer que volvería a ver a Jungkook en ese estado. Su rostro estaba rojo e inchado por llorar, estaba demasiado pálido y se notaba desde lejos que no podía ni con si propio peso, tuvo miedo que su amigo volviera a recaer.

—Kook... —Susurró, mientras se acerca a él— Mirate nada más como estás.

—Estoy bi... — No logró terminar de hablar porque cayó inconciente al suelo.

—¡Jungkook! — Taehyung entró en desesperación mientras lo tomaba en sus brazos y lo llamaba— Por favor despierta, no me asustes así.

No obtuvo respuesta.

—¡Maldición! —Exclamó, tomando su teléfono para llamar a uno de sus amigos.

¿Qué pasa, Taehyung? — Escuchó la voz de Hoseok.

—Necesito que vengas a la iglesia ahora mismo, Jungkook se desmayó y no está nada bien. Ven rápido, por favor.

Ya mismo voy para allá.

Taehyung guardó su teléfono en el bolsillo y cargó a Jungkook con mucho cuidado hacia las afueras de la iglesia, a la espera de Hoseok.

Pasaron solo unos cinco minutos para que su amigo llegará junto a su novio, bajaron del auto rápidamente y ayudaron a Taehyung a subir a Jungkook al auto.

—¿Por qué se desmayó? —Preguntó Hoseok preocupado.

—Tenía tres días encerrado en su escritorio, me imagino que no probó bocado ni mucho menos durmió —Explicó.

—Se descompensó, también que debe de estar en shock por todo lo que pasó —Comentó Seokjin, el cual estaba en el asiento trasero con Jungkook acostado en sus piernas— No conozco a ese chico, pero por lo que sé, fue muy importante en la vida de Jungkook.

—Es el amor de su vida, cariño —Habló Hoseok, sin quitar la vista del camino— Nunca dejó de amarlo.

—Pero eso lo afecta mucho, no quiero que caiga en depresión nuevamente —Dijo Taehyung, acariciando la mano de Jungkook.

—Estamos llegando —Avisó Hoseok.

Cuando llegaron al hospital, los estaban esperando. Lo subieron a una camilla con cuidado, lo llevaron a emergencias, le hicieron algunos exámenes y luego lo pasaron a una habitación donde le aplicaron algunos medicamentos para hidratarlo.

—Enfermero Jung, ¿Sabe que le pasó al padre? —Preguntó el doctor que atendió a Jungkook.

—Últimamente no esta comiendo bien, tal vez debe recetarle unas vitaminas — Sugirió.

—Eso haré —Asintió— Cuando despierte puede ir a casa, debe guardar reposo por unos días y comprar los medicamentos que le voy a recetar.

—No se preocupe, yo me encargaré de ayudarlo con eso —Aseguró.

El doctor asintió y se fue, Hoseok entró nuevamente a la habitación y llegó al lado de Seokjin abrazándolo por detrás. Taehyung estaba apegado a Jungkook mientras sostenía su mano y dejaba leves caricias en ella.

—Taehyung, él estará bien —Dijo Seokjin para calmarlo.

—¿Acaso ya olvidaron todos sus intentos de suicidio? ¿Ya olvidaron todo lo que ha sufrido? Tengo miedo que vuelva a recaer en lo mismo —Expuso con miedo.

—Él ya es un adulto, no es un niño.

—Pero miren como reaccionó con solo volver a verlo, se encerró tres días. Miren donde terminó.

La pareja se quedó callada. Taehyung tenía razón, Jungkook sufrió muchísimo todos estos años, no tenían porque minimizar lo que estaba sintiendo.

Un capítulo corto pero quería actualizar algo.

Nos leemos en la próxima actualización. ⁠♡

Pecado/ Kookmin⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora