Leorai - Cortos ☁

When I Was Your Man

Inspirada en la canción "When I Was Your Man" de Bruno Mars.
Versión de 2003.
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Leo miraba las luces de la ciudad desde lo alto de un edificio en Nueva York. La noche estaba tranquila, pero su mente no lo estaba. En sus pensamientos, una y otra vez, se repetía una escena que no podía olvidar: Karai. La mujer que alguna vez fue su amiga, su aliada, y quizá algo más.

Las últimas palabras de Karai resonaban en su cabeza. "Nunca lo entenderás, Leo. No puedes cambiar lo que soy." Esa despedida fría, esa distancia creciente, todo era su culpa, pensaba él. Leo suspiró y sacó una pequeña caja de música que había guardado celosamente. Era un regalo que había planeado darle a Karai, un símbolo de su aprecio y tal vez de sus sentimientos. Nunca tuvo la oportunidad.

En su mente, la voz de Bruno Mars cantaba suavemente, cada palabra llenando el aire nocturno:

_"La misma cama pero se siente un poco más grande, nuestra canción en la radio pero no suena igual..."_

Leo cerró los ojos, dejándose llevar por los recuerdos. Recordó las noches en las que él y Karai patrullaban juntos, una extraña alianza que surgió de la desconfianza mutua. Lentamente, esa desconfianza se había convertido en algo más. Leo sonreía al recordar cómo, al principio, se negaban a admitir lo que sentían, pero sus acciones hablaban más fuerte que las palabras.

_"Cuando nuestros amigos hablan de ti, todo lo que hace es romperme el corazón un poco cuando escucho tu nombre..."_

Ahora, cada vez que oía hablar de Karai, sentía un dolor agudo en el pecho. Sabía que ella seguía con su vida, fiel a Shredder, su maestro y figura paterna. Leo siempre había intentado convencerla de que había otro camino, uno que no estaba manchado por la oscuridad y el odio. Pero sus palabras nunca fueron suficientes.

_"Demasiado joven, demasiado tonto para darme cuenta, que debería haberte comprado flores y tomado tu mano..."_

Leo se reprochaba a sí mismo. Nunca le dio a Karai lo que realmente necesitaba: tiempo, comprensión, un lugar seguro donde no tuviera que pelear siempre. En su obsesión por ser el líder perfecto, había olvidado lo que era realmente importante. "Debería haberte comprado flores", pensaba. "Debería haber estado allí para ti."

_"Llevarte a todas las fiestas porque todo lo que querías era bailar, ahora mi nena está bailando, pero está bailando con otro hombre..."_

Karai era libre ahora, libre de él, libre de sus fallas. Leo sabía que probablemente había alguien más en su vida, alguien que la cuidaba de una manera que él nunca pudo. La imagen de Karai bailando con otro, sonriendo y feliz, lo llenaba de una tristeza profunda. "Espero que esté feliz", se dijo a sí mismo. "Espero que al menos alguien pueda darle lo que yo no pude."

Leo abrió los ojos y miró la caja de música una vez más. Sus manos temblaban mientras la abría y dejaba que la melodía llenara el aire. Una canción suave y melancólica, una que le recordaba todo lo que había perdido.

_"Aunque duele, te diré que me alegro de que te haya dado aquello que yo no te di..."_

Leo sabía que no podía cambiar el pasado, pero también sabía que debía aprender de sus errores. Recordaba las veces que se había distanciado de Karai, pensando que al hacerlo la protegería. Pero en realidad, solo había creado un abismo entre ellos.

Una noche, mientras Leo estaba en lo alto de un rascacielos, Karai apareció. No había animosidad en sus ojos, solo una tristeza compartida. Ambos sabían que habían perdido algo valioso.

-Leo, -dijo Karai suavemente, rompiendo el silencio-, no podemos cambiar lo que pasó, pero podemos aprender a seguir adelante.

Leo asintió, sintiendo una lágrima caer por su mejilla. -Karai, lamento no haber estado allí para ti, lamento no haberte mostrado cuánto me importabas.

Karai se acercó y tomó la mano de Leo. -Yo también cometí errores, Leo. Pero ahora debemos encontrar nuestras propias formas de ser felices.

Ambos se quedaron en silencio, la caja de música aún sonando suavemente. En ese momento, Leo supo que debía dejar ir, que no podía aferrarse al pasado si quería que ambos tuvieran una oportunidad de ser felices, aunque fuera por caminos separados.

Mientras Karai se alejaba, Leo miró hacia la ciudad una vez más, sintiendo que una etapa de su vida había llegado a su fin. Pero con el final, también vino un nuevo comienzo. Un comienzo en el que ambos podían encontrar la paz y la felicidad que tanto deseaban, incluso si eso significaba estar separados.

Leo cerró la caja de música y la guardó en su cinturón. Se prometió a sí mismo que nunca más dejaría que el miedo o la inseguridad lo detuvieran de mostrar lo que realmente sentía. Y aunque Karai ya no estaría a su lado, siempre llevaría consigo las lecciones que había aprendido de su tiempo juntos.

Con un último vistazo hacia donde Karai había desaparecido, Leo se giró y se dirigió de regreso a las sombras de la ciudad, listo para enfrentar lo que el futuro le deparara.