Nuevo amanecer. 2/2

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Cinco años después de esa desgarradora noche en Nueva York, las Tortugas Ninja se habían convertido en héroes reconocidos, aceptados y admirados por la sociedad. Sus hazañas habían ganado el corazón de la ciudad, y ahora eran figuras públicas, rodeadas de admiración y atención.

Leonardo, sin embargo, llevaba consigo las cicatrices de su pasado, especialmente las dejadas por Karai. A pesar de la fama y el respeto, una parte de su corazón siempre estaba anclada en esos recuerdos dolorosos y complejos.

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Era una noche de gala en el centro de Manhattan. Las Tortugas habían sido invitadas como invitados de honor a un evento benéfico en su honor. Leonardo, vestido con un elegante traje hecho a medida para acomodar su caparazón, se movía con gracia entre los invitados, pero su mente estaba en otro lugar.

Mientras sus hermanos disfrutaban de la atención y las conversaciones, Leonardo se encontró en un balcón, mirando las luces de la ciudad que alguna vez había patrullado en la oscuridad. A su alrededor, varias mujeres charlaban y reían, tratando de captar su atención, pero él solo sonreía cortésmente, su mente distante.

De repente, una figura familiar apareció en la multitud. Karai. Había cambiado en esos cinco años, pero su presencia seguía siendo tan intensa como siempre. Vestida con un elegante vestido negro, se movía con una gracia letal que aún hacía eco de sus días como guerrera.

Leonardo la vio y sintió que su corazón se detenía por un instante. Se disculpó educadamente de las mujeres a su alrededor y se dirigió hacia ella, sus pasos firmes pero cargados de emoción.

-Karai -dijo, su voz apenas contenida.

Ella se giró, sus ojos encontrándose con los de él. Una mezcla de sorpresa y algo más, quizás nostalgia, pasó por su rostro.

-Leonardo -respondió ella, su tono neutro pero con una suavidad subyacente.

Se miraron en silencio durante unos momentos, el ruido de la gala a su alrededor desvaneciéndose en el fondo. Finalmente, Karai rompió el silencio.

-Has cambiado -dijo, observando su atuendo y la manera en que los demás lo miraban con respeto.

-Y tú también -respondió Leonardo, estudiando sus ojos, buscando alguna señal de la mujer que había amado y perdido.

Decidieron salir al balcón para hablar en privado, lejos de las miradas curiosas y de las luces brillantes de la gala.

-Nunca pensé que te vería aquí, en este tipo de evento -dijo Karai, mirando las luces de la ciudad.

-Las cosas cambian -dijo Leonardo con una ligera sonrisa-. La ciudad nos aceptó finalmente. Nos hemos convertido en parte de ella de una manera que nunca imaginé.

Karai asintió, su mirada todavía perdida en la distancia.

-Siempre supe que lo lograrías. Tú y tus hermanos. Siempre fueron más de lo que la gente veía en la superficie.

Leonardo dio un paso hacia ella, sus emociones a flor de piel.

-Karai, te he buscado en cada sombra, en cada rincón oscuro de esta ciudad. No pasó un día sin que pensara en ti.

Karai se giró para mirarlo, su mirada intensa pero sin lágrimas.

-Y yo en ti, Leonardo. Pero nuestras vidas... siempre estuvieron destinadas a caminos diferentes.

Leonardo sintió una oleada de desesperación, similar a la de aquella noche hace cinco años.

-Pero ahora las cosas son diferentes. Podemos intentar de nuevo, Karai. He cambiado, tú has cambiado. Tal vez...

Leorai - Cortos ☁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora