Doble V2.

86 7 4
                                    

Luego de unos minutos, ambos se quedaron dormidos.

Cuando Karai despertó, se sentía un poco más ligera, aunque la confusión y el dolor seguían presentes. Se levantó con cuidado, tratando de no despertar a Leonardo, y se dirigió al baño. Allí, se miró en el espejo, observando las ojeras bajo sus ojos y la tensión aún presente en su expresión. Decidió refrescarse, lavándose la cara y maquillándose nuevamente para intentar sentirse un poco más como ella misma.

Mientras se cepillaba los dientes, no podía dejar de pensar en la conversación de la noche anterior. Las palabras de Leonardo, su apoyo incondicional, y la sinceridad de sus sentimientos le habían dado una nueva perspectiva. Terminó de arreglarse y salió del baño, encontrándose con el líder nato que se estaba despertando, todavía un poco adormilado.

-Buen día –dijo Karai con una sonrisa, acercándose para darle un beso en la mejilla. -Oh.. Lo siento, no te quería incomodar.

Leonardo sonrió, aún medio dormido pero claramente complacido. -No te disculpes, de hecho, me gustaría que me saludaras más seguido así, si no te molesta -respondió, sintiendo cómo un leve rubor aparecía en sus mejillas.

Karai rió suavemente, disfrutando de la timidez del mutante. Puso sus manos en su pecho, sintiendo cómo el cuerpo de este se tensaba ante su toque. -¿También te gustaría esto? -preguntó mientras deslizaba sus manos hacia su cintura.

El azul sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral, sus pensamientos llenos de la conexión que estaban construyendo. "Todo lo que venga de ti me encantaría," pensó.

-Eres muy bobo -dijo la pelinegra mientras se separaba de él con una sonrisa pícara-. Tengo hambre, ¿te gustaría algo de comer?

El líder, todavía recuperándose de la tensión, asintió. -Vamos con el maestro Splinter. Estará encantado de verte. Por favor, allí no te faltará nada, y respondiendo a tu pregunta, sí, allí comeremos.

Karai se dio la vuelta, fingiendo ignorarlo, pero cuando vio de reojo el semblante triste de la tortuga, su corazón se ablandó. -Si no fueras tan lindo, te mataría.

---

El camino al hogar de las tortugas fue silencioso, pero no incómodo. Karai se sentía ansiosa, pero con la presencia del guerrero le daba una extraña sensación de seguridad. Cuando llegaron, Leonardo tomó su mano, dándole un apretón tranquilizador antes de entrar.

El dojo estaba en calma. Splinter estaba meditando en su habitación, rodeado por una paz que solo él podía crear. Leonardo entró primero, haciendo una leve reverencia.

—Padre, hay alguien aquí que creo que te alegrará ver.

Splinter abrió los ojos lentamente, una suave sonrisa apareciendo en su rostro al ver a su hijo mayor.

—Leonardo, es bueno verte. ¿De quién hablas?

El mencionado se apartó, revelando a Karai de pie en la entrada. El rostro de la rata cambió de inmediato, sus ojos abiertos de par en par por la sorpresa.

—Miwa...

Karai dio un paso adelante, su corazón latiendo con fuerza.

—Hola...

Splinter se levantó lentamente, su expresión de asombro transformándose en una mezcla de alegría y dolor. Caminó hacia ella, su mirada fija en el rostro de su hija perdida.

—Miwa... ¿Eres tú realmente?

Ella asintió.

—Sí, soy yo. He descubierto la verdad, y... quería verte.

Leorai - Cortos ☁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora