Capítulo 21: El amor de tu vida, Alejandro Lieberher.

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Narrador:

Al día siguiente, habían dado a Alfonso de alta...Dulce y Alfonso se dirigían a la casa de Alfonso, pues Dulce quería asegurarse de que su novio descansara y se quedaría a dormir con él esa noche.

Alfonso: -Mamá, llegamos.

Dijo Alfonso cerrando la puerta detrás suyo. Al voltear se, quedó congelado, y no fue precisamente porque el invierno ya había llegado, si no porque su mejor amigo, que ya no era su mejor amigo estaba allí.

Alfonso: -¿Qué estás haciendo aquí?.

X: -¿No te alegras de verme, Alfonso Herrera Rodriguez?.

Respondió divertido.

Alfonso: -¿Porqué tendría que alegrarme?.

Dulce carraspeó levemente para hacerse notar.

X: -¡Oh!, pero que belleza, un gusto, madam (se acerca con superioridad hasta Dulce y besa su mano). Alejandro Lieberher, pero todos me dicen Alex, de cariño...un placer conocerte.

Dulce: -Soy Dulce.

La pelirroja sonrió, extrañamente Alfonso no se puso celoso.

Dulce: -¿Sabes?, yo vivo al lado, podrías quedarte allí hoy, quiero pasar tiempo con mi novio a solas.

Alejandro: -Oh por su puesto, pero Poncho y yo tenemos que hablar después.

Alejandro le dedicó a Alfonso una sonrisa falsa.

Dulce: -Genial...Hablaré con Any, nuestra mejor amiga, ella te dirá en donde debes dormir.

Alfonso: -¡No!.

Alfonso alzó la voz.

Alfonso: -¿Acaso recuerdas cómo está?. Vamos, Dul, sabes que ella no está bien.

Alejandro: -Vamos amigo, ¿Es fea?.

Preguntó con sus cejas alzadas.

Alfonso: -¿Qué?, ¡No!, ella es guapísima, solo que...no está pasando por un buen momento.

Alfonso miró hacia el piso, sintiéndose culpable por lo que su mejor amiga estaba pasando.

Gracias a Dios, y para la buena suerte de Anahí, él no recordaba lo último que le había dicho Leonardo antes de que lo dejara inconsciente.

Dulce: -Tienes razón, amor (mira a Alejandro). Alex, quédate, así ustedes charlan de lo que sea que tengan que charlar. Yo iré con Any.

Alejandro: -Tranquila, soy muy bueno ayudando a la gente, ¿No es así, Poncho?.

Alfonso quería golpearlo, pero no le vendría bien otra paliza.

Alfonso: -Diviértanse. 

Canturreo mientras salía de la residencia de Alfonso para dirigirse a la casa de la vecina. 

(...)

Al llegar a la casa de la vecina, arregló las correas de su mochila y tocó el timbre, unos segundos después, una chica delgada, de tez blanca, ojos azules y cabello largo y rubio le abrió la puerta, dejando embobado a Alejandro. 

Anahí: -¿Quién eres?. 

Miró Anahí con los ojos levemente entrecerrados al chico que se encontraba afuera. 

Alejandro: -El amor de tu vida, Alejandro Lieberher. 

Sonrió, Anahí le devolvió la sonrisa falsamente y le cerró la puerta en la cara, golpeándole la nariz. 

Anahí: -Vete o llamaré a la policía. 

Habló la chica desde el otro lado de la puerta. 

Alejandro: -Tranquila, Dulce me ha mandado a dormir aquí hoy. 

Dijo gangoso, pues tenía su mano ejerciendo presión en su nariz recién golpeada. Anahí suspiró y abrió la puerta nuevamente, Alejandro entró y vio la gigantesca casa vacía, hasta que apareció la chica con una bolsa de guisantes congelados. 

Anahí: -Para tu naríz. 

Le sonrió tímidamente. 

Alfonso tenía razón, si que era guapísima. 

Demasiado tarde (Ponny).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora