Narra Dulce:
Ya era noche, salí de casa y fui al parque a caminar un rato.
Era de noche, también por eso salí, quería ver las estrellas.
(...)
Llegué al parque...La noche estaba hermosa, en el cielo se veía una hermosa y grande luna junto a las brillantes estrellas que iluminaban ese precioso cielo...Dios, como extrañaba caminar tranquilamente por la noche y ver ese cielo hermoso.
Derrepente sentí que había alguien detras mío y todos los pelos de la nuca se me erizaron, un fuego en mi interior comenzó expandirse por todo mi cuerpo, me giré para ver quien era.
Era Cristopher.
Cristopher: -Hermosa noche, ¿No?...¿Recuerdas cuando caminábamos por las calles de la ciudad de noche y observabamos el cielo?. Tú me decías que esta era una de las maravillas más hermosas del mundo.
Dijo Cristopher y una sonrisa escapó de mí y se posó en mis labios, mis mejillas se pusieron rojas.
Cristopher: -Si lo recuerdo...es maravilloso como la vida te sorprende.
Cristopher: -¿Porqué lo dices?.
Dulce: -Porque yo pensé que nunca ibas a regresar...te veías tan enamorado de Paula...Bueno...pensandolo bien, no me sorprende...también decías estar muy enamorado de mí y me terminaste dejando por irte del país con otra...tú no cambias.
Cristopher: -Dul...en realidad aquel día no me fui con Paula.
Dulce: -¿Entonces porqué te fuiste?.
Cristopher: -Porque a mi papá le ofrecieron un mejor trabajo fuera del país, y nos mudamos.
Dulce: -¿Y porqué me dijiste que te habías ido con Paula?.
Cristopher: -Porque...
Cristopher ya no pudo terminar de hablar, ya que se escuchó un trueno muy fuerte, indicando que iba a llover.
Dulce: -Debería irme.
Cristopher: -O podríamos apreciar la noche una vez más.
Nuestras miradas se perdieron y poco a poco nuestros rostros se acercaban más y más, hasta que de la nada un fuerte sonido hizo que ambos pegaramos un pequeño salto y nos separaramos de inmediato.
X: -Mi amor, al fin te encuentro (mira a Dulce y a Cristopher). Amor, ¿Porqué no me presentas?.
Cristopher: -Si, claro...Dulce, ella es Margaret, mi novia.
Margaret: -¿Eres Dulce?...¿Dulce María Espinoza?.
Dulce: -Si, soy yo...mucho gusto, Margaret.
Dije contésteme.
Margaret: -Igual.
Dijo con una sonrisa, pero pude notar que su sonrisa era falsa.
Dulce: -Será mejor que me vaya...está apunto de llover...Adiós.
Dije y después me fui.
Ahora me sentía peor que antes...Me estaba confundiendo y eso no podía ser, aún no olvidaba lo que pasó con él y como rompió mi corazón...Tengo que seguir a mi mente, ella sabe lo que es bueno para mí...tengo que ser fuerte y ahogar esos sentimientos que están en mi corazón.
Casi cometo un gran error, si la novia de Cristopher no nos hubiera interrumpido, en estos momentos estaría muy arrepentida.