Iida respiró profundamente, tratando de calmar los nervios que aún lo invadían. Mei había aceptado hablar con él, y eso era una señal positiva. Decidido a enfrentar la situación con madurez y sinceridad, terminó de prepararse y salió de su apartamento, dirigiéndose al café donde habían acordado encontrarse.
Al llegar al café, Iida vio a Mei sentada en una mesa junto a la ventana, jugueteando con un pequeño dispositivo que había llevado consigo. Su corazón latía con fuerza, pero al mismo tiempo, la visión de Mei tan absorta en su trabajo le dio un poco de tranquilidad. Tomó una última respiración profunda y se acercó a la mesa.
—Hola, Mei —dijo Iida con una sonrisa nerviosa mientras se sentaba frente a ella.
Mei levantó la vista y le devolvió la sonrisa, sus ojos brillando con la misma energía de siempre.
—¡Hola, Iida! —exclamó—. Gracias por venir.
Ambos pidieron sus bebidas, y durante unos momentos, el silencio se apoderó de la conversación. Iida finalmente decidió que era mejor abordar el tema de inmediato.
—Mei, sobre lo que ocurrió anoche… —comenzó, sintiendo que las palabras se atragantaban en su garganta—. Lamento si te puse en una situación incómoda. No quería que las cosas fueran así.
Mei lo miró con una expresión que mezclaba sorpresa y comprensión. Dejó de lado su invento y se inclinó ligeramente hacia él.
—Iida, no tienes que disculparte. Entiendo que puede ser difícil expresar tus sentimientos, y aprecio tu honestidad —dijo, sus palabras llenas de una calidez tranquilizadora.
Iida sintió que un peso se levantaba de sus hombros, pero aún necesitaba saber cómo se sentía ella realmente.
—Pero… ¿qué piensas tú al respecto? —preguntó, sintiendo un nudo en el estómago.
Mei sonrió, su mirada se suavizó mientras lo observaba.
—La verdad es que también me sorprendió, pero no de una manera mala. Me hiciste pensar en muchas cosas —respondió—. Siempre he admirado tu dedicación y tu ética de trabajo, y verte tan decidido anoche fue… diferente, pero interesante.
Iida la miró con esperanza creciente, pero aún necesitaba más claridad.
—¿Significa eso que…? —empezó a decir, pero Mei lo interrumpió, riendo suavemente.
—Significa que quiero conocerte mejor, Iida. Más allá de nuestras interacciones habituales, quiero saber más sobre ti. Si eso está bien para ti, claro —dijo ella, con un brillo en sus ojos que sugería una mezcla de curiosidad y afecto.
Iida sintió que su corazón se aligeraba y una sonrisa sincera apareció en su rostro.
—Eso estaría más que bien, Mei. Me encantaría —respondió, sintiendo una oleada de alivio y felicidad.
Pasaron el resto de la tarde conversando sobre una variedad de temas, desde sus metas y sueños hasta las pequeñas cosas que les hacían reír. A medida que la conversación fluía, Iida se dio cuenta de que su confesión, aunque impulsiva, había abierto una puerta hacia algo nuevo y emocionante. Mei y él se despidieron con la promesa de seguir explorando su relación, con la mente abierta y el corazón dispuesto.
Mientras caminaba de regreso a su apartamento, Iida se sintió más ligero, más esperanzado. Había enfrentado sus miedos y encontrado comprensión y reciprocidad en Mei. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero estaba dispuesto a recorrerlo, paso a paso, con ella a su lado.
Con eso de que salio Mei y ellos interatuaron de nuevo le seguí XD