Era una tarde tranquila cuando Tamaki, Mirio y Nejire habían planeado una pijamada en la habitación de Tamaki para ver una película en la tablet. Sin embargo, el destino tenía otros planes para ellos. Un par de horas antes de la reunión, Mirio llamó a Tamaki.
-Hola, Tamaki. Siento mucho decir esto, pero me ha dado una gripe horrible y no podré ir a la pijamada con ustedes -dijo Mirio con voz débil pero siempre optimista.
Tamaki sintió una mezcla de preocupación y algo más profundo, una sensación que no quería admitir. Aunque se sentía mal por su amigo, no pudo evitar sentir una pequeña chispa de alegría al pensar en pasar la tarde a solas con Nejire.
-Entiendo, Mirio. Descansa y mejora pronto. Nosotros te contaremos cómo estuvo la película -respondió Tamaki, tratando de mantener un tono neutro.
Al llegar la hora de la cita, Nejire apareció en la puerta de Tamaki con una sonrisa radiante y una bolsa llena de bocadillos. Tamaki la recibió, sintiendo un nudo en el estómago. A medida que preparaban la habitación para la pijamada, él intentó ahogar sus sentimientos de culpa. No debería estar tan feliz, se dijo a sí mismo, pero no podía evitarlo.
Ambos se acomodaron en la cama de Tamaki, con almohadas y mantas por todas partes. Nejire sacó la tablet y la encendió, buscando la película que habían elegido. Durante la película, Tamaki se encontró robando miradas a Nejire. Cada vez que ella reía o se emocionaba por alguna escena, su corazón se aceleraba un poco más. A pesar de la culpa que sentía por disfrutar tanto de la compañía de Nejire sin Mirio, también experimentaba una felicidad genuina por estar a su lado.
Cuando la película terminó, Nejire estiró los brazos y suspiró contenta.
-¡Esa fue una gran película! -dijo ella, girándose hacia Tamaki-. Gracias por invitarme, Tamaki. Me divertí mucho.
Tamaki sonrió, sintiendo que el nudo en su estómago se aflojaba un poco.
-Me alegra que te haya gustado -respondió, tratando de no mostrar demasiada emoción en su voz.
Mientras guardaban la tablet y los restos de bocadillos, Nejire notó que Tamaki parecía un poco pensativo.
-¿Estás bien, Tamaki? Te noto algo distraído -preguntó con preocupación en su voz.
Tamaki suspiró, sintiendo que era el momento de ser honesto.
-Sí, estoy bien. Es solo que... me siento un poco culpable por disfrutar tanto de estar contigo a solas hoy. Sé que Mirio quería venir, y no quiero que piense que me alegra su ausencia.
Nejire sonrió dulcemente y tomó la mano de Tamaki, lo cual hizo que él se sonrojara.
-No te preocupes por eso. Mirio entendería. Además, también disfruto pasar tiempo contigo, Tamaki. No tienes que sentirte mal por eso -dijo ella con una calidez que hizo que Tamaki se sintiera más ligero.
En ese momento, Tamaki comprendió que sus sentimientos eran válidos y que estaba bien disfrutar de la compañía de Nejire. Mientras charlaban y reían en la comodidad de la habitación, Tamaki sintió que, a pesar de todo, esta tarde había sido un paso importante para él. No solo había compartido un deseo egoísta, sino que también había empezado a aceptar sus propios sentimientos.