Tamaki y Nejire descansaban en un cuarto de hotel, celebrando el éxito de la misión. Compartir una habitación debido a la restricción de capacidad, dado que el lugar estaba lleno, no les incomodaba, especialmente a Nejire, quien estaba enamorada de Tamaki desde hacía tiempo. Aunque parecía que él sentía lo mismo, no había habido avances en su relación. Conociendo su timidez, se preguntaba internamente hasta dónde llegaba su interés.
"Ya está la regadera," dijo Tamaki con su habitual seriedad y amabilidad, secándose el cabello mientras salía del baño. Llevaba solo un pantalón ligero y estaba sin camisa, dejando ver su físico trabajado.
"Gracias," respondió Nejire, disimulando su sonrojo al verlo. Entró rápidamente al baño, dejando atrás su traje de heroína, se metió en la regadera. Mientras el agua caliente caía sobre ella, no podía evitar pensar en Tamaki y en cómo se sentía al respecto.
"¡Vaya misión la de hoy!" exclamó Tamaki desde fuera del baño, buscando iniciar una conversación para romper la incomodidad del silencio.
Nejire se rió, recordando los momentos del día. "Lo hiciste bien, sobre todo cuando derrotaste al monstruo," dijo a través del ruido del agua.
Tamaki comenzó a reír con una buena mordida, recordando la escena. "¿Quién hizo más locuras?" preguntó, buscando compartir más recuerdos divertidos.
"Monoma," contestó Nejire desde la regadera. "Le lanzó balas de sangre y ya hasta se veía pálido."
Ambos se rieron al recordar los momentos más ridículos de la misión. "Y al final, Uravity se pasó de la raya y lo levantó muy alto," añadió Nejire. "Todos brincando de alegría y ella vomitando."
La risa los unió aún más, creando un ambiente de camaradería y complicidad. Terminando su ducha, Nejire comentó, "¿Tienes alguna idea de dónde salió ese monstruo?"
Tamaki, encogiéndose de hombros, respondió con poca importancia, "Un quirk, algún experimento. De todos modos, se está investigando, pero con los profesionales que están ahora, quién sabe cuándo."
Nejire, un poco extrañada, contestó, "Nosotros somos esos profesionales."
Tamaki, apoyado en una pared a cierta distancia, replicó, "Por eso lo digo."
Ambos estallaron en risas, disfrutando del humor que surgía de la situación. Finalmente, Nejire salió del baño envuelta en una toalla, y se sorprendió al ver a Tamaki esperándola afuera, observándola.
"Lo siento," dijo Tamaki, avergonzado, al percatarse de que la había estado mirando.
"No hay problema," respondió Nejire, tratando de disimular su propio nerviosismo. "De hecho, ¿me podrías ayudar a ponerme esta pijama? Se abrocha por detrás." La pijama era una pequeña batita similar a una blusa larga, con broches en la parte trasera.
Tamaki pareció dudar por un momento, pero finalmente se acercó para ayudarla. Mientras abrochaba la pijama, no podía dejar de oler el aroma a champú barato del hotel que en Nejire parecía exquisito. Cada botón que abrochaba lo acercaba más a ella, y el ambiente se cargaba de una tensión suave pero palpable.
Nejire, sintiendo el calor de las manos de Tamaki a través de la tela, cerró los ojos y trató de calmar su respiración. Era un momento íntimo, lleno de pequeños gestos y sensaciones que hablaban más que cualquier palabra.
Finalmente, Tamaki terminó de abrochar el último broche y, sin poder resistir más, se acercó a su oído y murmuró, "Tú también te moviste bien hoy."
Nejire se estremeció al sentir su aliento cerca,
Dicho esto, se alejó rápidamente, casi huyendo.