"Iida Tenya, la representante diligente y seria de la Clase 2-A, caminaba lentamente por los pasillos vacíos de la Academia UA. La noche había caído, y con ella, una pesada tristeza invadía su corazón. Había sido un día largo y lleno de entrenamientos, pero lo que más agotaba a Iida no era el esfuerzo físico, sino el emocional.
Todo comenzó con Momo Yaoyorozu. Desde el primer día, Iida había admirado su inteligencia, su disciplina y su capacidad para crear objetos con su Quirk. Para élla , Momo era el compañero perfecto: dedicado, competente y siempre dispuesto ayudar a los demás. Durante mucho tiempo, había alimentado la esperanza de que sus sentimientos hacia él pudieran desarrollarse en algo más que una simple admiración.
Sin embargo, un día, mientras observaba a Momo en un entrenamiento, se dio cuenta de que sus ojos estaban constantemente buscando a otra persona: Shoko Todoroki. Iida notó cómo Momo sonreía cuando Shoko hacía un comentario, cómo sus ojos brillaban cuando ella lograba una hazaña impresionante. El corazón de Iida se encogió al entender que Momo sentía algo por Shoko, y que sus propios sentimientos no eran correspondidos.
La tristeza y la decepción lo acompañaron durante semanas. Trató de reprimir esos sentimientos, enfocándose aún más en sus estudios y entrenamientos, pero nada parecía aliviar el dolor de su corazón roto. Decidida a seguir adelante, intentó redirigir sus sentimientos hacia otra persona."
"Ochirou Uraraka, con su calidez, su valentía y su inquebrantable espíritu, se convirtió en el foco de su atención. Ochirou siempre estaba ahí para animar a sus compañeros, y su sonrisa era un rayo de sol en los días más oscuros. Iida comenzó a pasar más tiempo con él, disfrutando de su compañía y de su risa contagiosa. Pensó que, tal vez, sus sentimientos por Ochirou podrían ayudarle a olvidar a Momo.
Pero nuevamente, sus esperanzas se vieron frustradas. No pasó mucho tiempo antes de que notara la forma en que Ochirou miraba a Izumi Midoriya. Era imposible ignorar la admiración y el cariño en sus ojos cada vez que hablaba de ella. Iida se dio cuenta de que Ochirou tenía su corazón puesto en Izumi, y una vez más, se encontró sola con sus sentimientos no correspondidos.
Una noche, incapaz de soportar la soledad de su dormitorio, Iida decidió dar un paseo por la academia. Necesitaba despejar su mente, encontrar alguna forma de calmar la tormenta de emociones que la consumía. Mientras caminaba, se encontró frente al taller de Meiji Hatsume. La puerta estaba entreabierta y, desde adentro, se escuchaban ruidos metálicos y el murmullo constante de Meiji hablando consigo mismo."
"Meiji Hatsume era una presencia constante pero a menudo inadvertida en la vida de Iida. Su pasión por la tecnología y sus inventos lo mantenían ocupado la mayor parte del tiempo. Meiji había mostrado interés por Iida desde el principio, aunque de una manera peculiar y a veces caótica. Pero Iida, atrapado en su propio mundo de emociones conflictivas, nunca había prestado mucha atención a los sentimientos de Meiji.
Empujado por una mezcla de curiosidad y necesidad de distracción, Iida entró al taller. Meiji levantó la vista de su trabajo y le sonrió ampliamente.
—¡Iida! Qué bueno verte. Ven, ven, mira esto —dijo, señalando un nuevo aparato que había estado construyendo.
Iida se acercó, permitiendo que Meiji le explicara cada detalle de su invención. Mientras la escuchaba, no pudo evitar sentirse un poco más ligera. La energía de Meiji era contagiosa, y por un momento, sus problemas parecían menos abrumadores."
"—Meiji, realmente eres increíble —dijo Iida, sorprendida de cuánto alivio encontraba en su compañía.
Meiji sonrió aún más, si es que eso era posible, y se acercó a Iida, colocando una mano sobre su brazo.