Eres mi obsesión (Adam x Charlie Yandere)

Capítulo 7

Adam se estremeció mientras el miedo se apoderaba de su cuerpo, consciente del peligro que representaba Charlie y determinado a no comprobarlo. Las risas maquiavélicas de Charlie llenaron el ambiente al cumplir con su meta final; ahora todo lo que debía hacer era conciliar una vida normal lejos de cualquier distracción.

Charlie depositó una mirada fija en Adam mientras acariciaba su rostro con movimientos llenos de pasión y delicadeza, algo que nunca había hecho con nadie más. De alguna manera, esto tranquilizó un poco a Adam, quien se encontraba en un estado de shock en ese momento.

Adam lentamente fue cobrando conciencia de su entorno y empezó a mirar a todas partes sin encontrar rastro alguno de vida. Lo único que se encontraba alrededor de ellos era la casa que iba a ser su nuevo hogar. Adam alzó la mirada nuevamente solo para percatarse de que el lugar donde estaban estaba completamente alejado de la sociedad. Fue en ese momento que sus pensamientos empezaron a actuar y buscó maneras de poder liberarse.

El acto fue inútil ya que Charlie no le quitaba la mirada de encima, sus ojos estaban predispuestos en solo mirarlo a él. Adam se sentía incómodo pues Charlie no paraba de mirarlo. Sus ojos carmesí con una intensidad casi sobrenatural lo mantenían paralizado. Charlie sujetó a Adam sutilmente y lo llevó a la casa mientras Adam observaba detenidamente el lugar.

Pudo apreciar una pequeña huerta al costado de la casa. El tamaño de esta era grande y espaciosa, además de que poseía un estilo rústico por dentro, y las afueras denotaban un toque moderno. Charlie le dio un beso en la mejilla a Adam y lo llevó en vista de un pequeño tour por la casa. Adam solo se limitó a observar, asintiendo ante la respuesta de Charlie, quien seguía con una penetrante mirada sobre su ser.

Mientras Adam observaba el lugar, se dio cuenta de que la casa estaba incomunicada con el resto de la sociedad; no había antenas ni cables, nada que tuviera que ver con la tecnología moderna. Charlie sonrió a Adam y lo abrazó con mucha pasión mientras susurraba en su oído lo mucho que lo amaba. Adam, todavía encadenado, empezó a debatirse consigo mismo sobre lo que debía hacer ahora. La situación era angustiante y escalofriante; cada susurro que emitía Charlie hacía que se le pararan los pelos.

"Calmate, cariño, y acostúmbrate a tu nueva vida aquí. Solo me tienes a mí, tu gran amor. Aquí nadie podrá separarnos. ¡JAJAJA! Eres solo mío y estamos destinados a estar juntos y nadie podrá cambiarlo."

"Perdiste la cabeza, ¿acaso crees que esta es la manera de vivir? Me prometiste que cambiarías. Nunca debí haber confiado en ti."

"Shhh", dijo Charlie, poniendo uno de sus dedos sobre la boca de Adam, invitándolo a guardar silencio. "Cálmate, mi amor. Te prometí que cambiaría y lo haré a mi manera, manteniéndote seguro de cualquier zorra que se te acerque. Este es nuestro refugio, donde viviremos por siempre. Así que acostúmbrate. Aquí tenemos comida y agua, y lo mejor de todo es que me tienes a mí, solo a mí. Jajaja."

"Mira en lo que te has convertido. Esa no es la Charlie que yo conocí."

"Oh, cariño, soy la misma. Y aunque no lo creas, he planeado esto hace mucho tiempo y no pienso abandonar mi plan por nada del mundo. Después de todo, soy tu querida esposa y tú eres mi lindo marido. ¿Acaso no lo puedes entender? Aquí seremos felices sin estorbos ni molestias, pues lo único que estará vigente es nuestro gran amor. En esta casa tendremos a nuestros futuros hijos y seremos la familia que tanto hemos anhelado."

"¡Déjame ir, perra! Yo nunca me arrodillaré ante nadie, y menos por ti. No me importa que seas mi esposa, no quedaré encerrado aquí como un animal."

"¡JAJAJA! Oh, mi amor, ¿por qué no puedes entenderlo? Nuestro destino es estar juntos y haré lo que sea necesario para que esto suceda, porque te amo, Adam. Te amo más de lo que puedes imaginar. Pero si quieres jugar al juego del chico malo, también puedo jugar contigo, mi amor."